El vibrante rojo de la carrocería de nuestro Aero Sport sugería un comportamiento, además de ágil, algo “rabioso". Sin embargo, no es tan “pasional" como puede parecer, pues este 9-3 siempre hace gala de sus buenas maneras o, por decirlo de otro modo, de su ascendencia escandinava. Aunque vayamos deprisa (y se puede marchar a un ritmo muy vivo), las reacciones del vehículo siempre serán “frías", neutras.En autopistas o carreteras amplias se agradece esta conducta, pues las velocidades medias que pueden alcanzarse son altas y, gracias a la sensación de llevar siempre el control, podremos conducir de forma relajada (sin dejar, por supuesto, de prestar atención al tráfico) hasta nuestro destino. Eso sí, habrá que preparar la cartera, pues el gasto de combustible supera los 10 litros cada 100 kilómetros recorridos.Para compensar estos consumos (tampoco excesivamente elevados, teniendo en cuenta las prestaciones que ofrece este Saab y su peso, superior a los 1.500 kilos), el Aero Sport nos regalará una buena respuesta al acelerador, un suave recorrido por el cuentarrevoluciones a la hora de subir de vueltas y un agradable manejo del cambio. Los desarrollos de las marchas, bien escogidos, permiten que sea apreciable la diferencia entre quinta y sexta, aunque la variación no sea muy significativa. Estas “maneras nórdicas", que exprimen lo mejor del motor (con 213 CV, 3 más de los anunciados por la marca, según las mediciones de nuestro Centro Técnico) en autopistas, dejarán algo frío al conductor que busque una respuesta más deportiva en los trazados sinuosos. Aquí se echa en falta algo más de carácter. Todos los elementos que equipan el Aero Sport han sido diseñados para que el conductor deba realizar el mínimo esfuerzo posible y, por ello, cuenta con una dirección asistida directa y precisa, una gestión del turbo que lo conecta poco antes de que su entrada sea necesaria y con el sistema de sincronización “syncromesh" de la caja de cambios, que garantiza que las inserciones de las marchas (hay seis) se realicen de forma precisa y suave.Con todo esto, se disfrutará de un coche capaz de enfrentarse a cualquier curva: basta con frenar (el equipo responde rápidamente, aunque también debemos señalar que se calienta con más facilidad de la deseada), reducir una marcha –siempre que sea necesario- y volver a acelerar, para recuperar el ritmo que llevábamos. La operación se desarrolla con rapidez y está acompañada de la ya comentada sensación de seguridad, aunque sería deseable poder contar, aunque fuera como opción, con tracción total para mejorar su capacidad motriz.
La configuración del chasis propicia que los balanceos en curva sean muy comedidos (factor que, además, está apoyado por una amortiguación de tarado firme, que evitará un vaivén excesivo de la carrocería). Así, la estabilidad siempre es un valor presente, aunque cuenta con varias “ayudas" que hacen posible los buenos resultados. La más destacable es el sistema “ReAxs" de la suspensión trasera –de cuatro brazos-, que incorpora la dirección pasiva al eje posterior. Con este dispositivo se previene el subviraje y cualquier movimiento del volante encontrará una respuesta inmediata: la efectividad nórdica de la que tan orgullosa se siente Saab hace, una vez más, acto de presencia.