Son dos de los compactos más en forma. El Volkswagen Golf GTD y el nuevo Volvo V40 D4 parecen oler la sangre. Tienen al GTI tradicional ya en el punto de mira y amenazan hoy con embestirlo. Bajo esa piel aparentemente común, acechan dos chasis privilegiados y dos motores de 184 y 190 CV, respectivamente, avanzadísimos. Auténticos deportivos, eso sí, con olor a turbodiésel.
Agárrate al asiento, porque llegan dos superdotados Volkswagen Golf y Volvo V40 para romper el orden establecido. No es que el GTI tradicional huya hoy ya en estampida, ni mucho menos, porque también muy evolucionado tiene aún cuerda para rato. Pero, si los híbridos enchufables, con sus contundentes apoyos eléctricos, se autoproclaman por un lado ya como su futuro (así lo anuncia VW al menos en sus nuevas variantes GTE), por otro estos Diesel cercan desde hoy mismo desde luego todo su territorio… hasta amenazar incluso con derrumbarlo al filtrarse ahora, y también desde Alemania, que el próximo VW Golf 8 tendrá un R con el nuevo 2.0 TDi biturbo: en el Passat ya rinde nada menos que 240 CV.
Son mitos que, nos guste o no, hoy evolucionan, amparados esta vez en la inmejorable relación que ofrecen los más modernos turbodiésel entre velocidad y consumo… y, por qué no decirlo, también en su ya superada calificación de “petroletas”. Aunque obviamente sin la finura y la estirada aún de los mejores gasolina, hace tiempo que dejaron atrás las nubes de humo negro, vibran cada vez menos (el nuevo motor D4 de Volvo es refinadísimo), estiran aquí ya con fuerza hasta 5.000 rpm e incluso suenan bonito, especialmente un Volkswagen Golf GTD con un opcional sonido de escape amplificado muy sugerente y con poco que envidiar al GTi. Los trucos también valen.
Claro que, si sus mejoras en tacto aún no te convencen, es que no conoces tampoco el rendimiento de estos nuevos turbodiésel. Así que pie a fondo, porque, además, tenemos hoy a dos de los compactos deportivos Diesel más completos del momento. No alcanzan tan gran compromiso final ni los topes de gama Opel Astra Biturbo de 195 CV, Ford Focus ST 2.0 TDCi de 185 CV, Peugeot 308 GT BlueHDI de 180, Alfa Romeo Giulietta 2.0 JTDm de 175 CV y Mercedes Clase A 220 CDi de 170... ni siquiera los Seat León y Audi A3 2.0 TDi con los que el VW Golf comparte motor. Sólo BMW puede superarles en rendimiento con sus Serie 1 120d de 184 CV y, ante todo, 125d de 218, pero a cambio de una respuesta también menos equilibrada y un menor agrado de uso diario; un concepto, por tanto, más radical y menos GTi.
¿Uno o dos turbos?
Y aquí, en esta comparativa, hablamos ahora de sabor GTI. Volvo V40 y Volkswagen Golf GTD comienzan así a cimentar su éxito en dos avanzadísimas mecánicas. Si el Golf apuesta al único Diesel ya del mercado con distribución variable, Volvo presenta su nueva generación Drive-e, un 4 cilindros de aluminio, con 2 turbos secuenciales e inédita tecnología autoadaptable i-Art, con control de presión en cada inyector y una presión de inyección de 2.500 bar. Soberbio. Llenísimo desde abajo y con más par siempre que su rival, lo sientes un verdadero rayo y muy, muy progresivo. Más desde luego que un VW Golf GTD que es todo explosividad. Pero la carrera no ha hecho más que comenzar.
Más puntiagudo, en el TDi del Volkswagen Golf GTD aprecias cierta lentitud de respuesta (que nunca vacío) en el primer cuarto de régimen de motor para, de la noche a la mañana, pasar a la plenitud rondando ya las 1.700 rpm. Son sensaciones que, a cambio, nuestro crono luego no refleja. Rapidísimos los dos, al Volvo V40 D4 sin embargo no le alcanza luego con su patada inmediata para seguir la estela del Golf GTD, un cuerpo siempre por delante de él. ¿Explicaciones? Sobre todo, dos.
