Hasta aquí, tenemos todos los condimentos necesarios para tener poco menos que el Gran Turismo ideal, ese cuyo prototipo fueron los Ferrari 250 GT de los años '50/'60. Pero han cambiado las carreteras, mientras que Honda se ha empeñado en poner unos desarrollos para las de aquellos años. Viajar en el Honda S2000 llega a hacerse aburrido -siempre en 6ª marcha-, salvo que el itinerario nos lleve (o voluntariamente los desviemos) por una carretera secundaria a través de una serranía. Por otra parte, el nivel sonoro es muy alto: predomina el motor hasta 140, y luego ya es el viento el que molesta. Poner el hard-top rebaja nada menos que 10 dB el nivel sonoro, pero todavía sigue siendo muy elevado, y los anclajes crujen. Lo que sí se agradece, y más con un depósito tan pequeño, es la frugalidad del consumo: a igual ritmo de marcha, consume lo mismo que un S3 o un TT-180, o que una berlina Alfa 156; tiene mucho mérito, habida cuenta de lo corto de su desarrollo. Con un cambio algo más largo -una 5ª en la zona de los 29 km/h para máxima prestación, y una 6ª de desahogo cercana a los 36 km/h- ganaría mucho en placer de viaje, sin perder nada de prestación; motor sobra.
Honda S2000
El arquetipo clásico del coche deportivo en estado puro es un biplaza de motor delantero y propulsión trasera, por más que ahora imperen -entre las altísimas potencias- los de motor central. Y Honda ha querido celebrar su cincuentenario con uno de estos clásicos, propulsado por la mecánica más radical que jamás se haya vendido al público.
