Mercedes C 200 Kompressor Classic aut.

La inclusión de la mecánica sobrealimentada por compresor no descompone en lo más mínimo el enfoque que caracteriza al Clase C de Mercedes. Al exquisito confort de marcha y la acostumbrada calidad de realización se suman unas prestaciones y dinamismo de buen nivel, incluso con el opcional cambio automático.

Mercedes C 200 Kompressor Classic aut.
Mercedes C 200 Kompressor Classic aut.

Esto de las sensaciones es algo que en Mercedes se cuida con cierto esmero. Aquellos puntos que habitualmente están en contacto con nuestras manos durante la conducción son estudiados con delicadeza. La piel que recubre el volante y su volumen general, el grosor del aro, el tacto de la palanca de cambios, incluso, el mullido del asiento. Todos estos puntos parecen haber sido especialmente tratados para transmitir una sensación de máxima calidad, procurando que se conviertan en filtros de total eficacia frente a las vibraciones. Este aislamiento es uno de los apartados donde Mercedes demuestra su saber hacer, apartando al conductor y ocupantes de la más mínima molestia en este sentido. Entrando en el capítulo de confort, el Clase C se configura como un exclusivo cuatro cómodas plazas, pues su anchura de habitáculo no es la más adecuada para acoger cómodamente a tres adultos detrás. Los asientos delanteros son aceptables, pero uno no se baja del coche con la sensación de haber estado sentado en el sofá de casa. Tampoco sujetan especialmente en las curvas. Detrás, pese al poco espacio en anchura, los ocupantes pueden estirar las piernas con cierta holgura. La presentación interior demuestra un gasto en imaginación que en otros modelos de Mercedes no se ha utilizado, tanto en el diseño en sí como en los múltiples gadgets electrónicos que acompañan al conductor y que se explican mejor en el tremendo manual de instrucciones del coche -más de 300 páginas- que en este recortado espacio. El equipamiento de seguridad es impresionante y, en dura lucha con BMW, puede asegurarse que es el más completo del mercado. El destinado al confort tampoco se queda atrás y no aparece ningún elemento básico como opción a sobreprecio. Claro, que tampoco esto es un mérito especial cuando comprobamos que este modelo tiene un precio incluso superior al de algunas berlinas grandes de fabricantes generalistas -con 40 centímetros más de longitud- con motor de 200 CV. Probar cualquier Mercedes que aparezca en el mercado siempre significa establecer, conscientemente o no, una comparativa con el resto, por si se convierte en el líder que, normalmente, por su precio debe encarnar. Llegar a una conclusión no siempre es fácil, máxime en unos tiempos como los actuales donde la rebaja en el costo de producción es una obligación que lleva a esconder lejos de la vista de cualquier curioso los ahorros que en materiales o diseño se ven obligados a realizar. Aun así, este Mercedes hace acopio de las virtudes, incluso optimizadas, que desde siempre han caracterizado a los vehículos con estrella de tres puntas. Por seguridad, calidad de marcha y tacto, podemos arriesgarnos a decir que se convierte en la referencia. Por prestaciones y habitabilidad, no está a ese nivel, pero cumple. Globalmente, un automóvil de primer orden a precio elevado. La tradición continúa.