Ford ha querido celebrar el cincuenta aniversario del Mustang y para ello nada mejor que desarrollar una nueva versión del mítico modelo americano. Sin desviarse un ápice del concepto original, el nuevo Mustang sorprende con una concepción mucho más moderna a todos los niveles y un diseño que mantiene el ADN del modelo.
Tanto por equipamiento y calidad de terminación, como desde el punto de vista técnico, el nuevo Mustang está a la última en todo y prueba de ello, es que en esta ocasión nada ha hecho dudar a los dirigentes de la marca del óvalo para comercializarlo de forma oficial en el Viejo Continente.
Es un coche completamente nuevo, sus formas son más suaves, más estilizadas, pero salta a la vista que se trata de un Mustang. En Estados Unidos, concretamente en Los Ángeles, donde se celebraba la presentación internacional a la prensa, el coche levantaba verdadera expectación a su paso. No conviene olvidar que este modelo es todo un símbolo de la cultura americana. Sumamente espectacular, es un coche que enamora a primera vista y todo parece indicar que en Europa también recibirá muy buena acogida, ahora que el coche se va a comercializar oficialmente. Desde el primer momento, se ofrecerá en versiones coupé y descapotable, con una configuración 2 2 y unas plazas traseras que tienen muchas limitaciones en altura y un maletero bastante amplio que alcanza los 408 litros en el coupé y 332 litros en el convertible.
Aunque se ha intentado adaptarlo al mercado europeo, el Mustang continúa siendo un coche grande, incluso más que antes, dado que ha crecido en anchura en torno a 3 cm, mientras que la altura disminuye otro tanto y algo parecido ocurre con el peso que, a igualdad mecánica, permanece prácticamente en los mismos valores.
Lo que sí cambia bastante es el habitáculo; ahora los materiales empleados han mejorado mucho en calidad y el equipamiento está a la última, si bien todavía no están definidas las especificaciones del coche que vendrá a nuestro mercado. Todo parece indicar que contará con una dotación completísima y que dejará muy poco margen a las opciones.
Avance técnico
Pero si el aspecto general del coche ha mejorado considerablemente, no cabe duda que el avance más significativo se observa cuando se analiza el coche desde el punto de vista técnico. El bastidor es completamente nuevo, si bien mantiene la misma distancia entre ejes. El avance más importante está en las suspensiones, dado que ofrecen una concepción mucho más refinadas y especialmente el tren trasero. No en vano, se abandona el vetusto eje rígido, que deja paso a un refinado esquema multibrazo. Gracias a ello tanto el comportamiento como el confort y la seguridad han ganado muchos enteros, sin que se haya resentido por ello la diversión a los mandos de este deportivo de configuración mecánica clásica.
En lo que a motores respecta, el V8 de 5 litros es básicamente el mismo que se montaba en el modelo de la generación anterior, pero este recibe una completa puesta al día con el objetivo de reducir tanto el consumo como las emisiones, lo que ha obligado a bajar su rendimiento de 450 CV a 418 CV. Bajo el capó la novedad más importante esta no obstante en el nuevo cuatro cilindros Ecoboost de 2.3 litros para el que se declaran 314 CV a 5.500 rpm y un par máximo de 34,08 mkg a 3.000 rpm, un rendimiento más que suficiente para disfrutar de la conducción, manteniendo el consumo de carburante de 9 litros cada 100 km en ciclo combinado, mientras que en el V8 la cifra alcanza 12,3 litros/100 km. El que no llegará a nuestro mercado es el veterano seis cilindros de 3.7 litros, también empleado en el modelo de la generación anterior.
Mecánicas
Las dos mecánicas que llegarán a nuestro mercado se ofrecerán bien con cambio manual Getrag de seis marchas o automático de convertidor de par con idénticas relaciones y que se puede manejar mediante levas situadas en el volante. Se estima que dado el talante marcadamente deportivo de este automóvil, la mayoría de los clientes se decanten por la caja manual.
La versión Shelby todavía tardará en llegar, pero mientras tanto para el Mustang se ofrece un kit deportivo denominado Performance Pack. Entre otros este incluye un grupo final más corto, frenos más potentes y calzado más generoso, así como un diferencial autoblocante Torsen en el V8, conformándose el cuatro cilindros con uno de discos. La motorización más potente también dispone de un equipo de frenos en el tren delantero firmado por Brembo con pinzas de seis pistones. En este sentido conviene apuntar que todos los Mustang que lleguen al mercado nacional incorporarán de serie el Performance Pack, algo lógico si se tiene en cuenta la orografía de nuestras carreteras.
El Mustang parece diseñado especialmente para rodar por carreteras rápidas, es un coche grande y esto se deja sentir, pero lo cierto es que se le toma la medida rápidamente y sorprendentemente resulta mucho más manejable de lo que pudiera parecer en los trazados más tortuosos. Es un coche pesado, 1.620 kg el cuatro cilindros y 1.651 kg el V8, también voluminoso, pero el bastidor hace gala de una excelente puesta a punto. El tren delantero se muestra así muy obediente, especialmente en la versión de cuatro cilindros por el menor peso que tiene que soportar, mientras que la trasera ofrece mucho aplomo y únicamente se insinúa si uno se empeña en provocarla. Se ofrecen cuatro modos de conducción; Normal, Sport, Track y Snow. El programa Normal es el más aconsejable sobre mojando, mientras que el programa Sport y sobre todo en el modo Track las ayudas a la conducción son muy permisivas. Llegado el caso se pueden desconectar completamente, lo que únicamente resulta aconsejable cuando se rueda en circuito. En estas condiciones, lógicamente, su conducción se vuelve bastante exigente, sobre todo con la motorización V8 dadas las elevadas dosis de par que desarrolla esta mecánica, pero gracias a la nobleza del bastidor y a la acción del autoblocante Torsen, se puede disfrutar de un verdadero festival de derrapaje controlado.
El poderoso motor de 5 litros sorprende por su poderío y por un margen de utilización muy amplio, si bien es verdad que en la parte alta del cuentavueltas y especialmente a partir de 6.000 rpm, se muestra algo tosco en su funcionamiento. Menos poderosa, la motorización de cuatro cilindros resulta, no obstante, más suave y refinada en su respuesta y aunque a algunos les pudiera parecer lo contrario, cumple de forma más que honesta con su tarea. Evidentemente no suena ni tiene tanto encanto como el V8, pero el cuatro cilindros tiene un funcionamiento muy satisfactorio y para la mayoría supone la opción más recomendable, máxime si se tiene en cuenta que se ofrecerá a un precio sensiblemente inferior y, como se comentaba anteriormente, el consumo de carburante es mucho menor.
El cambio automático no hubo ocasión de probarlo en la presentación a la prensa celebrada en Los Ángeles, pero el manual de seis marchas firmado por Getrag es, a nuestro entender, el más apropiado para un deportivo de raza como este. Eso sí, tienen un tacto duro, pero el manejo resulta muy preciso y los recorridos de palanca son muy cortos.
El nuevo Mustang no llegará a nuestro mercado hasta mediados del próximo año. Todavía falta confirmación oficial, pero se estima que la versión con motor de cuatro cilindros no llegue a los 40.000 €, mientras que el V8 debería estar por debajo de los 45.000 €, precios sin competencia para un deportivo que a partir de ahora será mucho más popular en nuestras carreteras.