Nissan Pixo 1.0 automático

Tamaño, motor, funcionamiento... y, además, idóneo cambio automático. Nacido de un proyecto de colaboración con Suzuki, a la postre su gran rival, el simpático Pixo de Nissan sorprende por eficacia y buenas maneras: el culto a la simplicidad como expresión económica y básica de movilidad. ¡Convence!

Nissan Pixo 1.0 automático
Nissan Pixo 1.0 automático

Abrimos la puerta y, no sólo a la vista sino también posteriormente al tacto, el nuevo Nissan Pixo representa todo un ejercicio de racionalidad. No hay alarde, ni concesión a detalles superfluos. Nada está de más, pero, tras un sentimiento inicial de austeridad, con el paso de los días descubrimos que realmente poco también está de menos. Especialmente por naturaleza.

Estudiado el creciente segmento utilitario como transporte práctico y urbano, Nissan nos deja muy buen sabor de boca con su más pequeño representante, ubicado un escalón por debajo del más espacioso, y caro, Nissan Micra. Poca sorpresa: lo esperábamos por antecedentes.

De hecho, si el también estrenado Suzuki Alto se imponía frente a las mejores propuestas por equilibrio en nuestra reciente supercomparativa ciudadana… ¿por qué no ahora el Nissan Pixo? En efecto, puede hacer gala de tal honor, porque en realidad son exactamente el mismo coche. Eso sí, ahora con el valor añadido de probarlo junto a un opcional cambio automático que eleva la factura final (de por sí superior en Nissan) a cambio de incrementar proporcionalmente el confort de uso.

Fabricado en la planta india de Suzuki, a quien se le debe su desarrollo, el Nissan Pixo comparte todo con el Suzuki Alto, desde una agradable imagen, al espacio interior o la configuración técnica y de equipamiento. Sólo en longitud le aventaja en 6 centímetros, y debido a elementos cosméticos como paragolpes de nuevo diseño o doble parrilla frontal similar al Nissan Note y que sirve de personalización. También aporta nuevas coberturas de plástico en negro sobre la zona central del frontal y la trasera, muy prácticas para disimular golpes de aparcamiento.

Y ya que hablamos de utilidad, frente a muchos de sus sofisticados y menos económicos rivales (como Ford Ka o Renault Twingo), el Nissan Pixo antepone una más práctica única carrocería de 5 puertas. Eso sí, sustituyendo ventanillas traseras de apertura completa por las de tipo compás sólo para ventilación. Podría ser cuestión de imagen, aunque es sin duda el recorte de costes el que marca aquí el diseño. Como también la ausencia de retrovisores eléctricos y cuentarrevoluciones o el que cada elevalunas sólo tenga interruptor en su puerta.

En todo caso, incomodidades diarias asumibles en este Nissan Pixo a cambio de ahorrarnos unos euros. Más incordio genera, en cambio, la falta de guantera cerrada, sin tapa y que obliga a dejar todo objeto a la vista. Pocos reproches más a un Nissan Pixo que cuenta con buenos huecos para depositar enseres y suficiente espacio para transportar con comodidad a 4 personas (las que permite su homologación y cota de anchura), sólo claramente superado por el Hyundai i10, rey en habitabilidad del segmento.

En el Nissan Pixo es muy buena la altura a bordo –de hecho, la mejor del segmento— y la postura de conducción. Y eso que la banqueta no puede regularse, sólo el respaldo. Pero uno rápidamente encuentra acomodo —de posición elevada a lo monovolumen— y asientos muy confortables de mullido. Sólo un lunar, el maletero, empaña un conjunto de diseño vistoso, buenos ajustes y apariencia. Y es que, con 155 dm3 reales de carga, es, junto al Picanto, de los más pequeños. No apto para viajar, pero sí para resolver necesidades diarias (los respaldos traseros se abaten) en su entorno: la ciudad.¿Qué opinas del Nissan Pixo 1.0 automático ? Deja tus comentarios; los más interesantes se publicarán en la revista Autopista. Si lo prefieres, debate esta noticia en nuestros foros

Automático de lujo