Mismos mimbres que Audi A3 y VWGolf, así que en el Seat León también hay mucha evolución industrial, con los matices que cada marca quiere y puede imprimir a cada modelo y las diferencias que debe haber entre tres coches que buscan clientes con criterios de compra desiguales. Y el de Seat apunta al epicentro del segmento, donde el coche más equilibrado y completo gana la partida. A valorar, economía de adquisición, consumo y mantenimiento, amplitud interior, rendimiento mecánico, equipamiento, seguridad, comportamiento… Y a priori, el Seat León parece tener buen cómputo global.
Conducidas las versiones con especificaciones FR, el coche español deja claro que el cliente que siga aspirando a un compacto deportivo va a seguir teniendo las espaldas bien cubiertas, aunque la versión en la que nos centramos tiene una misión aún más difícil: el exigente cliente 'de batalla', al que sólo le vale el coche que más le ofrezca para cubrir un amplio espectro de necesidades.
Sencillo pero eficaz
Como seguro que sabes, estamos ante el León más "sencillo"... Para esta plataforma MQB hay dos posibles trenes traseros y hasta que en el Seat León no llegas a los 184 CV no consigues la suspensión "pata negra" de tipo multibrazo. Pero no temas. Quien pretenda meter el dedo en la llaga puede empezar a buscar otros argumentos porque no es en precisión de conducción donde a los León con eje trasero torsional puedas pillar, porque Seat ha sacado petróleo de esta configuración empleándose en su puesta a punto. Difícil encontrar debilidades, al menos con el coche vacío o a media carga y la conducción tan normal y racional a la que se presta este ahorrador Seat León 1.6 TDi. Y aún dispuesto a llevarlo a extremos, sigo encontrándome con un monolítico eje trasero muy bien gobernado hasta cuando el agarre de las ruedas no dan más de sí gracias a una exquisita electrónica. Asegurada la eficacia, también la seguridad. El 95 por ciento de los kilómetros que he hecho han sido bajo lluvia y la seguridad que me ha transmitido el León ha sido total y absoluta, destacando nuevamente en esas condiciones, en la que siempre acabas encontrando situaciones embarazosas, el buen papel que ha firmado su electrónica.
Pero también el confort. La rueda empleada, en dimensiones y especificaciones de goma, dibuja un acolchado balón que colabora positivamente en la capacidad de filtrado del vehículo sin necesidad de imponer una amortiguación excesivamente blanda, de modo que el chasis de este León es un verdadero regalo porque a la comodidad que ofrece suma, sobre todo, nobleza y facilidad de conducción que es lo que yo fundamentalmente exigiría a un coche de su perfil.
Destacable también el tacto de dirección, mandos, confort de asientos –para mi gusto, algo estrechos-, visibilidad y ergonomía en general, haciendo que la conducción también sea sumamente agradable en todos los sentidos. Tan sólo me he encontrado algo incómodo con esta caja de cambios de cinco marchas de pasillo demasiado ancho entre tercera y quinta, errando en ocasiones al pasar de las pares a las impares, lo cual me obligaba a trazar la H más abierta y lenta de lo que hubiera deseado. O con el flujo de aire que canaliza hacia el interior es espejo retrovisor cuando circulas con la ventanilla medio bajada.
Motor, en plena forma
No esperaba sorpresas. Y no las ha habido en el sentido en el que corre lo que tiene que correr para su potencia y gasta lo mínimo, pero como a todos los turbodiésel, le he notado algo menos elástico que antes, puede, tal vez, que por restricciones medioambientales: acelerando desde bajas vueltas en segunda o tercera marcha notas que podría darte más aceleración, tal vez limitando inyección y soplado de sobrealimentación al límite de humo/emisiones. Pero sigue siendo resolutivo en carretera a golpe de acelerador, ofreciendo un amplísimo rango útil de funcionamiento y un cómodo crucero bien por debajo de 2.000 rpm para devorar carretera secundaria sin verse obligado a estar pendiente del cambio, bien ligeramente por encima para rodar a ritmo de autopista.
Tan acostumbrado nos tiene el Seat León a cifras por debajo de 5 litros en carretera que los 4,7 l/100 km que ha logrado puede no reflejar evolución en ese sentido, pero lo ratifica el gasto en ciudad, donde contribuye el bajo peso y el eficaz Stop&Start: recorta nada menos que 1,4 l/100 km al antiguo Ecomotive, convirtiéndose en el verdadero rey del ahorro. Y hablando de ahorro, comparado con un Golf con idéntico motor, el León cuesta 1.200 euros menos.
Acabados: aún hay distancias
Eso es que lo justifica que frente a ti no tengas el aspecto ni la apariencia de los acabados de VW; es donde menos ha recortado distancias Seat, o donde más las ha abierto VW. También el Golf viene algo más equipado, pero suma la promoción actual que ofrece el León –dos años de garantía adicional, cuatro de mantenimiento, uno de seguro a todo riesgo más el de desempleo durante el primer año en caso de financiarlo con la marca- al valor del coche y tienes ante ti un caballo ganador: preocúpate sólo de que no falte combustible.
La nueva gama tendrá carrocería de 3 y 5 puertas, así que la de cinco pierde en parte esa personalidad del modelo saliente que escondía los tiradores traseros, aunque conserva el pequeño cristal trasero del pilar C que obliga a 'cortar' la puerta en diagonal y en cierto modo condiciona, más que la entrada, la salida desde esas plazas. Con las nuevas dimensiones –más corto, pero con más batalla-, el León es mucho mejor coche que antes en aprovechamiento del espacio interior -81 cm de espacio para las piernas no están al alcance de cualquiera-, aunque sigue penalizando el túnel central y el diseño de los asientos posteriores. En cualquier caso, en el nuevo Seat León reina el equilibrio