Opel Omega 2.5 DTI Caravan

Opel estrena su caja de cambios automática de cinco velocidades en su modelo más emblemático con su nuevo motor turbodiésel de 150 CV. Una conjunción, más que perfecta.

Opel Omega 2.5 DTI Caravan
Opel Omega 2.5 DTI Caravan

Son muchos los motivos y los puntos a favor que se pueden argumentar en beneficio del cambio automático, y más cuando éste se asocia con un motor potente o, mejor dicho, con una mecánica que ofrece unas altas cifras de par. Aunque se puede decir que su oferta, entre las muchas opciones que se pueden adquirir en un automóvil en nuestro mercado, es poco menos que simbólica, sí que se puede afirmar que desde un tiempo a esta parte se nota un ligero incremento en su presencia en la lista de equipamiento opcional e, incluso, de serie en algunos modelos. Sus detractores no tienen en cuenta muchas veces que los tiempos "adelantan que es una barbaridad" y la técnica, mucho más. En estos momentos, son pocas las cajas de cambio automática que no tienen una buena gestión electrónica, algunas incluso se adaptan a la forma de conducción del conductor y, por supuesto, lo habitual es que cuenten con 5 velocidades; por no hablar de las últimas generaciones en las que se permite un accionamiento del cambio "casi" manual, como en los casos de Audi, BMW o Mercedes.

Opel contaba con una caja de cambios automática para su modelo más representativo, el Omega, pero sólo con cuatro relaciones del cambio, con lo que su funcionamiento no era muy adecuado para nuestras carreteras y, además, no podía competir con un mínimo de igualdad de condiciones con sus rivales más directos. Sin embargo, esto no es lo único novedoso en el Opel Omega, ya que su antiguo motor -de procedencia BMW- con 130 CV de potencia ha dado paso a una moderna mecánica -originaria también de la marca alemana- dotada de inyección directa, culata multiválvula, turbocompresor de geometría variable e intercambiador de calor que anuncia 150 CV de potencia. Gracias a esta implantación, el Omega cuenta ahora con un motor dotado de tecnología de última hornada que ofrece un buen rendimiento y unas prestaciones más que suficientes para realizar viajes largos sin ningún problema. Las cifras que hemos obtenido en nuestras mediciones habituales dan una idea bastante clara del buen funcionamiento de esta mecánica. Las aceleraciones están en la media de modelos de características similares y las recuperaciones se pueden calificar como destacables, gracias, eso sí, a la colaboración del cambio automático, que reduce las marchas que sean necesarias cuando se pisa a fondo el acelerador -función "kick-down"-.

El motor DTI cuenta con una banda de utilización que llega hasta casi las 4.750 rpm, aunque en sus primeras 2.000 rpm se muestra un poco perezoso a subir de revoluciones, sobre todo cuando partimos desde parado. Esta circunstancia -que también se notaba en la versión dotada de cambio manual- es quizás algo más acusada en esta variante, por la presencia del cambio automático, que añade el -pequeño- correspondiente resbalamiento del convertidor de par. En ciudad, el Omega se desenvuelve con bastante soltura, a pesar de sus grandes dimensiones; el cambio automático supone una rebaja efectiva del estrés que supone moverse entre un tráfico cada día más complicado hasta tal punto que, aunque evidentemente los atascos no desaparecen, la conducción en este tipo de situaciones se vuelve mucho más relajada. En carretera, los 150 CV oficiales son más que suficientes para que los adelantamientos y superar los repechos de la vía sean una tarea sencilla que, en el peor de los casos, únicamente requiere de una mayor presión sobre el acelerador.

El cambio cuenta con función "Sport", que hace que los cambios entre marcha hacia arriba se realicen a regímenes más altos, ya que se busca ofrecer buenas cifras de potencia y par, aunque sea a costa del consumo. En carreteras con muchas curvas se puede ir "jugando" con la palanca de cambios y así disfrutar también de la conducción.

El cambio no permite bajar de "D" a 4ª, ni de 3ª a 2ª sin pulsar el gatillo que está ubicado en la propia palanca, pero sí que tiene libertad para pasar de 4ª a 3ª simplemente desplazando la palanca. Con ello, el conductor tiene unas referencias de en qué marcha está circulando sin tener que apartar la vista de la carretera, algo que resulta muy útil, puesto que el Omega no informa de esta circunstancia a su conductor con un gráfico en el cuadro de instrumentos como hacen casi todos los automóviles modernos que disponen de este tipo de caja de cambios. También dispone de una función denominada "invierno", que hace que el coche arranque en marchas largas para evitar que las ruedas patinen cuando la carretera está helada.