Suzuki Swift Sport

Pequeño, ágil, sensitivo. Una auténtica lección básica para conductores amantes de la deportividad. Así es el Suzuki Swift Sport. Con él, aprenderán los conocimientos esenciales que, más adelante, les harán disfrutar de coches más potentes y delicados.

Suzuki Swift Sport
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Ahora que arrecia la campaña de represión y control estricto sobre las conductas de aquéllos que se ponen al volante de un vehículo, en particular, hacia los que menos experiencia tienen en esta actividad, Suzuki pone en el mercado un coche que, con la lógica prudencia, puede servir de maestro en el difícil arte de aprender a explotar las cualidades dinámicas de un vehículo. Es el Swift Sport.Este pequeño polivalente —casi ya reducido a las medidas de los más modernos utilitarios— vuelve a las raíces que veinte o treinta años atrás hicieron que toda una generación de apasionados del volante se consagraran como buenos y hábiles conductores: un tamaño compacto, un motor con genio y un bastidor eficaz pero sensible a las acciones del conductor. Un coche que desea que lo alejes de las autopistas y autovías para sumergirte en la carretera retorcida más próxima, donde te obsequiará con una amplia dosis de diversión.Muelles y amortiguadores más rígidos, trenes rodantes sobredimensionados, frenos más potentes y resistentes y, claro está, un motor con más “chicha". Éste es un 1.6 con distribución variable en admisión y cuatro válvulas por cilindro, cuya lubricación se ha reforzado con chorros a presión sobre los pistones. Pese a su concepción como “carrera larga", este simpático cuatro cilindros sube de vueltas con mucha energía, en particular, a partir de las 4.000 rpm. Por debajo, no destaca por su empuje, por lo que el conductor debe estar bastante pendiente para insertar la marcha adecuada y volver a disponer de un notable torrente energético. Así, el aprendiz de piloto se acostumbrará a tener un ojo sobre la carretera, el otro sobre el cuentavueltas y la mano derecha más tiempo sobre la palanca de cambios que sobre el volante.Hablando del cambio, este Swift ha evitado la sofisticación de un “seis marchas" que le hubiera podido venir bien de cara a mejorar sus cifras de recuperaciones y adelantamiento. Con cinco, la opción obligada ha sido decidirse por una quinta ultracorta —no llega a 29 km/h a 1.000 rpm— y un adecuado escalonamiento hacia abajo, donde sólo sorprende un salto algo excesivo entre 1ª y 2ª, pero que en el uso diario no molesta puesto que en estas marchas, el motor sale de cualquier situación por bajo que sea su régimen de giro. Por cierto, el manejo de la palanca no desentona con el carácter del coche puesto que sus recorridos son cortos y la insercción de las marchas, precisa.