Renault Laguna 1.5 dCi vs VW Passat 1.6 TDI

Repostados hasta la boca. Reseteamos los ordenadores de viaje y estos renovados Laguna y Passat nos prometen autonomías para cruzar la península. Son las contundentes versiones Diesel básicas -110 y 105 CV respectivamente- de nuestros días. Razonablemente dinámicas y sorprendentemente ahorradoras.

Renault Laguna 1.5 dCi vs VW Passat 1.6 TDI
Renault Laguna 1.5 dCi vs VW Passat 1.6 TDI

Lo mejor:
Comportamiento dinámico
Portón del maletero
Motor solvente

Lo peor: Calidad de bacheo
Opciones frente al Passat
Maletero frente a su rival
Lo mejor:
Consumos sorprendentes
Calidad de rodadura
Equipamiento disponible

Lo peor:
Recuperaciones en 6ª
Sistema arranque confuso
Precio frente a su rival

- Consumos y prestaciones
Con la misma rigurosidad que esas otras versiones de la parte alta de la gama, se comportan y se sienten estas variantes. Aquí no estamos ante versiones específicas con apelativo ecológico que apuran hasta las últimas consecuencias, con neumáticos de baja resistencia a la rodadura o suspensiones rebajadas que pudieran degradar su comportamiento en según qué circunstancias. Renault apela al dinamismo en su Laguna y esta «moderada» versión, qué cosas, no es una excepción. Con una dirección más rápida y una amortiguación más firme (como un tacto de frenada más incisivo), su direccionalidad y apoyos resultan más instantáneos y sólidos que en el Passat. Con menos acción sobre el volante, el Renault se muestra más reactivo que el Volkswagen, y por tanto puede resultar más fluido de conducir en ciudad y carretera virada. En buenas vías, ambos muestran una estabilidad lineal imperturbable, si bien la carrocería del Passat siempre tiende a sentirse algo más suelta, jamás inquietante, que la del sólido Laguna. Esta tendencia y su mayor insinuación subviradora se puede tratar en el Passat tirando de opciones, con un chasis rebajado y una amortiguación variable, pero entonces, quizás, la extraordinaria calidad de bacheo y finalmente su elevado confort de rodadura se resentirían. Valorando estos aspectos, es cuando el Passat se muestra, por su parte, muy superior al Laguna, fruto de su configuración de suspensiones, como también de algo más. El Laguna gestiona muy bien un bache y sólo bien dos consecutivos. A partir de ahí, su filtración y confort de rodadura por asfaltos ásperos está mucho peor resuelta. En la dirección se llegan incluso a percibir golpeteos, como ruidos en su habitáculo, cuando el Passat afronta estas situaciones separando impecablemente el trabajo de las suspensión del resto del habitáculo. A la comentada mejor calidad de bacheo y, en general, confort de rodadura, el Passat ofrece un habitáculo que, ahí donde la habitabilidad de estas grandes berlinas puede no resultar tan favorable, se desmarca con un puñado de centímetros a su favor. Detrás, en el espacio para las piernas sigue marcando registros de referencia en el segmento, al igual que su profundo y diáfano maletero que se va por encima de los 500 litros (535 por 445 en el Laguna) . No se respira ese plus de espacio en el Renault, si bien sus cotas resultan generosas. Una característica a tener en cuenta en el Laguna es su portón trasero, que permite aprovechar mejor su maletero para introducir objetos voluminosos o bicicletas, por ejemplo.Aunque algo mejor equipado de serie el Laguna si a elementos básicos nos referimos, la lista de opciones del Passat puede conformar un coche más completo. Su lista es propia de segmentos superiores, con soluciones de última aparición, pero algo más habitual como los asientos eléctricos o calefactados, tapicería de piel, etc, sólo está disponible en el modelo alemán. Ambos incluyen cómodos frenos de estacionamiento eléctricos, llaves electrónicas (de uso confuso para arrancar el motor en el Passat), y el Laguna, además de incluir una conexión Bluetooth o los sensores de aparcamiento trasero, esta unidad probada incluye un avanzado sistema de navegación de Tom Tom. La interminable lista de opciones del Passat cuida con más profundidad todas las áreas y en materia de seguridad sólo el Volkswagen ofrece nuevas aplicaciones, como el asistente de pérdida de carril, el detector de fatiga del conductor (de serie), el detector de precolisión, de ángulos muertos, etc. Nada que objetar en ninguno de los dos modelos sobre unos equipamientos de seguridad estandarizados, donde los controles dinámicos de conducción y los airbag frontales, laterales delanteros y de cabeza tipo cortina forman parte indisoluble, prácticamente, de cualquier automóvil hoy día. Sólo comentar que, de nuevo, el Passat ofrece en opción los habitualmente olvidados airbag laterales traseros. El descuento oficial de 2.500 euros del Laguna (el novedoso Passat no entra por ahora oficialmente en estas guerras comerciales) marca una diferencia de 5.000 euros con su rival, más difícil de justificar y asumir en este margen de facturas, cuando además el Laguna cumple ejemplarmente con su cometido. Y salvo por el equipamiento de vanguardia opcional del Passat, no hay una diferencia insalvable entre ambos modelos, si bien es cierto que el Passat transmite una mayor calidad constructiva y su rendimiento energético, fruto de su tecnología, es superior. Lo mejor:
Comportamiento dinámico
Portón del maletero
Motor solvente

