Más allá de su precio (ver aquí precio y detalles específicos para España del Dacia Duster 2018), que sin duda seguirá siendo uno de los grandes atractivos de este SUV habida cuenta de la mínima escalada que se produce en esta generación, el nuevo Dacia Duster 2018 se carga de argumentos para ocupar su lugar en el top cinco de ventas. Por si sola, la mejora de equipamiento de serie introducida en todas las versiones con las nuevas denominaciones (Access, Essentia, Comfort y Prestige), ya puede ser de peso. También por la inclusión de nuevos elementos como el control de vehículos en el ángulo muerto o las cuatro cámaras que permiten una visión, una a una, perimetral del entorno del coche. Pero, sobre todo, el acierto fundamental de Dacia con esta tercera edición estriba en las mejoras realizadas en aspectos que inciden tanto en la vida a bordo como el confort.
Dacia Duster 2018, más cómodo
Resulta fácil percibir en el Dacia Duster 2018 que los asientos delanteros son más confortables de lo que eran. Empezando porque son de mayor tamaño, envuelven más el cuerpo y tienen un mullido más firme. Incluso esto último lo es un poco más en las versiones que tienen tapicería de cuero en lugar de la de tela.
El conductor agradecerá aún más que la incorporación de la regulación de apoyo lumbar, la de un sistema de regulación de altura de banqueta realmente homologable con el de coches modernos y que ya no exige, para manejarse sin esfuerzo, tener que hacerlo desde el exterior. Está disponible de serie desde el nivel Comfort, el tercero de los cuatro del Dacia Duster.
Se gana calidad percibida con la disposición y tacto de los pulsadores situados por encima de los mandos de la climatización y que dan servicio a la activación y desactivación del nuevo sistema de descenso de pendientes, el de ajustes Eco, los sensores de aparcamiento o da paso a las imágenes recogidas por las distintas cámaras, entre otras. También con los propios del climatizador, que cuenta con un control automático de la temperatura y visualización digital de ésta: es una opción de los Duster Comfort y de serie en los Prestige.
El arranque o la parada del motor puede ser por botón y, como ya llevan utilizando muchos Renault desde tiempo atrás, el acceso puede ser de tipo manos libres con tarjeta.
También el volante, con su aro de nuevo tapizado y en los radios el control por voz o las teclas para la regulación del control de velocidad o del nuevo limitador, recibe un ajuste más: el de profundidad. Como el de altura con el que ya contaba, con sus cuatro centímetros de regulación gana la ergonomía del puesto de conducción; del mismo modo que con la situación de la pantalla de multimedia 7 cm más elevada que antes; y por mucho que aún no vendría mal que lo estuviese más. La orientación hacia el conductor también mejora la visión de las funciones del teléfono, navegación, equipo de sonido, configuraciones, de las nuevas indicaciones off-road o las imágenes recogidas por las cámaras. Esta pantalla está disponible de serie en la nueva versión tope de gama, la Prestige o de que se incorpore como opción desde el segundo escalón, el Essential.
Aunque en el habitáculo no se emplean otros plásticos que no sean duros, su acabado y afloramientos pasa el examen con nota. Su ajuste es tan sólido que no se producen vibraciones audibles cuando se abandona el asfalto. De hecho, otros aspectos de clara optimización en el Dacia Duster están tanto en la mayor rigidez que reduce la aparición de cualquier tipo de ruidos, como en la mayor presencia de materiales insonorizantes repartida alrededor del habitáculo. Los cristales son ahora también más gruesos. Es muy meritorio el resultado combinado de esas medidas porque crece claramente el confort y los motores, por ejemplo, pasan mucho más desapercibidos tanto por vibraciones como por su volumen. El ruido aerodinámico ha disminuido.
Con todo, el entorno del conductor aún conserva elementos que dan pie a pensar en el duro trabajo que Dacia hace en torno a los costes y de que, no cabe lugar a dudas, redunda en los precios. Se encuentra esa percepción en pequeños detalles como un mando mecánico para la regulación de los faros que podría haber estado en los Renault de hace generaciones; los espejos de cortesía de los parasoles que carecen de luces e, incluso el del acompañante, de tapa; los asideros del techo, de los que sólo hay tres, que no son retráctiles y con amortiguadores de silicona o el cuentarrevoluciones, que es igual para todas las versiones con motores de gasolina o Diesel. La intrumentación, no obstante, es de nuevo diseño, incluyendo un nuevo ordenador de viaje que está disponible en toda la gama.
En el Dacia Duster sólo el elevalunas eléctrico del conductor es impulsional de subida y bajada. Y eso sólo ocurre en los dos niveles más altos. Eso sí, al menos en todas las versiones los dos de las puertas delanteros son eléctricos de serie.
Al equipamiento de seguridad pasiva se suman los airbags de cortina o los pretensores pirotécnicos en todos los cinturones. Los delaneros, en contra de lo habitual, sin regulación en altura. También el refuerzo de los largueros y travesaños de la zona frontal. El Dacia Duster, en el último análisis EuroNcap logra tres estrellas, una valoración sobre todo condicionada por las ayudas electrónicas a la conducción.
En el habitáculo el espacio, generoso, es parecido al que encontrábamos en los anteriores Duster: se mantiene la altura y los nuevos paneles de las puertas apenas restan un par de centímetros. A cambio, tienen un mejor mullido para los codos y una bolsa inferior más capaz de la que tenían.
