Nissan Murano 3.5 V6

La moda de los todo terrenos ligeros, o SUV, ha traído hasta España al Nissan Murano, uno de los exponentes más claros de esta nueva estirpe de coches. El Murano cumple con la definición: estampa deportiva, gran formato, potencia, rapidez y unas limitadas cualidades 4x4. Quien busque un coche amplio, con empaque, divertido y rápido encontrará satisfacción en este Murano. Quien necesite un vehículo más capaz en el campo se estará equivocando. Descubrimos lo último de Nissan.

Nissan Murano 3.5 V6
Nissan Murano 3.5 V6
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Los japoneses de Nissan se labraron su fama en España gracias a sus todo terrenos, coches duros, solventes y bien terminados que funcionaban de maravilla en el campo. Ahora corren nuevos tiempos y Nissan, respetada también por la producción de otro tipo de coches, busca su hueco en uno de los segmentos más de moda, el de los todo terrenos ligeros, también llamados SUV, esos coches que combinan la comodidad de una berlina con la agilidad de un deportivo y ciertas características del 4x4.Este segmento hace furor, sobre todo, en Estados Unidos, donde casi no hay una marca que no ofrezca alguno. Nissan no podía ser menos y, pensando básicamente en Estados Unidos, ha presentado este sorprendente Murano, un SUV de gran tamaño, estética muy agresiva y colosal planta motriz: 3,5 litros y 234 CV de potencia.

Las maneras del coche, su motor descomunal, su desenfadado consumo de gasolina y su sobrado espacio interior lo hacen idóneo para el mercado estadounidense, siempre ávido de novedades en este apartado de las ventas. En cambio, no está tan claro que el coche se ajuste a los gustos y necesidades de los conductores europeos. Esta prueba a fondo demuestra que, aun siendo un coche muy divertido, todavía tiene muchos detalles que ajustar. Por un precio de 49.150 euros, se pueden pedir algunas cosas más, sobre todo en cuestiones de equipamiento. Desde luego, lo que no se puede pedir es más originalidad. Sobre los 4,77 metros que mide, los diseñadores japoneses han dibujado unas formas que rebosan imaginación y fantasía. Curvas tensas, líneas rasgadas, mucho músculo… El Murano destaca por la agresividad que muestra en cada detalle. Desde la sorprendente calandra frontal, que cruza todo el morro, hasta los cromados del escape, pasando por la gran cantidad de chapa vista que hay en los laterales, todo habla de deportividad, de fuerza, de velocidad… Puede gustar más o menos, pero nadie podrá decir que el Murano es un coche anodino. Su estética exterior resulta impactante, llena de energía y juventud. Es un perfecto resumen de lo que ha tratado de hacer Nissan en los últimos años, combinar el poderío de su historia 4x4 con la rabiosa belleza de sus deportivos. Así, si pusiéramos en una batidora alguna cualidad del Terrano, un poco de Pathfinder, bastante del 350 Z y unas gotas del Micra, saldría un cóctel con las formas exactas del Murano.Este espíritu también se encuentra de puertas para adentro, donde los diseñadores han tratado de dar formas deportivas a un habitáculo enorme. Con espacio más que sobrado para cinco personas adultas y un maletero que acoge sin problemas 550 litros de capacidad, el Murano ofrece uno de los interiores más amplios y confortables de la categoría (tanto sitio hay que agradecérselo a una batalla de 2,83 metros). Pero darle a esta gran cabina un aire deportivo ya no es tan fácil. En Nissan han optado por romper con las líneas clásicas y han confeccionado un salpicadero lleno de quiebros, con una extraña bitácora sobreelevada tras el volante donde van metidos los relojes del tablero de mandos y algunos botones.
La idea, en principio, es original, pero, en la práctica, poco interesante. Los botones están escondidos y cuesta acceder a ellos y, para colmo, el acabado no es nada bueno, con lo que la bitácora se mueve mucho y da impresión de estar mal rematada.El resto de la cabina también presenta algunos detalles de acabados mejorables, como algunos guarnecidos poco firmes o algunos plásticos de calidad discutible. Estos detalles algo vulgares nos llevan a pensar en un habitáculo más pensado para el público estadounidense que para el europeo.

