De la cuarta generación del Seat Ibiza, que nació en 2008, se renovó en 2012 y ahora se actualiza, su exterior sólo se diferencia por los faros diurnos de led, el diseño de las llantas y unos pliegues en su carrocería ligeramente más marcados. En su interior los cambios sí tienen mayor relevancia, con plásticos mullidos así como otros materiales que irradian mayor calidad, pero sobre todo con una nueva pantalla táctil integrada en el salpicadero que permite una gran conectividad. De serie es de 5,5”, pero opcionalmente por 200 euros encontramos otra de 6,5”, con excelente definición y función «Mirror Link» que permite tanto reflejar como manejar desde ella diferente información de nuestro smartphone; ya sea con sistema Android o iOS, con Car Play. Opcionalmente, por 270 euros, se puede añadir la cámara de visión trasera y, por 400, un completo sistema de navegación.
Menor cilindrada, mayor potencia en el Seat Ibiza
Pero lo más importante de este nuevo Seat Ibiza es lo que no se ve. En el apartado mecánico sobresale la llegada de un nuevo propulsor tricilíndrico de gasolina que se presenta como una excelente alternativa al Diesel, con el difícil reto en esta versión de 110 CV de sustituir al alabado 1.2 TSI de 105 CV de cuatro cilindros. Desde fuera, al arrancarlo, al ralentí, sorprende por su deportivo sonido, tanto que parece que estemos ante la versión GTI (Cupra) de la gama. Pero una vez ha cogido temperatura, o en marcha, pasa más desapercibido. Por prestaciones y consumos gana con claridad al 1.2, siendo alrededor de 0,3 segundos más rápido en aceleración y con un consumo medio 0,6 l/100 km inferior. Sorprende por refinamiento y, salvo que agudicemos mucho nuestros sentidos, por sus atenuadas vibraciones resulta difícil adivinar que es un tricilíndrico; aunque, al menos sobre este Seat Ibiza, no llega al grado alcanzado por el 1.0 EcoBoost de Ford.
El chasis no ha sido ajeno a distintos retoques, con el diferencial electrónico XDS de serie para versiones de más de 100 CV, nuevas estabilizadoras y amortiguadores; con la opción por 350 euros de unos pilotados firmados por Bilstein que a tecla de botón ofrecen ajuste Normal o Sport, que también actúa sobre la respuesta del motor y la dirección. No hay gran diferencia entre ambos, pero por 310 euros tenemos un Ibiza FR que por bastidor se convierte en uno de los utilitarios más eficaces sin apenas merma en su confort.
La versión FR, de tintes claramente deportivos, aporta una gran eficacia sin apenas detrimento en el confort. Su amortiguación es firme, pero al menos con los amortiguadores Bilstein pilotados también responde con calidad, sin ningún tipo de sequedad.
Entre las ayudas a la conducción de serie, este Seat Ibiza 1.0 TSI FR cuenta con frenada automática tras una colisión, aviso de fatiga del conductor, asistente al arranque en pendiente, control de presión de los neumáticos… pero los sensores de luz y lluvia son opcionales (200 euros).
En definitiva, el nuevo Seat Ibiza 1.0 TSI FR es una versión que gana mucho en deportividad sin una gran merma de confort y que muestra un buen equilibrio general, con una sorprendente habitabilidad. Cede muy ligeramente en cuanto a agrado de uso frente al 1.2 TSI, al que mejora notablemente por prestaciones y consumos.