Este estudio también desvela que más del 90 por ciento de los conductores desconoce que los neumáticos tienen caducidad y los que lo sabían fueron incapaces de localizar el código que ofrece la información sobre la fecha de fabricación.
El Centro de Desarrollo e Innovación de Confortauto advierte, de acuerdo con los resultados de la investigación, que la antigüedad de los neumáticos también puede afectar a la seguridad en carretera, además de los factores de desgaste, correcta alienación y presión de inflado.
Recuerda este Centro que los neumáticos, en materia de caducidad, han de empezar a ser revisados a partir de los cinco años de uso, y asegura que este es un factor importante, porque, según el estudio, el 45 por ciento de los neumáticos que circula por las carreteras tiene más de 5 años de vida.
Un neumático, aclara el Centro, no tiene una fecha de caducidad establecida, ya que depende de su situación, porque no es lo mismo que una rueda esté almacenada en un lugar seco, cubierto y en posición vertical, que expuesta a elementos como el sol, la lluvia o el salitre.
Estas condiciones merman sus principales características, como la elasticidad y, por consecuencia, su agarre a la carretera, según los especialistas del Centro.
Por ello, los investigadores recomiendan no alargar la vida del neumático más de cinco años montado en el vehículo y establece como fecha límite de seguridad los diez años.
El conductor suele guiarse por la profundidad del mismo, ignorando que el neumático tiene una serie de compuestos que se degradan no sólo por su uso sino también por otras circunstancias.
Parece 'sano' pero no lo está
Las consecuencias de tener un neumático montado durante años, aunque mantenga una profundidad del dibujo superior al límite legal, pueden ser varias y la más llamativa a los ojos del usuario es el agrietamiento del flanco.
La consecuencia no es sólo estética, sino que significa que el neumático está cristalizado, por lo que ha perdido la adherencia, y se nota mucho en la dureza exagerada de la banda de rodadura.
A la hora de frenar, el vehículo no se detendrá con la regularidad con que lo hace con una goma en buen estado. El neumático puede estar agrietado y la profundidad del surco puede ser buena induciendo a una valoración errónea al conductor.