Esta generación del Porsche 911 GT3 es más civilizada y menos exclusiva que en las anteriores sobre los 996 y 997. Antes, un GT3 era algo muy diferente y se notaba un salto más alto dentro de la escala de versiones. No era simplemente un Porsche 911 con un alerón más grande, lo que siempre ha caracterizado estéticamente a esta versión. Sin embargo ahora el GT3 es el siguiente paso tras el GTS, y no es mucho más. Quizás haya sido por la incorporación del cambio de doble embrague, una solución muy efectiva pero de carácter más popular. También el motor es más descafeinado. Ahora el bóxer de 6 cilindros responde al código 9A1 y es el mismo que montan los 911 Carrera. Se puede decir que es una evolución del Carrera S, por eso ya no nos llama tanto más la atención. Desde luego que es una maravilla y que sube de vueltas hasta las 9.000 rpm, lo cual resulta excitante, pero no aporta ese plus de que estamos ante algo diferente. Máxime con el cambio de doble embrague que hace de la conducción una tarea al alcance de todos. Sin duda se ha democratizado la conducción del GT3, cuando antes era algo más auténtico. Por ello ahora mismo un GTS no es mucho menos excitante que el GT3. Casi diría que es más recomendable.
Respecto al citado GTS, el Porsche 911 GT3 ofrece 45 CV más a base de subir 1.000 rpm el régimen máximo. Desde luego es una gozada llevarlo hasta el corte en las 9.000 rpm, ya que estamos perdiendo esta costumbre con tantos motores turbo que suben como balas desde muy bajo régimen pero cortan muy pronto. Porque no hay que olvidar que estamos ante el último atmosférico de la familia 911, con permiso del R que acaba de salir y iene un carácter casi de coleccionista.
Aunque hay que reconocer que han trabajado sobre el cambio PDK para hacerlo lo más deportivo posible. Se ha reducido un poco el peso (2 kg) y las relaciones de las 7 marchas son muy cortas. De hecho, se alcanza la velocidad máxima en 7ª y casi en el corte. Y esto culmina con un comportamiento en circuito de primera. Quizás hay que criticar que subvirase más de la cuenta y no se notase tanto el efecto de la dirección del tren trasero. Esa solución ya la disfrutamos con el Porsche 911 Turbo y resultó ser una maravilla. Con el GT3 no ha resultado tan efectiva.
Aunque hay que reconocer que este Porsche 911 GT3 es un propulsión trasera muy noble y efectivo. El diferencial autoblocante permite una motricidad excelente, sobre todo con los neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2. Gracias a ellos me permití el lujo de dar más de 6 ó 7 vueltas seguidas sin que desfallecieran en ningún momento.
Lo que no se agotan tampoco son los frenos. Nuestra unidad llevaba los de acero normales y son más que suficientes por la potencia y el aguante. Los cerámicos son demasiado caros para el resultado final. Lo que sí puedes motar es el paquete Club Sport donde te montan la jaula de seguridad en la parte trasera y convierte tu 911 en un biplaza diferente. Los asientos baquets son una maravilla aunque no permiten entrar y salir tan fácil como en otros 911, ya que además es 11 mm más bajo. Para solucionar los problemas de pegar con el morro en algún badén o bordillo, se puede levantar pulsando un botón. Aunque hay otros botones más excitantes, como el de la potenciación del sonido de escape o el de endurecer la suspensión. De todas formas, como hemos venido diciendo de este Porsche 911 GT3, la civilización también le ha llegado a la amortiguación que ahora es más confortable que en anteriores generaciones. En fin, que quizás no sea tan excepcional como los GT3 de las series 996 y 997, pero hay que reconocer que me sigue entusiasmando.
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