Renault Mégane Coupé-Cabriolet

El salto cualitativo que ha experimentado la última generación del Mégane llega ahora a su variante Coupé-Cabriolet. Mantiene, e incluso refuerza, sus aclamadas virtudes prácticas, pero en conjunto es un coche mucho mejor realizado.

Renault Mégane Coupé-Cabriolet
Renault Mégane Coupé-Cabriolet

En el Centro de Diseño Renault han querido que el nuevo Renault Mégane Coupé-Cabriolet se reconozca como un cabrio incluso cuando no va descapotado. Por ello, los montantes traseros y el propio techo son de tonalidad oscura, lo que recuerda a una capota de lona. Como en ocasiones anteriores, es el especialista alemán Karmann quien se encarga de la fabricación del módulo completo del techo, que pesa 110 kg. Posteriormente lo envía, listo para ser ensamblado, a la cadena de montaje de la fábrica de Renault en Douai (Francia), de la que también salen los monovolúmenes Renault Scénic y Grand Scénic. Como ya ocurría con el Mégane Coupé-Cabriolet anterior, el techo sigue contando con la posibilidad de ser panorámico de cristal, de modo que es factible tener el cielo por montera incluso en los días de lluvia o frío. Para protegernos del sol dispone de una cortinilla interior de accionamiento manual. La operación de plegado del techo se realiza en 21 segundos de manera totalmente automática mediante un mecanismo electrohidráulico, aunque no puede llevarse a cabo en marcha por cuestiones de seguridad y durabilidad. Comparado con el anterior Renault Mégane Coupé-Cabriolet, la rigidez torsional estática ha mejorado un 80%, y un 30% la dinámica. Respecto a un Renault Mégane de 5 puertas es 160 kg más pesado e incorpora muelles delanteros un 13% más rígidos, traseros, un 17%, así como amortiguadores y barra estabilizadora más firmes para reducir el balanceo en curvas. La parte trasera es la más personal y cuenta con pilotos de posición de tipo LED que, junto con los detalles cromados repartidos por ciertas partes de la carrocería, le otorgan un aire distintivo. Por lo demás, comparte la mayoría de elementos y la gran variedad mecánica con el resto de la gama Renault Mégane. Para reducir ruido y turbulencias se ha montado, de serie, un pequeño deflector trasero de vidrio, que va ubicado entre los reposacabezas de los dos asientos posteriores. Según Renault es efectivo por debajo de 90 km/h, aunque durante el recorrido pudimos comprobar que el margen de uso es algo mayor. Se puede complementar con uno tradicional de tela (207 euros), pensado para cuando se circula más rápido, pero sólo con los ocupantes delanteros a bordo, ya que anula las plazas de atrás. En este caso, las corrientes de aire que entran en el habitáculo ni siquiera nos despeinan, algo en lo que también tiene mucho que ver el alto parabrisas, que se ha adelantado 6 cm para facilitar el acceso al interior del coche y para proporcionar mayor sensación de desahogo al conducir sin capota. También con objeto de mejorar el acceso, los asientos delanteros cuentan con memoria, además, comparado con el anterior Mégane Coupé-Cabriolet, los pasajeros traseros cuentan con un centímetro adicional de espacio para las piernas y con un respaldo algo menos vertical, aunque sigue siéndolo mucho. El maletero dispone de 417 litros en posición coupé y de 211 litros cuando el techo va alojado en su interior, cifras muy generosas en ambos casos. La boca de carga queda en una posición muy baja, lo que aumenta aún más su practicidad, y la fase final del cierre del portón es eléctrica. Por otra parte, la cerradura de la guantera se abre y se cierra conjuntamente con las puertas para mantener los objetos personales a salvo cuando el coche está descapotado y aparcado. Su precio de venta estará entre los 25.400 euros de la versión TCe 130 Dynamique y los 31.000 euros del dCi 160 Privilège.