Tras la decisión de Fiat de concluir los acuerdos de colaboración (Sevel) que mantenía con PSA Peugeot-Citroën para la producción de vehículos comerciales, el grupo francés ha decidido aliarse con Toyota para el desarrollo de una nueva generación de furgonetas livianas.
Este marco de colaboración se concretará finalmente en 2016 con el lanzamiento del futuro modelo que sustituirá a las actuales series Jumpy y Expert y que será compartido con Toyota. Mientras tanto, la marca japonesa irá calentando motores con la nueva Proace, que no es otra cosa que una traducción del actual producto de PSA.
Por lo tanto, estamos frente a un modelo sobradamente conocido y disponible en un gran surtido de versiones, aunque Toyota tan sólo comercializará furgones y una variante combi mixta para seis ocupantes; una alternativa poco demandada y que cuenta con la singularidad de disponer de una mampara rígida que aísla la zona de carga del habitáculo destinado a los pasajeros.
Dos acabados que, inicialmente, centran la atención de Toyota en un público exclusivamente profesional, ya que el acuerdo inicial con PSA descarta la comercialización de variantes acristaladas.
Para profesionales
En este caso hemos probado una versión Proace de 3.000 mm de batalla, lo que supone una longitud de carrocería de 4.813 mm. Un furgón en toda regla con una mampara metálica de separación que habilita un plano de carga de 2.254 mm y una altura interior de 1.449 mm. Existe una versión elevada que aumenta la alzada interior hasta los 1.750 mm. La anchura en la parte central es de 1.570 mm, mientras que en la zona de los pasos de rueda se reduce a 1.240 mm.
Unas cotas que permiten acomodar en el interior dos europalets (tres en la versión alargada), cinco metros cúbicos de mercancías y una carga útil superior a los 1.000 kg.
Para el acceso se ha previsto en este caso una puerta deslizante en el lado derecho de 920 mm de ancho y 1.290 mm de altura, mientras que en la zaga del vehículo contamos con dos puertas que dejan libre un hueco de 1.230 mm de anchura y 1.250 de altura.
Potencia intermedia
Como mecánica disponemos de un propulsor de dos litros con 128 CV y un par motor de 32 mkg, que es la opción intermedia. Se trata de un motor correcto que acelera dentro de unos márgenes razonables, aunque en esta fase acusa el esfuerzo que supone la presencia de carga.
No es un motor perezoso, pero si requiere de alegría en el ritmo si se quiere obtener su mejor faceta. Manifiesta su mejor actitud cuando nos aproximamos a la marca de las 2.000 revoluciones, punto en el que estaremos moviéndonos a una velocidad de 100 km/h en sexta y donde la Proace muestra el músculo y no manifiesta reparos a tener que trabajar de una manera intensiva en esfuerzo.
A este ritmo –incuso doscientas revoluciones por arriba- la respuesta en recuperación se vuelve generosa y el motor es capaz de mantener la vitalidad sin desfallecer, lo que nos permitirá afrontar un adelantamiento o un ascenso pronunciado con suficiente solvencia.
La suspensión trasera de muelles aporta un rodar suave, bastante confortable y sin tirones enérgicos cuando se quiebra el pavimento, pero acusa de forma más ostensible el peso y propicia que la Proace tienda a agacharse de atrás. Ello se traduce en que la tracción delantera está obligada a esforzarse más de la cuenta a la hora de tirar del conjunto.
Nada que deba preocuparnos por lo que pueda afectar a la respuesta dinámica se refiere, siempre que no hayamos rebasado los kilos “legales” que es capaz de portear el vehículo.
Toyota ofrece de serie el control de estabilidad y a un precio simbólico de 90 euros el Traction Select. Este dispositivo agrupa en un solo mando –junto al Control de Arranque en Pendiente- diferentes configuraciones del control de tracción, dependiendo de las condiciones de adherencia del pavimento o de la superficie sobre la que transitemos, ya sea arena, nieve o barro o fuera de asfalto hasta una velocidad de 50 km/h.
Una alternativa que resulta especialmente interesante para aquellos clientes de zonas de climatología adversas o para aquellos que frecuentan caminos sin asfaltar y que aportan al vehículo unas ventajas a la hora de administrar la tracción muy significativa.
Elementos de serie
Toyota manejará como estrategia para intentar abrirse un hueco en este segmento, la incorporación de una alta dotación de equipamiento como elemento de serie. Así en la versión Comfort además del ABS y el Distribuidor Electrónico de Frenad (EBD), encontramos airbag de conductor, aire acondicionado, elevalunas y retrovisores eléctricos, Control de Estabilidad, faros antiniebla, luces diurnas, limitador de velocidad, extintor y botiquín de primeros auxilios.
Tres niveles de potencia
Las bancadas disponibles en la gama Proace pertenecen a la acreditada plantilla de mecánicas Diesel del Grupo PSA y todas ellas están basadas en bloques de cuatro cilindros. La oferta se inicia con un propulsor de 1,6 litros que desarrolla una potencia de 90 CV y al que se le ha asignado una caja de cambios de cinco velocidades.
Por encima de este se ofrece un bloque de dos litros que desarrolla potencias de 128 y 163 CV. Ambos se suministran de fábrica unidos a una caja manual de seis marchas, aunque el más potente también puede disponer de una automática.
Toyota ofrece esta variante furgón equipada con motor de 90 CV por 18.670 euros –acabado Comfort- y a partir de 21.820 euros cuando la mecánica elegida es la de 163 CV. En el caso que nos ocupa el PVP es de 20.400 euros –acabado Comfort-. Los precios incluyen los beneficios del plan PIMA y tres años de garantía.