Lo peor: Calidad de bacheo
Opciones frente al Passat
Maletero frente a su rival
Lo mejor:
Consumos sorprendentes
Calidad de rodadura
Equipamiento disponible

Lo peor:
Recuperaciones en 6ª
Sistema arranque confuso
Precio frente a su rival

- Consumos y prestaciones
Con la misma rigurosidad que esas otras versiones de la parte alta de la gama, se comportan y se sienten estas variantes. Aquí no estamos ante versiones específicas con apelativo ecológico que apuran hasta las últimas consecuencias, con neumáticos de baja resistencia a la rodadura o suspensiones rebajadas que pudieran degradar su comportamiento en según qué circunstancias. Renault apela al dinamismo en su Laguna y esta «moderada» versión, qué cosas, no es una excepción. Con una dirección más rápida y una amortiguación más firme (como un tacto de frenada más incisivo), su direccionalidad y apoyos resultan más instantáneos y sólidos que en el Passat. Con menos acción sobre el volante, el Renault se muestra más reactivo que el Volkswagen, y por tanto puede resultar más fluido de conducir en ciudad y carretera virada. En buenas vías, ambos muestran una estabilidad lineal imperturbable, si bien la carrocería del Passat siempre tiende a sentirse algo más suelta, jamás inquietante, que la del sólido Laguna. Esta tendencia y su mayor insinuación subviradora se puede tratar en el Passat tirando de opciones, con un chasis rebajado y una amortiguación variable, pero entonces, quizás, la extraordinaria calidad de bacheo y finalmente su elevado confort de rodadura se resentirían. Valorando estos aspectos, es cuando el Passat se muestra, por su parte, muy superior al Laguna, fruto de su configuración de suspensiones, como también de algo más. El Laguna gestiona muy bien un bache y sólo bien dos consecutivos. A partir de ahí, su filtración y confort de rodadura por asfaltos ásperos está mucho peor resuelta. En la dirección se llegan incluso a percibir golpeteos, como ruidos en su habitáculo, cuando el Passat afronta estas situaciones separando impecablemente el trabajo de las suspensión del resto del habitáculo. A la comentada mejor calidad de bacheo y, en general, confort de rodadura, el Passat ofrece un habitáculo que, ahí donde la habitabilidad de estas grandes berlinas puede no resultar tan favorable, se desmarca con un puñado de centímetros a su favor. Detrás, en el espacio para las piernas sigue marcando registros de referencia en el segmento, al igual que su profundo y diáfano maletero que se va por encima de los 500 litros (535 por 445 en el Laguna) . No se respira ese plus de espacio en el Renault, si bien sus cotas resultan generosas. Una característica a tener en cuenta en el Laguna es su portón trasero, que permite aprovechar mejor su maletero para introducir objetos voluminosos o bicicletas, por ejemplo.Aunque algo mejor equipado de serie el Laguna si a elementos básicos nos referimos, la lista de opciones del Passat puede conformar un coche más completo. Su lista es propia de segmentos superiores, con soluciones de última aparición, pero algo más habitual como los asientos eléctricos o calefactados, tapicería de piel, etc, sólo está disponible en el modelo alemán. Ambos incluyen cómodos frenos de estacionamiento eléctricos, llaves electrónicas (de uso confuso para arrancar el motor en el Passat), y el Laguna, además de incluir una conexión Bluetooth o los sensores de aparcamiento trasero, esta unidad probada incluye un avanzado sistema de navegación de Tom Tom. La interminable lista de opciones del Passat cuida con más profundidad todas las áreas y en materia de seguridad sólo el Volkswagen ofrece nuevas aplicaciones, como el asistente de pérdida de carril, el detector de fatiga del conductor (de serie), el detector de precolisión, de ángulos muertos, etc. Nada que objetar en ninguno de los dos modelos sobre unos equipamientos de seguridad estandarizados, donde los controles dinámicos de conducción y los airbag frontales, laterales delanteros y de cabeza tipo cortina forman parte indisoluble, prácticamente, de cualquier automóvil hoy día. Sólo comentar que, de nuevo, el Passat ofrece en opción los habitualmente olvidados airbag laterales traseros. El descuento oficial de 2.500 euros del Laguna (el novedoso Passat no entra por ahora oficialmente en estas guerras comerciales) marca una diferencia de 5.000 euros con su rival, más difícil de justificar y asumir en este margen de facturas, cuando además el Laguna cumple ejemplarmente con su cometido. Y salvo por el equipamiento de vanguardia opcional del Passat, no hay una diferencia insalvable entre ambos modelos, si bien es cierto que el Passat transmite una mayor calidad constructiva y su rendimiento energético, fruto de su tecnología, es superior.