Pues sí, los 30.000 km han caído recientemente en el cuentakilómetros del Renault Mégane dCi 130, de forma que ya ha superado el ecuador de nuestra prueba de larga duración. Cumpliendo con lo estipulado por el fabricante, al llegar a dicho kilometraje hay que realizar la primera revisión oficial, para lo que obviamente hemos acudido a un concesionario de la marca, donde le han efectuado un cambio de aceite y filtro, han revisado los niveles y han verificado el estado general, sin registrar ningún tipo de incidencia.
La impresión generalizada de los múltiples conductores que se han puesto a los mandos del Renault Mégane dCi 130 —hasta la fecha, más de 25 distintos— es de que se trata de un coche muy confortable, suave de conducir y en el que, con frecuencia, se valora mucho la alta percepción de tecnología, con la posibilidad de definir la instrumentación al gusto de cada cual o también la de, mediante la pantalla R-Link, manejar prácticamente cualquier función disponible.
Asimismo, es frecuente escuchar los elogios sobre las abundantes ayudas a la conducción con las que cuenta la unidad de pruebas, aunque en este apartado algunos conductores no han valorado tan positivamente cierta complejidad inicial cuando se navega por primera vez por sus menús de configuración.
Como crítica recurrente suele aparecer la escasa visibilidad por el retrovisor interior, mientras que la respuesta del motor y, muy especialmente, su bajo consumo se han convertido en justo lo más encomiado de este modelo. Sobre este apartado destaca especialmente la facilidad para lograr consumos reales de unos 5 l/100 km sin demasiado esfuerzo, combinando todo tipo de escenarios y, habitualmente, con el coche cargado.
Renault Mégane 1.6 dCi 130: opiniones
Uno de los conductores recientes ha sido Adrián Lois, quien ha realizado un par de viajes con el Renault Mégane dCi 130, uno hacia Calella de Mar, en la provincia de Barcelona, y otro hacia Galicia, visitando la playa de Esteiro en Mañón (La Coruña). Estas son sus impresiones:
«Aparte de los bajos consumos del motor 1.6 dCi, el interior nos ha resultado muy cómodo para viajes largos tanto a mí como al resto de pasajeros. La forma cuadrada del maletero también ha sido muy útil a la hora de cargarlo. Me ha gustado el conjunto de la instrumentación y el salpicadero, con la gran pantalla táctil de fácil uso y la disposición de todos los elementos del sistema multimedia, aderezado por la comodidad de dos tomas USB, aunque faltaba una entrada para CDs, y con un navegador que realizaba indicaciones muy claras y era muy intuitivo».
Raimundo López también se desplazó a la zona de Torrecilla del Pinar, en la provincia de Segovia, y completó un amplio recorrido por diferentes localidades de la comunidad de Castilla y León. Así nos contaba su experiencia:
«Para poneros en el contexto adecuado empezare explicando cuál es mi perfil de conductor: tengo carné de conducir desde hace 20 años, mi primer coche fue un Renault 7, que por entonces ya era casi un clásico, y el último que he conducido es este Renault Mégane. Es como comparar una pala con una cosechadora, pero es la impresión que me llevo. La evolución tecnológica me ha parecido brutal, con detalles que no dejan de sorprenderte, la pantalla de la consola central es enorme y en ella se configura casi todo, tiene asistentes que no sabía ni que existían, muy útiles tanto para sentirte más seguro conduciendo, como para evitar el temido raspón contra otro vehículo o contra la columna de un aparcamiento. Desde el punto de vista de un usuario «normal», yo diría que todo ha funcionado como esperaba. No se me ocurre nada malo, salvo la visión por la ventanilla trasera, algo reducida. Me compraría este coche sin dudarlo».
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