Claro que esta impresión se va diluyendo a medida que nos instalamos en el habitáculo y descubrimos sus elevadas cotas de confort. Ya hemos visto que es un interior espacioso y ahora añadimos que es muy cómodo. Los asientos, bien mullidos, resultan agradables y acogedores, si bien, con la tapicería de cuero, algo faltos de sujeción. En los delanteros sobra espacio, y el conductor, con reglajes eléctricos en banqueta y respaldo, puede encontrar la postura más correcta sin problemas. Es verdad que el volante sólo se regula en altura (y con cierta dificultad), pero también es verdad que la falta de regulación en profundidad queda perfectamente subsanada por el pedalier ajustable. Lo dicho: la postura de conducción es muy natural y se encuentra rápidamente.

La distribución de los mandos también es correcta y, salvo los botones que se ocultan tras el volante, todos se encuentran a mano. El tacto, en cambio, es desigual: los hay con muy buen tacto y los hay de manejo menos agradable. También abundan los huecos para dejar objetos, las guanteras y las gavetillas, sobre todo en el entorno de la palanca de cambios, sobre el túnel de transmisión.

Otra característica del habitáculo es su espléndido aislamiento: apenas se oye el motor y sólo los ruidos de rodadura se cuelan. Una suspensión muy elaborada contribuye a que las cotas de confort sean realmente altas. Con un precio de 49.150 euros se puede esperar un buen equipamiento. El Murano lo ofrece, sí, pero es necesario señalar algunas lagunas que, a tenor del coste del coche, no se justifican.
En la dotación de serie están el ABS con distribución electrónica de la fuerza de frenada, los airbags delanteros y laterales, el control de tracción y estabilidad, el control de velocidad de crucero y las llantas de aleación de 18 pulgadas.
El apartado de confort, además, cuenta con climatizador, equipo de música con cargador de CDs, techo practicable, asientos delanteros calefactados y con regulación eléctrica, volante en cuero con mandos del equipo de sonido integrados y navegador por satélite.
A pesar de lo completo que parece, hay que señalar algunos defectos, como la ausencia de un ordenador de viaje eficaz y completo. En el que hay, ni siquiera se puede controlar el consumo (y, por cierto, no es nada frugal). Otro detalle que no se puede pasar por alto es la presencia de una rueda de repuesto de emergencia. Por este precio, bien se podría montar una de verdad. En cambio, nos ha encantado el sistema de visión trasera con cámara en el portón: perfecto para aparcar un coche tan grande.

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Los japoneses de Nissan se labraron su fama en España gracias a sus todo terrenos, coches duros, solventes y bien terminados que funcionaban de maravilla en el campo. Ahora corren nuevos tiempos y Nissan, respetada también por la producción de otro tipo de coches, busca su hueco en uno de los segmentos más de moda, el de los todo terrenos ligeros, también llamados SUV, esos coches que combinan la comodidad de una berlina con la agilidad de un deportivo y ciertas características del 4x4.Este segmento hace furor, sobre todo, en Estados Unidos, donde casi no hay una marca que no ofrezca alguno. Nissan no podía ser menos y, pensando básicamente en Estados Unidos, ha presentado este sorprendente Murano, un SUV de gran tamaño, estética muy agresiva y colosal planta motriz: 3,5 litros y 234 CV de potencia.

