MAYORÍA ABSOLUTA PARA LA ÚNICA CANDIDATURA PRESENTADA
Los 104 delegados asistentes a la Asamblea General de la CETM del pasado 11 de marzo eligieron por 97 votos a favor, dos votos en blanco y cinco abstenciones, la única candidatura presentada para la elección de nuevo presidente.
Marcos Montero, ya como presidente electo, pidió el apoyo público para sus dos primeras medidas como máximo responsable de la CETM; primero, la designación de Ovidio de la Roza, presidente de CONETRANS, como Vicepresidente primero y a Emilio Ortiz, presidente de AETC, como Vicepresidente segundo y, en segundo lugar, la incorporación al Consejo Ejecutivo de CETM de cuatro persona más que sean “de reconocido prestigio en el sector"; aunque no especificó la identidad de estas cuatro personas.
También señaló a los asistentes que la confederación “por si a alguien le caben dudas, está compuesto por grandes y pequeños transportistas y cabemos todos; el que se margine, lo hará de forma voluntaria". Asimismo, adelantó varios puntos que configuran su estrategia para los próximos años.
En primer lugar destacó la necesidad de mejorar y modernizar la imagen corporativa de la Confederación, para lo que se creará un departamento específico que estará a las órdenes de la secretaría técnica.
También señaló como necesario la realización de una campaña de afiliación y un refuerzo de la relación entre las distintas organizaciones de la Confederación; así como la potenciación de la delegación permanente que tiene en Bruselas.
La aceleración de la puesta en marcha de la sociedad de prestación de servicios de la CETM, el reforzamiento de los centros de formación, la ampliación de los contactos entre los sindicatos y las empresas y la profundización de las relaciones entre la Confederación y la Administración, también formaron parte de las líneas programáticas de Marcos Montero, aunque fueran asuntos ya iniciados por la anterior directiva.
Por último, una de las líneas de actuación para los próximos años que más importancia dio el nuevo presidente de la CETM fue la de recuperar el protagonismo perdido en el seno de la CEOE, asumiendo las vocalías que fueran necesarias para que el transporte “cumpla su papel dentro de la sociedad" ya sea en el terreno económico, social o de cualquier otro orden.