Algo mayor es el retroceso en el espacio disponible para las piernas atrás: esta reducción es efecto directo de los nuevos asientos delanteros mucho más cómodos, pero también más voluminosos. Por su parte, los traseros son idénticos a con los que ya contaba el Duster y con semejante mullido, aunque en sus respaldos los tres reposacabezas son ahora de tipo coma (antes sólo lo era el central). De este modo interfieren mucho menos a la visibilidad por el retrovisor central cuando están retraidos, al margen de que el cristal del portón sea ligeramente más pequeño de lo que lo era. Ahora, también hay bolsas rígidas en las puertas traseras, cuyos cristales descienden muchísimo más que antes: sólo no lo hacen 3 cm de los casi 40 que tienen a lo alto.
El portón abre generosamente. Deja un hueco libre de 0,74 m2 y con los 190 cm a los que quedan la cerradura (lo mismo a lo que quedan los dos huecos en el guarnecido para asirlo) no debe molestar a la mayoría de usuarios cuando hay que transitar debajo de él. El maletero, de formas cubicas, es muy capaz: por su anchura (en la parte más estrecha, superior a un metro) y profundidad (a ras del suelo, 97,5 cm). También por la altura (55 cm), pues la rueda de repuesto, que se tiene si se paga como opción, sigue colgada en el exterior del coche. Este espacio de carga tiene luz y, de cara a hacerlo práctico, cuatro ganchos en el suelo, dos para colgar bolsas y, en el soporte de la enorme bandeja ocultaequipajes, una toma de 12 voltios.
Además, los asientos traseros pueden abatirse para ampliarlo en dos proporciones asimétricas en los dos niveles más altos. Como sólo articulan los respaldos y las banquetas no lo hacen, aquellos no quedan enrrasados con el suelo del maletero ni tienen ninguna pieza que lime la diferencia de altura, por mucho que sea más bien pequeña.
Dacia Duster 2018, carrocería nueva
Si hay pocas piezas trasladables del anterior Dacia Duster a éste del interior, ninguna lo es de la carrocería: incluso los retrovisores, más grandes ahora, cambian. Todas las piezas estampadas en chapa, plástico o cristal son nuevas. Con el rediseño de este SUV de 4,34 m de largo se ha conseguido dar a este SUV una aspecto más ancho y robusto. Ayudan a lo primero el aumento del tamaño de la calandra, los faros que se extienden también más hacia las aletas, los pilotos casi cuadrados o los hombros más marcados. A lo segundo, también la mayor superficie de chapa en las puertas o el capó más horizontal. Por cierto, éste con un doble amortiguador que para si quisiera coches que cuestan mucho más del doble que el Duster y hace inane la varilla que lo sostenga cuando está abierto.
En el aspecto dinámico, y con la plataforma inalterada del Dacia Duster desde su lanzamiento, esta tercera generacion tiene como principal mejora la nueva servodirección. Es de tipo eléctrico y reduce sensiblemente el esfuerzo para girar el volante en maniobras. También reduce la asistencia con la velocidad, de modo que aporta un buen tacto en carretera.
El ajuste de la amortiguación, más blando que firme, sigue siendo exactamente igual que antes en todas las versiones, toda vez que el mínimo incremento de peso no ha hecho necesario cambio alguno, a criterio de los ingenieros de Dacia. Resulta así el Duster un SUV cómodo, incluso en caminos, aunque también con un balanceo o cabeceo algo mayor al de otros de tamaño parecido; con todo, movimientos nada exagerados. Sus llantas más pequeñas son de 16”, de las que hay tanto modelos de chapa de acero como de aleación. Así mismo tiene de 17” en el nivel Prestige, en este caso del segundo tipo.
Entre los asistentes para la conducción off-road de las versiones 4WD están el Hill Descent Control, que tiene la curiosa particularidad de que una vez que se activa, funciona en primera, segunda y en punto muerto. Su trabajo es reducir automáticamente la velocidad en las bajadas pronunciadas y, para modificar la rapidez con la que se desciende, hay que pisar el acelerador. También cuenta con el Hill Start Assist que, durante dos segundos, mantiene el coche frenado para poder trasladar cómodamente el pie derecho del freno al acelerador sin que el Duster recule.
Dacia Duster 2018 , motores y transmisiones
En cuanto a motores y su combinación con cajas de cambios y tracción delantera o total, nada cambia respecto a la gama española conocida del modelo lanzado en 2014. En gasolina se mantiene el modesto cuatro cilindros atmosférico de 1,6 litros y 115 CV y el más espléndido 1.2 TCe de 125 CV, con mucha pegada desde muy bajo régimen pues responde a poco más de 1.000 rpm y, consecuentemente, elástico. Manejando el cambio puede hace del liviano Dacia Duster (1.200 kg declarados con este motor) un SUV ágil. Aunque en otros países sí las hay, incluso con los dos motores, para España no se contemplan versiones de gasolina 4x4.
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Además, del 1.6 SCe se pondrá a la venta una version de GLP con 115 km de autonomía de usar este gas, aunque mantiene el depósito de gasolina con la capacidad del resto de Duster: 50 litros.
En Diesel, la oferta se concentra en torno al 1.5 dCi. Por un lado, en versión de 90 CV, tracción delantera y cambio manual (como todos los del Duster, salvo los del SCe, de seis marchas); por otro, con la variante de 110 CV que se puede combinar tanto con tracción delantera y caja manual, como con la automática EDC. El primero de los dos cambios es el de la versión de tracción total: si no hay combinación con la automática de doble embrague y este dCi es porque Dacia no puede permitirse los costes de desarrollo de ese cóctel con el que no cuenta ningún otro modelo de la Alianza Renault-Nissan. Esos costes son la respuesta a los habituales “¿por qué no…” cuando se trata de Dacia.
Este motor Diesel de 110 CV aporta mucho desahogo y bajo consumo pues en el recorrido realizado gastamos 5,6 l/100 km. La diferencia de prestación con el de gasolina más potente es notable, y con el cambio EDC introduce un extra de facilidad en la conducción a valorar. Admite el uso manual mediante el mando secuencial.
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