Citroën C3 1.4 HDI/68

Sin duda. El C3 es un auténtico urbanita. Se muestra ágil, no demasiado ruidoso y consume poco. ¿Qué más se puede esperar de un coche especialmente diseñado para manejarse en las distancias cortas? Sigue leyendo y descubrirás que la ciudad se le queda pequeña.

Citroën C3 1.4 HDI 68 CV 5 puertas
Citroën C3 1.4 HDI 68 CV 5 puertas

Dicen que la primera impresión es la que cuenta, pero, si nos dejáramos llevar por ella, la prueba de este C3 1.4 HDI de 68 CV quizás sería muy diferente de cómo lo va a ser. Cuando te dicen que vas a probar un C3 Diesel de 68 CV, comienzas a hacer tus cábalas: coche pequeño, dedicado a la ciudad y poco potente. Ninguna de las anteriores afirmaciones es falsa, pero, a la luz de lo que pudimos comprobar con posterioridad, hay que matizarlas.

El pequeño modelo de la marca gala deja desde un principio claro que es un automóvil principalmente enfocado para el tráfico urbano. Sus reducidas dimensiones, su bajo consumo y lo agradable de su dirección a baja velocidad lo convierten en uno de los principales candidatos para ser el “Ciudadano del Año". Buscar aparcamiento, aguantar estoicamente el más desesperante de los atascos, manejarse entre las hileras de coches que pueblan una gran ciudad… todo eso lo hace y lo hace muy bien nuestro protagonista y lo acompaña con un interior en el que destaca un diseño bastante original y moderno con una combinación de dos plásticos, uno oscuro y liso en la parte superior del salpicadero y uno en color claro y granulado en la parte inferior. No nos ha gustado la configuración de los relojes de información. Estos están agrupados casi alrededor de un único display que informa, de forma digital, de la velocidad. El cuentarrevoluciones se lee mal y no cuenta con zona roja.

La calidad de los materiales y el acabado han mejorado respecto a otros productos de la firma del doble chevrón (léase Saxo o Xsara), aunque, si lo comparamos con algunos de sus rivales (Ford Fiesta o Volkswagen Polo), las diferencias, siempre en contra del Citroën, no tardan en salir a relucir. Lo que sí es el interior del C3 es práctico, o al menos lo intenta con una profusión de sitios (incluidas dos guanteras y bandejas bajo los asientos) para dejar los innumerables objetos que llevamos en nuestra vida cotidiana (cartera, llaves, móvil, gafas de sol, etc.).

Los asientos son cómodos y blandos, aunque no cansan a la hora de embarcarse en grandes desplazamientos. A pesar de no contar con regulación en altura, no es muy difícil encontrar la posición adecuada para la conducción, ya que a eso contribuye la posibilidad de regulación en altura y profundidad del volante. Lo que echamos de menos es una mayor capacidad para recoger el cuerpo en los asientos. Bien es cierto que no es un modelo de carácter deportivo, pero, en algunas curvas, se echa de menos ir algo más sujeto.

Y no es pequeño, la sensación interior es de bastante más amplitud de lo que podíamos imaginar viéndolo desde fuera. Esta sensación se confirma con datos, ya que el modelo de Citroën es el mejor en su categoría en altura máxima delante y detrás (con cifras casi calcadas a las de Skoda Fabia y Toyota Yaris), en el apartado de anchura en las plazas delanteras, vuelve a encabezar la lista empatado con el Polo de Volkswagen. Las plazas posteriores son las peor paradas y no ofrecen cotas demasiado destacadas. El espacio para las piernas es de 66 centímetros, algo que lo coloca bastante por debajo de sus principales rivales (74 cm suma el Punto, en 73 se quedan Fiesta, Fabia, Ibiza y Polo e incluso se ve superado por el Opel Corsa y el Nissan Micra, con 68). Respecto a la anchura en estos mismos asientos, lo ideal es que viajen dos personas, que lo harán con relativo desahogo. Otro tema son las maletas, ya que la habitabilidad interior fagocita la capacidad de carga del C3, que es muy pequeña (305 litros). La bandeja incluida en la parte inferior del maletero para escalonar equipaje más que aportar una mejor distribución del equipaje, roba algo de espacio.