Los coches con los nombres más raros

Los japoneses se llevan el ‘oro’ cuando se trata de poner nombres que suenan muy mal en castellano. Laputa, Pajero, Moco y Marica son algunas de las denominaciones más desafortunadas del parque automovilístico a nivel mundial. Nombres que nunca funcionarían en nuestro país. ¿Conoces alguno más?

Rubén Leal. Twitter: @Rubenleal_motor

Los coches con los nombres más raros
Los coches con los nombres más raros

Mazda Laputa

Mazda Laputa

Un ‘kei-car’ japonés –como no- se lleva la palma y el premio al nombre más inoportuno de todos los que han invadido el mercado internacional. La risas y el mal gusto se unen cuando una persona que hable castellano se da cuenta del nombre que tomó semejante modelo. Hay dos cosas a destacar: que no salió de Japón y que en 2006 dejó de fabricarse.

 

Lancia Marica

Lancia Marica

A finales de los 60’ nacía este modelo montado sobre la mecánica del Flaminia 2.8 3C y que, por supuesto, recibió un nombre nada oportuno para un coche. En España molestaría a más de un colectivo.

 

Ford Corrida

Ford Corrida

Un prototipo de Ford de mediados de los 70’ recibió una denominación que no hay ‘por donde cogerla’. Lo mires por donde lo mires es imposible pensar algo agradable al mencionar el nombre del modelo. Menos mal que fue un prototipo y que, en todo caso, no habría llegado con ese apellido a nuestro mercado.

 

Kia Borrego

Hasta 2011 estuvo comercializando la marca surcoreana este todoterreno en el mercado norteamericano. Evidentemente, allí no tiene el nombre de un animal de granja, aunque para los hispanohablantes suena tan mal como el que se le otorgó al concepto de este mismo modelo antes de que se pusiera a la venta: Kia Mesa.

 

Nissan Moco

Nissan Moco

Con un color verde de los que no perdonan a la mente se presenta este ‘kei-car’ japonés, que estrenó su última generación en 2011. No llegó a España, ni siquiera con el nombre cambiado. Dudamos que pudiera funcionar un coche así y con esa referencia menos aún. Nadie quiere ser el ‘hazmereír’ de sus vecinos.

 

Mitsubishi Pajero

Mitsubishi Pajero

Con este desafortunado nombre –en castellano- se conoce al que en nuestro mercado se denomina como Mitsubishi Montero. Y no dudarían ni un momento en cambiarle el nombre, ya que en Japón, Pajero hace referencia a un felino pero para los que hablan castellano no hay ni que decir lo que significa...Aún sigue a la venta. 

 

Toyota Premio

Toyota Premio

Se trata de un coche con carrocería sedán de sobradas dimensiones exteriores e interiores para adaptarse a los gustos de su clientela, los japoneses. No tiene un nombre de mal gusto como en el caso de otros de sus compatriotas del mercado nipón, aunque desde luego no es precisamente un acertado ni vendible modelo para España. Sigue a la venta desde su llegada en 2001.

 

Lamborghini Embolado

Lamborghini Embolado

Normalmente la marca no tiene problemas cuando pone el nombre de toros a sus modelos. El que no sería demasiado afortunado en España sería el de ‘Embolado’, que puede relacionarse con la denominación que toman los morlacos con antorchas prendidas con fuego en sus cuernos y que no siempre tienen demasiada buena fama, sobre todo entre los colectivos de defensa de los animales. Como sea, estamos hablando de un diseño que un estudiante realizó en 2007 como posible sustituto del Gallardo y que nunca salió hacia adelante. El Huracán ha sido el digno sustituto del superdeportivo.

 

Hyundai Portico

Hyundai Portico

 

Se trata de un prototipo de la marca surcoreana que fue exhibido en 2005 en el Salón del Automóvil de Chicago y que se presenta con un aspecto muy futurista, sin pilar central y con un amplio habitáculo para sus cuatro ocupantes.

 

Toyota Granvia

Toyota Granvia

Este gran monovolumen llegó al mercado en 1995 e incluso se vendió con tal nombre en Europa. En Japón sigue siendo una compra bastante habitual, por sus dimensiones y como vehículo para transportes –capacidad para seis o siete ocupantes-. En España, se puede encontrar de segunda mano, aunque su estética se ha quedado muy anticuada y la moda cambiante de este tipo de segmento lo han dejado ‘fuera de combate’. El nombre igual se lo puso algún ingeniero que hizo turismo en nuestro país y se enamoró de la famosa calle madrileña.