Ante la nieve y las bajas temperaturas que se están dando estos días, propias de esta estación, el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) recomienda extremar la precaución en la carretera y usar el coche solo cuando sea estrictamente necesario si se va a circular por carreteras en malas condiciones.
Y, si no queda más remedio que salir a la carretera, estas son algunas de las precauciones que hay que tener.
Antes de iniciar el trayecto
- Comprobar que el vehículo se encuentra en condiciones óptimas: cristales, luces, escobillas, nivel del aceite y del líquido anticongelante, frenos, amortiguadores y dirección. Especialmente importante es prestar atención a los neumáticos: hay que asegurarse de que el dibujo tiene una profundidad de al menos tres milímetros y que la presión se ajusta a las indicaciones del fabricante.
- Revisar el estado de la batería. Su vida útil suele ser de cuatro años, pero el frío y la humedad la afectan especialmente. En invierno las averías de este elemento se incrementan un tres por ciento con respecto al verano.
-Estar preparado para una posible avería. Una linterna, unos guantes, un chaleco reflectante y los triángulos serán de gran ayuda si eso sucede. También es conveniente iniciar el viaje con el depósito lleno para que la calefacción funcione durante más tiempo en caso de que el vehículo se quede inmovilizado. Pero, por si acaso, también es conveniente llevar una manta.
- Programar el GPS antes de salir y consultar el estado de las carreteras. En este sentido, el RACC puede ser de gran ayuda, puesto que cuenta con una aplicación tanto para iPhone como para Android llamada ‘RACC Infotransit’ que te puedes descargar aquí. Si se observa que las condiciones son muy adversas, es preferible quedarse en casa.
Durante el trayecto
- Incrementar la distancia de seguridad. Hay que tener en cuenta que circulando con el firme húmedo a 60 km/h un vehículo necesita, de media, 88 metros para detenerse.
- Conducir con suavidad y evitar maniobras bruscas. Conducir con marchas largas en la medida de lo posible y no acelerar ni frenar bruscamente. La forma de frenar debe ser distinta que en condiciones climáticas óptimas: primero hay que reducir la marcha y, a continuación, pisar el pedal del freno suavemente.
- Seguir el trazado dibujado por los vehículos que han transitado antes que nosotros. Ello ayuda a reconocer más fácilmente el recorrido y las maniobras que han hecho otros. Aunque en las marcas más antiguas puede haberse formando hielo, la nieve acumulada en sus márgenes ayuda a dirigir los neumáticos del vehículo.
- Regular el uso que hacemos de la tecnología. Los smartphones nos pueden ayudar a comunicarnos en caso de avería o accidente, o a obtener información útil para nuestro desplazamiento, pero también son una fuente de distracciones. Llévalo con la batería llena, no la desperdicies y evita distraerte mirándolo.
- Pon las cadenas. Solo deben colocarse sobre nieve, nunca sobre asfalto seco. Con ellas puestas, circula con precaución y evita superar los 40 km/h. Antes de usarlas debes asegurarte de que se adaptan a la medida de los neumáticos.
Con el coche ya estacionado
- No fuerces demasiado el freno de estacionamiento. Si lo tensas demasiado, podría congelarse. También es recomendable dejar una marcha engranada.
- Levanta los limpiaparabrisas para evitar que el caucho de las escobillas se pegue al cristal. Si al volver al coche hay hielo en el parabrisas, es recomendable activar la calefacción con el aire para desempañar el cristal o usar un espray descongelante. Aplicar agua caliente podría provocar que se quebrara el vidrio.
- Quitar las cadenas. Debe hacerse en cuanto se abandone el tramo nevado. Estaciona el vehículo en el margen de la vía para no dificultar el paso de otros vehículos. Antes de guardar las cadenas, es conveniente limpiarlas y secarlas completamente.
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