Las maneras del coche, su motor descomunal, su desenfadado consumo de gasolina y su sobrado espacio interior lo hacen idóneo para el mercado estadounidense, siempre ávido de novedades en este apartado de las ventas. En cambio, no está tan claro que el coche se ajuste a los gustos y necesidades de los conductores europeos. Esta prueba a fondo demuestra que, aun siendo un coche muy divertido, todavía tiene muchos detalles que ajustar. Por un precio de 49.150 euros, se pueden pedir algunas cosas más, sobre todo en cuestiones de equipamiento. Desde luego, lo que no se puede pedir es más originalidad. Sobre los 4,77 metros que mide, los diseñadores japoneses han dibujado unas formas que rebosan imaginación y fantasía. Curvas tensas, líneas rasgadas, mucho músculo… El Murano destaca por la agresividad que muestra en cada detalle. Desde la sorprendente calandra frontal, que cruza todo el morro, hasta los cromados del escape, pasando por la gran cantidad de chapa vista que hay en los laterales, todo habla de deportividad, de fuerza, de velocidad… Puede gustar más o menos, pero nadie podrá decir que el Murano es un coche anodino. Su estética exterior resulta impactante, llena de energía y juventud. Es un perfecto resumen de lo que ha tratado de hacer Nissan en los últimos años, combinar el poderío de su historia 4x4 con la rabiosa belleza de sus deportivos. Así, si pusiéramos en una batidora alguna cualidad del Terrano, un poco de Pathfinder, bastante del 350 Z y unas gotas del Micra, saldría un cóctel con las formas exactas del Murano.Este espíritu también se encuentra de puertas para adentro, donde los diseñadores han tratado de dar formas deportivas a un habitáculo enorme. Con espacio más que sobrado para cinco personas adultas y un maletero que acoge sin problemas 550 litros de capacidad, el Murano ofrece uno de los interiores más amplios y confortables de la categoría (tanto sitio hay que agradecérselo a una batalla de 2,83 metros). Pero darle a esta gran cabina un aire deportivo ya no es tan fácil. En Nissan han optado por romper con las líneas clásicas y han confeccionado un salpicadero lleno de quiebros, con una extraña bitácora sobreelevada tras el volante donde van metidos los relojes del tablero de mandos y algunos botones.
La idea, en principio, es original, pero, en la práctica, poco interesante. Los botones están escondidos y cuesta acceder a ellos y, para colmo, el acabado no es nada bueno, con lo que la bitácora se mueve mucho y da impresión de estar mal rematada.El resto de la cabina también presenta algunos detalles de acabados mejorables, como algunos guarnecidos poco firmes o algunos plásticos de calidad discutible. Estos detalles algo vulgares nos llevan a pensar en un habitáculo más pensado para el público estadounidense que para el europeo.

Claro que esta impresión se va diluyendo a medida que nos instalamos en el habitáculo y descubrimos sus elevadas cotas de confort. Ya hemos visto que es un interior espacioso y ahora añadimos que es muy cómodo. Los asientos, bien mullidos, resultan agradables y acogedores, si bien, con la tapicería de cuero, algo faltos de sujeción. En los delanteros sobra espacio, y el conductor, con reglajes eléctricos en banqueta y respaldo, puede encontrar la postura más correcta sin problemas. Es verdad que el volante sólo se regula en altura (y con cierta dificultad), pero también es verdad que la falta de regulación en profundidad queda perfectamente subsanada por el pedalier ajustable. Lo dicho: la postura de conducción es muy natural y se encuentra rápidamente.

La distribución de los mandos también es correcta y, salvo los botones que se ocultan tras el volante, todos se encuentran a mano. El tacto, en cambio, es desigual: los hay con muy buen tacto y los hay de manejo menos agradable. También abundan los huecos para dejar objetos, las guanteras y las gavetillas, sobre todo en el entorno de la palanca de cambios, sobre el túnel de transmisión.

Otra característica del habitáculo es su espléndido aislamiento: apenas se oye el motor y sólo los ruidos de rodadura se cuelan. Una suspensión muy elaborada contribuye a que las cotas de confort sean realmente altas. Con un precio de 49.150 euros se puede esperar un buen equipamiento. El Murano lo ofrece, sí, pero es necesario señalar algunas lagunas que, a tenor del coste del coche, no se justifican.
En la dotación de serie están el ABS con distribución electrónica de la fuerza de frenada, los airbags delanteros y laterales, el control de tracción y estabilidad, el control de velocidad de crucero y las llantas de aleación de 18 pulgadas.
El apartado de confort, además, cuenta con climatizador, equipo de música con cargador de CDs, techo practicable, asientos delanteros calefactados y con regulación eléctrica, volante en cuero con mandos del equipo de sonido integrados y navegador por satélite.
A pesar de lo completo que parece, hay que señalar algunos defectos, como la ausencia de un ordenador de viaje eficaz y completo. En el que hay, ni siquiera se puede controlar el consumo (y, por cierto, no es nada frugal). Otro detalle que no se puede pasar por alto es la presencia de una rueda de repuesto de emergencia. Por este precio, bien se podría montar una de verdad. En cambio, nos ha encantado el sistema de visión trasera con cámara en el portón: perfecto para aparcar un coche tan grande.