La primera radica en el mayor volumen de carrocería de un Volvo V40 D4 que pierde reacción en forma de 115 kg extra sobre su rival. La segunda es mera cuestión de cambio. Volvo apuesta aquí a una nueva caja automática de 8 velocidades y convertidor de par. Si piensas que estamos ante otro coche más con la popular ZF que ha hecho más grande a BMW, te equivocas… como también lo hice yo. Siendo buena, que lo es, basta arrancar para sentirla menos suave y algo más lenta que la excepcional ZF. Preguntas… y respuesta: es de Aisin, que manca tampoco es al desarrollar hoy ya las nuevas cajas para motores de 3 cilindros de BMW, como por ejemplo la del súper deportivo i8. Y tampoco, por tanto, es tan rápida como, la algo brusca en maniobras pero velocísima, caja DSG de doble embrague del VW Golf GTD, aquí en variante hoy de 6 marchas y hasta con mejor función de planeo que la del Volvo V40: no necesita alcanzar los 70 km/h para que entre en modo inercia al soltar gas, a diferencia de la de Aisin.
Lástima así por tanto que el nuevo Volvo V40 D4 tenga, para medirse en la categoría, que enfrentarse a un Volkswagen Golf GTD más rápido y que incluso gasta menos (los dos son capaces de rodar habitualmente muy poco por encima de 5 l/100 km de consumo), porque para que te hagas una idea de lo bueno que también es, al final corre y gasta como un Seat León TDI FR con 200 kg menos. Y es mucho.
Proyectiles
Velocidad, por tanto, sobra, y tanto en el más veloz Volkswagen Golf GTD como en el nuevo Volvo V40 D4. Así que falta ver cómo la gestionan luego en carretera. Desde el principio hablamos de concepto GTI, y lo siguen ambos al milímetro. De hecho, el Volkswagen Golf GTD conserva misma puesta a punto de chasis (por cierto, 15 mm rebajado) y los frenos, terminaciones y hasta opciones de equipamiento del VW Golf GTI. Si no abres el capó y olvidas ciertas grafías, son casi dos gotas de agua. Ambos por encima de la media en calidad de realización y asomándose al segmento premium (más me convence ahí el Volvo V40 por acabado, diseño y ajustes, aunque no por un espacio más limitado), VW y Volvo proponen dos compactos de mucho agrado y facilidad de conducción.
Los dos saben ser así muy cómodos, ante todo un Volvo V40 que impone de inicio una calidad de rodadura algo superior. Enseña su firmeza de bastidor en cierta sequedad del tren trasero en el paso por bache, pero su aplomo y calidad de elaboración se plasman en una magnífica pisada por vías rápidas. Una locomotora. Cerca, rueda en contundencia un Volkswagen Golf GTD aquí tan buen Golf… como luego entre curvas casi tan gran GTI. Y es ahí, como deportivo de raza, donde empieza a marcar las diferencias. Plano en sus giros y muy noble de reacciones, el Volvo V40 va más filtrado siempre en su tacto y marca mayor subviraje al iniciar apoyos: el mayor peso de nuevo está presente.
A cambio, el Volkswagen Golf GTD es más ágil. Con una rapidísima dirección de radio variable que apenas exige adaptación y una trasera que no se descoloca nunca (para eso está latente un ESP que no admite desconexión total) este Golf es un coche teledirigido que, además, guarda un as en la manga… y no sólo hablo de que sus diferentes perfiles de conducción te permitan pasar del buen confort a la máxima agilidad a golpe de tecla (más con la opcional suspensión DCC activa) mientras en el Volvo V40 sólo podrás, previo pago, modificar tacto de dirección o elegir chasis Sport. No, hablo de su mejorado sistema XDS , un diferencial electrónico que ayuda cual autoblocante a no saturar tanto el tren delantero: anticipa algo la aceleración cuando estés mínimamente apoyado y sentirás cómo trabaja para guiarte al vértice sin perder rueda. No es el Haldex de los nuevos Seat León Cupra, pero funciona muy bien.
En definitiva, si quieres más viveza de reacciones y más emoción deportiva, puede que en la categoría los BMW 120d ó 125d sean en realidad tu coche. Pero, si lo que te interesa es un compacto deportivo muy rápido y para uso diario, te aseguro que hoy no encontrarás mejor equilibrio que en este buen Volvo V40 D4 y, ante todo, en este finalmente más rápido y preciso Volkswagen Golf GTD. Sin duda, el GTI está tocado.