Como era de prever tras el abandono de Mads Ostberg antes del segundo tramo del bucle matinal, la sección de la tarde arrancaba con las hostilidades prácticamente extinguidas en el Rallye de México, dado que la ventaja de Ogier en el liderato, ampliamente superior al minuto, no conducía a otra cosa más que a que Hirvonen diera por buena una segunda plaza que, sumada a la cuarta de Dani Sordo, podía ser suficiente para que Citroën diera un nuevo impulso a su liderato en el apartado de Marcas, dado que de cara a la victoria ya nadie podía discutirle nada al piloto de Volkswagen.
De ese modo, en el la segunda pasada por Ibarrilla, Sébastien Ogier y Jari-Matti Latvala escenificaban a la perfección un doblete que ilustraba a la perfección lo que estaba ocurriendo en todo el rallye. El Volkswagen Polo es la última incorporación a la generación de World Rallye Cars actuales y todo el trabajo efectuado en largos e intensos meses de pruebas tenía que tener estas consecuencias. La ecuación recursos (VW) conocimientos (personal técnico cualificado) experiencia (Carlos Sainz) va camino de resultar muy difícil de superar para Citroën este año. Imposible no, pero sí muy difícil. Porque sumando la aportación de dos grandes pilotos, sobre todo la de un Sébastien Ogier hoy por hoy imbatible, dan ganas de echarse a temblar…
Mikko Hirvonen volvía a darlo todo en la primera especial de la tarde con precaución, pero con la intención de que Ogier no disfrutara de más comodidades y tuviera que seguir corriendo. Pero se quedaba a 13” del scratch del de Volkswagen, mientras que Dani Sordo seguía sin encontrarse a gusto en una de las superficies que menos le gustan de todo el campeonato y firmaba otro discreto crono: sexto, a 26,3 de Ogier, por detrás de Atkinson y Novikov y justo delante del piloto que le precedía en la tabla, Neuville, centrado en controlar al español y no asumir más riesgos, para no repetir un percance como el que en el segundo tramo de la mañana le había llevado a dañar la dirección asistida de su coche. La primera carrera de tierra con el Citroën DS3 WRC no le estaba dejando un gran sabor de boca al cántabro, que recordaba mejores sensaciones (y cronos) aquí con el C4 WRC. Pero su falta de acoplamiento al coche, posiblemente más “vivo” que su antecesor, no eran la mejor compañía en un terreno muy resbaladizo y lleno de grava, donde el español peor se siente, posiblemente, junto a la nieve. Aun así, los retoques en los diferenciales y la suspensión trasera en la asistencia de mitad de día habían puesto una nueva chispa a su tono de voz…
Cuando todo el mundo dormitaba a la espera de un nuevo recital de Ogier en la segunda pasada por el largo tramo de Otates, saltaban todas las alarmas. El galo completaba una primera parte de la especial donde bajaba los mejores registros parciales del scratch provisional, de Latvala, pero a poco de la meta se encontraba con que una de las cercas del camino estaba cerrada a su paso. Tuvo que detenerse para que Julien Ingrassia, su copiloto, abriera la puerta y pudieran continuar. Ingrassia lo contaba perplejo al llegar a la asistencia de final de la etapa: “estaba mirando a las notas para cantar la siguiente curva y me extrañó que frenáramos en una zona recta. Pensé que me había perdido o que había cantado mal la nota anterior y Seb dudaba. Pero rápidamente, al levantar la vista, me encontré las puertas cerradas. Estaban atadas con un alambre que daba varias vueltas y, además, se abrían en el sentido opuesto a nuestra marcha, por lo que empujar con el coche no habría sido buena idea. Me bajé rápido, con las notas en la mano y solté el alambre y abrí. Menos mal que se veía bien y estaba en una zona lenta, porque podía haber sido grave…” Al final del tramo, se dejaban 31,1 segundos. Y contentos, por lo que pudo pasar…
Como las sorpresas a veces no vienen solas, Mikko Hirvonen se presentaba en la meta del tramo tras rodar 15 km pinchado. El finlandés declaraba en la meta no haber tocado nada, pero llegaba rodando sobre la llanta con la rueda trasera izquierda desintegrada. Ello le hacía perder dos minutos, con lo que Neuville se colocaba a solo 7 detrás, cobrando la carrera un interés inusitado en la lucha por el segundo puesto. Sordo, algo más confiado con su coche, firmaba el tercer mejor registro en esta ocasión, a 25,4 segundos del scratch de Latvala y a 10” de Neuville. El belga olvidaba encender la ventilación forzada del Fiesta WRC en el arranque del tramo y el motor se sobrecalentaba ligeramente, aunque al ver un testigo se daba cuenta y la cosa no pasaba a mayores.
Sébastien Ogier ganaba, cómo no, las dos pasadas por la Superespecial de León, que no aportaba grandes novedades al devenir del rallye.
En la entrada a la asistencia, así resumía Dani Sordo la sección de la tarde:
Benito Guerra y Borja Rozada concluían la jornada en la octava posición de la general y satisfechos con la progresión que estaban haciendo con el Citroën DS3 WRC.
Para Borja Rozada, este era el resumen de la tarde:
Por último, Ricardo Triviño y Alex Haro eran, junto al peruano Nicolás Fuchs, los dos únicos participantes en la división de Producción de WRC2 supervivientes. Tras un día plagado de problemas, Alex Haro resumía así su “periplo” en la sección de la tarde:
La tercera y última etapa del Rallye de México arranca mañana a las 8:00 hora local, 15:00 en España. Arrancará con el temible tramo de Guanajuatito, de 54,85 km, tras el que se disputarán el Power Stage, Derramadero (21,14 km) y una nueva pasada por la Superespecial de León. Pasado el mediodía hora local, 19:00 en España, conoceremos el desenlace del rallye.
Clasificación después de 20 tramos:
1º S. Ogier-J. Ingrassia (Volkswagen Polo WRC), 2:47:14.1. 2º M. Hirvonen-J. Lehtinen (Citroën DS3 WRC), a 1:08.4. 3º T. Neuville-N. Gilsoul (Ford Fiesta WRC), a 2:44.7. 4º D. Sordo-C. Del Barrio, a 2:40.1. 5º Al-Attiyah-Bernacchini (Ford Fiesta WRC), a 5:01.7.