Volkswagen New Beetle 1.9 TDI 100 CV

Mucho de sus detractores se han quedado en su florero, pero Volkswagen no sólo vende imagen con el New Beetle. Tiene la misma plataforma que un Golf, un motor que ha recibido grandes alabanzas cuando lo monta un A3 y un nuevo equipamiento tan cuidado como sus abombadas líneas. Eso sí, VW ha creado este modelo para todos aquellos que piensan que un coche es algo más que un medio de transporte.

Volkswagen New Beetle 1.9 TDI 100 CV
Volkswagen New Beetle 1.9 TDI 100 CV

El New Beetle está montado en la misma plataforma del Golf (de él ha heredado el bastidor, las suspensiones y la distancia entre ejes) y tiene un motor que le da alas, pero pequeños "lastres le impiden volar" como lo hacen otros de sus rivales. Su aerodinámica - esas líneas curvas, ese capó abultado y ese cintura tan alta - no es precisamente un ejemplo a seguir, además en Volkswagen han optado por el confort antes que por la deportividad (no hay que olvidar que, dentro de su gama, existe un New Beetle turbo de gasolina - el 1.8 T de 150 CV - y el 2.3 V5 de 170 CV que vienen a llenar ese hueco).

Sus suspensiones (independiente de tipo McPherson delante y eje torsional con estabilizadora detrás) absorben muy bien los baches, pero su tarado es más bien blando, lo que provoca que, a alta velocidad, la carrocería se incline un poco. Las ruedas (neumáticos 205/55 R 16) resultan algo anchas para un vehículo de estas características, pero lo cierto es que no presentan mayor problema (otra concesión estética más).

No se trata de un kart - una sensación que sí consigue plasmar el Mini -, pero el New Beetle es un coche muy divertido de conducir. La dirección y el cambio tienen un tacto inmejorable, sus pedales son pequeños y qué decir de su volante de piel... Su motor, como hemos visto, no pone ninguna pega, pero las suspensiones resultan algo blandas. A pesar de ello, se puede circular muy a gusto a ritmos vivos (su velocidad máxima ronda los 180 km/h) y, a una media de 120 km/h, precisará unos seis litros de combustible cada 100 kilómetros (unos consumos no muy alejados de los marcados por sus rivales).La autopista no es ningún problema, pero primero hay que acostumbrarse a su marcado carácter subvirador y a la dirección, que resulta algo blanda a alta velocidad. La dotación de seguridad viene a subsanar cualquier imprevisto: lleva de serie ABS, control de estabilidad y airbags delanteros y laterales para conductor y acompañante, elementos a los que la unidad probada también sumaba control de tracción.En ciudad, el New Beetle tiene que enfrentarse a algo más que a las miradas de los peatones. No es precisamente un coche "muy ciudadano" - tiene 10,9 metros de diámetro de giro y 3 vueltas de volante entre topes -, además sus salientes son difíciles de controlar, ya que el conductor va sentado muy abajo y, desde la instrumentación hasta el cristal, hay 60 centímetros (no hay que olvidarse de estas dimensiones, ya que, si dejamos aparcado el coche al sol, se puede convertir en una auténtica sartén).

El capó no se ve ni subiendo el asiento al máximo, además el pilar delantero es muy grueso y queda muy avanzado, lo que quita un poco de visibilidad en los giros a la izquierda. Esta característica no ha pasado desapercibida a los diseñadores de la casa, que han optado por poner enormes parachoques de plástico con el fin de proteger la carrocería del vehículo. Además, para intentar echarle una mano al conductor, VW ofrece como opción el sensor de aparcamiento, cuyo pitido puede resultar bastante "exagerado", pero no podemos negar que es muy útil.