Con el 190 de 125 CV la Clase A ya dispone de una versión que ofrece un nivel de prestaciones que le faculta para ser un rápido vehículo de transporte, compatible con su mejor faceta, la de amplio, práctico, exclusivo y refinado utilitario. Este A 210 L Evolution con su motor de 140 CV va un poco más allá en la idea de ofrecer unas prestaciones poderosas, pues —no sólo por lo que se desprende de su estampa— es la busca de un carácter GTI lo que le define. En este sentido, y no es por abrir una herida completamente curada, nos viene a la memoria las sombras del inicio comercial de la Clase A, cuando se puso en evidencia su seguridad ante unas exigencias dinámicas violentas. El hecho de que Mercedes haya puesto en la calle este A 210 obvia el pasado y habla del orgullo de la marca para "homologar" para las carreteras de curvas y las altas prestaciones un bastidor, un concepto, a priori, con un objetivo inicial un tanto distante. Aun así, aunque el resultado final habilita a este A 210 para rodar muy deprisa, esconde secretos o limitaciones que lo condicionan como un verdadero deportivo compacto. Y su filosofía, en parte, es ésta. Su impactante presencia con el sello de AMG así parece atestiguarlo. Basta echar un vistazo a sus espeluznantes llantas de 17 pulgadas con neumáticos de reducidísimo perfil, sentir sus endurecidas suspensiones o probar su vigoroso motor.
Este es protagonista desde el momento que giramos la llave de contacto. Se siente en el habitáculo más de la cuenta, pero tiene un ruido afinado y bonito que nos adelanta su carácter. Técnicamente deriva del 1.9 del A 190, al que un aumento de la carrera de los pistones ha llevado la cilindrada hasta los 2,1 litros. La potencia ha pasado de 125 a 140 CV y el par, de 18,4 a 20,9 mkg. Con los mismos desarrollos de cambio que el 190, este A 210 disfruta de una respuesta llena y contundente en toda la banda de utilización. Se mueve con absoluta soltura a bajo régimen en las velocidades superiores, recupera con mucha consistencia y rapidez y se siente muy suelto girando a 6.000 rpm. La sensación es la de tener un motor dominante sobre el conjunto, con una capacidad resolutiva que facilita, agiliza y "calienta" enormemente la conducción.
Alcanzar los 200 km/h no supone ningún esfuerzo y mantiene altos cruceros con toda total facilidad. Su quinta puede con todo y corona y recupera con solvencia para garantizar una conducción muy dinámica sin necesidad de depender de un cambio que, por su parte, se muestra muy preciso en las inserciones y suave de manejar.