Toyota Auris 2.0 D-4D

El sustituto del Corolla no por cambiar de nombre llega rompiendo moldes. Para algunos quizás revolucione con su diseño, pero básicamente responde a la consolidada fórmula tradicional del vehículo compacto actualizada sobre su pasado: es más amplio, más cómodo, más dinámico, más seguro, más ecológico…

Toyota Auris 2.0 D-4D
Toyota Auris 2.0 D-4D

Hace algo más de un año (ver AUTOPISTA nº 2.427) reunimos en una comparativa a ocho modelos compactos Diesel (el tipo de coche mayoritariamente vendido en España… y no estaban todos), y la conclusión final dejaba ver que entre el mejor y el peor pesaba tanto o más la afinidad por un gusto estético que el resto de percepciones y mediciones.A falta de una revolución social o tecnológica, no parece que el formato tradicional del coche tipo más vendido en Europa rompa con su estereotipo. Y llegado el caso, a ver quién es el primer fabricante que osa hacerlo. Bueno, se nos ocurre que Nissan ya lo ha hecho con el Qashqai, un excelente compacto al uso con vestimenta —y otras ventajas— de moda todo-camino, aunque es cierto que tenía muy poco que perder tras el infortunio Almera, y sí mucho que ganar. En este sentido, el Auris es más de lo mismo, un coche completamente normal… o mejor quede decir perfectamente correcto.Dado que parece que por ahora todo está inventado y la evolución es más una cuestión de matizar que de implantar, el campo del diseño es el que actualmente parece estar más vivo. Y difícil campo, porque si un nuevo motor suele ser siempre mejor, un elaborado diseño puede no gustar. Lo que es evidente es que el gancho de la estética engancha, valga la redundancia, y nos viene a la memoria un estudio de mercado que afirmaba que el diseño es el primer imán en la compra de un coche nuevo.En Toyota dicen que han trabajado mucho en el diseño del Auris para transmitir sofisticación y calidad. El resultado está ahí, al alcance de la opinión de todos: líneas maestras convencionales que dibujan una carrocería ligeramente alta, al estilo del Peugeot 307, con fuertes matices en la zona frontal y poco que decir de la trasera. Por dentro también se combinan líneas maestras convencionales con algún matiz exclusivo, como el puente de la consola central… que al margen del diseño, favorece la ubicación de la palanca de cambio y entorpece el uso del cajón inferior a la hora de depositar nuestros objetos cotidianos.En el ambiente en el que convive su propietario, el Auris crea un espacio muy agradable y de alta calidad visual pero nos ha desconcertado que todas las superficies están compuestas por plásticos rígidos, que al tacto dejan mucho que desear. Y, por ejemplo, el cierre de la guantera resulta tosco y poco refinado.El remate a la racionalidad del Auris viene dado por un equipamiento pensado para los días que corren. Control y limitador de velocidad, control de estabilidad y hasta nueve airbag, incluyendo el de rodillas para el conductor. Más discutible es que la conexión Bluetooth venga integrada en el sistema de navegación, una opción que hoy día, al precio de 2.500 euros, nos parece desorbitado. Y más cuando proliferan los navegadores en la industria auxiliar, muchísimos más baratos y configurables para cargar información, como los puntos de radar. Otros detalles como la llave electrónica, los faros de xenón o el climatizador bizona sí son interesantes.

LO MEJOR
LO PEOR

* Agrado general
* Comportamiento seguro
* Mecánica solvente y económica

* Profusión de plásticos rígidos
* Mandos sin iluminación
* Precio del navegador