Skoda Fabia 1.4 TDi

Dirigido a un público joven, el Fabia no podía dejar de esgrimir uno de los mejores argumentos para atraer a este tipo de clientela: el precio. Así, acaba de incorporar un TDi de tres cilindros que, aunque no es un derroche de potencia, da la talla y –lo que es lo más importante- hace que nos olvidemos de las gasolineras.

Skoda Fabia 1.4 TDi
Skoda Fabia 1.4 TDi

Sea por sus líneas más o menos ‘‘deportivas’’ (que pueden recordar a las del Corolla o a las del Civic), sea por su cierto parentesco con el propio Golf o quizás por el nombre que se ha ganado Skoda en el mundo de la competición… El Fabia tiene una estética que no desagrada a casi nadie. Hasta aquí no descubrimos ningún secreto. Sin embargo, ahora, también quiere hacer un guiño a aquellos que busquen un Diesel a buen precio. Ha incorporado el motor de tres cilindros 1.4 TDi de 75 CV. No es una mecánica nueva: la utilizan otras marcas ‘‘hermanas’’ (ya lo hemos probado en el Volkswagen Polo y en el Seat Ibiza) y –además- se trata de una evolución del ya veterano 1.9 TDi de cuatro cilindros del grupo VW. Este tipo de mecánicas suelen resultar algo ‘‘ruidosas’’, sobre todo al ralentí (más que por su intensidad, el ruido resulta desagradable por su ''calidad''). El Fabia tampoco se libra de ese peculiar ronroneo, pero no es mucho más exagerado que el que podemos notar en modelos con propulsores parecidos como el Fiesta, el 206 o los ya citados Polo e Ibiza. Así, nada más arrancar, la primera impresión no es muy buena. Y tarda en mejorar. Esta mecánica es muy remolona: le cuesta salir, a bajas vueltas desfallece ante el mínimo repecho y casi obligatoriamente tendremos que reducir una o dos marchas. Pero no te desanimes tan pronto; lo mejor está por llegar. Sólo hay que darle un margen (exactamente hasta las 1.700 rpm), para encontrarnos con una mecánica completamente distinta. Llegados hasta este punto sube ágilmente de vueltas, recupera bien y acelera con soltura. Si estamos dispuestos a aguantar un ruido un poco más acusado, recomendamos llevar el motor cerca de las 4.000 rpm. De hecho, y a pesar de esa mala impresión que nos habíamos llevado al principio, es uno de los más rápidos entre sus rivales: en el 0 a 1.000 metros, aventaja casi en dos segundos al Fiesta 1.4 TDCi y, en uno, al Peugeot 206 (según nuestro Centro Técnico, sólo obtiene mejores marcas el Polo y la diferencia es mínima). Sin embargo, cuando el coche se mete en ‘‘harina’’, enseguida se coloca en la zona roja del cuentarrevoluciones. No tenemos más remedio que cambiar frecuentemente, pero no hay mayor problema: el cambio es una delicia. Las marchas se insertan con precisión y los recorridos de la palanca son cortos, muy directos.Mientras que la aguja del cuentarrevoluciones no paraba de subir, la que indica el consumo permanecía impasible. ¿Estará estropeada? No. Como ha comprobado nuestro Centro Técnico, tan sólo precisa 5,9 litros de media para recorrer 100 kilómetros. Casi todos sus rivales superan de largo los 6 litros (a excepción del Ibiza, en este apartado el mejor con 5,84 litros). Sea por sus líneas más o menos ‘‘deportivas’’ (que pueden recordar a las del Corolla o a las del Civic), sea por su cierto parentesco con el propio Golf o quizás por el nombre que se ha ganado Skoda en el mundo de la competición… El Fabia tiene una estética que no desagrada a casi nadie. Hasta aquí no descubrimos ningún secreto. Sin embargo, ahora, también quiere hacer un guiño a aquellos que busquen un Diesel a buen precio. Ha incorporado el motor de tres cilindros 1.4 TDi de 75 CV. No es una mecánica nueva: la utilizan otras marcas ‘‘hermanas’’ (ya lo hemos probado en el Volkswagen Polo y en el Seat Ibiza) y –además- se trata de una evolución del ya veterano 1.9 TDi de cuatro cilindros del grupo VW. Este tipo de mecánicas suelen resultar algo ‘‘ruidosas’’, sobre todo al ralentí (más que por su intensidad, el ruido resulta desagradable por su ''calidad''). El Fabia tampoco se libra de ese peculiar ronroneo, pero no es mucho más exagerado que el que podemos notar en modelos con propulsores parecidos como el Fiesta, el 206 o los ya citados Polo e Ibiza. Así, nada más arrancar, la primera impresión no es muy buena. Y tarda en mejorar. Esta mecánica es muy remolona: le cuesta salir, a bajas vueltas desfallece ante el mínimo repecho y casi obligatoriamente tendremos que reducir una o dos marchas. Pero no te desanimes tan pronto; lo mejor está por llegar. Sólo hay que darle un margen (exactamente hasta las 1.700 rpm), para encontrarnos con una mecánica completamente distinta. Llegados hasta este punto sube ágilmente de vueltas, recupera bien y acelera con soltura. Si estamos dispuestos a aguantar un ruido un poco más acusado, recomendamos llevar el motor cerca de las 4.000 rpm. De hecho, y a pesar de esa mala impresión que nos habíamos llevado al principio, es uno de los más rápidos entre sus rivales: en el 0 a 1.000 metros, aventaja casi en dos segundos al Fiesta 1.4 TDCi y, en uno, al Peugeot 206 (según nuestro Centro Técnico, sólo obtiene mejores marcas el Polo y la diferencia es mínima). Sin embargo, cuando el coche se mete en ‘‘harina’’, enseguida se coloca en la zona roja del cuentarrevoluciones. No tenemos más remedio que cambiar frecuentemente, pero no hay mayor problema: el cambio es una delicia. Las marchas se insertan con precisión y los recorridos de la palanca son cortos, muy directos.Mientras que la aguja del cuentarrevoluciones no paraba de subir, la que indica el consumo permanecía impasible. ¿Estará estropeada? No. Como ha comprobado nuestro Centro Técnico, tan sólo precisa 5,9 litros de media para recorrer 100 kilómetros. Casi todos sus rivales superan de largo los 6 litros (a excepción del Ibiza, en este apartado el mejor con 5,84 litros).