Hyundai Sonata 2.7 V6

Más grande, más elegante, más potente, más cualificado, el nuevo Sonata intenta ubicarse en un segmento muy exigente y donde el precio no lo es todo.

Hyundai Sonata 2.7 V6
Hyundai Sonata 2.7 V6

La política de precios de las marcas surcoreanas supuso en su día su reclamo principal, y a veces único, para modelos que en general resultaban de una categoría inferior a la ofrecida por sus rivales europeos. La cosa ha cambiado mucho, y no sólo porque el progreso de la calidad haya sido palpable —principalmente en Hyundai—, sino también por las propias cualidades de sus vehículos. El mejor ejemplo ha sido la adaptación de los modelos surcoreanos de los segmentos bajos y medios a las exigencias del conductor europeo. En el caso de Hyundai, su compromiso les llevó a desarrollar motores propios Diesel, ofreciendo modelos como el Accent, Matrix, Elantra o Trajet totalmente adaptados a la cultura automovilística europea. Incluso su último modelo, el Getz, es un utilitario al uso definido por un pliego de condiciones con apuntes europeos.

El caso del Sonata es bien distinto. Su influjo americano deja bien a las claras que es un modelo proyectado para el área del Pacífico, con Estados Unidos y la propia Corea del Sur como mercados principales. Esto nos da una idea de que su planteamiento general es diferente al que nos podemos encontrar en un Mondeo, Vectra, Laguna o Passat similares, por ejemplo. Y no sólo por una cuestión de diseño. En el caso de la versión que nos ocupa, la unión entre su motor 2.7 V6 de 172 CV con un cambio automático con variante secuencial es una posibilidad a caballo entre los muy europeos 2.5 y 3.0 en este tipo de berlinas. Tampoco es habitual que el cambio sea sólo de cuatro velocidades. Con este formato, el Sonata dispone de un dinamismo de marcha muy agradable en condiciones de tráfico fluido, con ritmos suaves y constantes y orografía favorable, pero de no ser así, muestra una clara falta de adaptación que condiciona muchísimo el agrado y la eficacia de su motor. La posibilidad de recurrir a un uso secuencial de las marchas ayuda a adaptar el motor a condiciones puntuales no tan favorables, pero en ningún caso nos encontramos con una respuesta poderosa a bajo régimen. Este motor tiene un carácter multiválvula algo acusado, con la curva de par desplazada hacia arriba, que empobrece la respuesta por debajo de las 4.000 revoluciones. Esto altera además el equilibrio de los consumos a poco que no se den las condiciones ideales. Por otra parte, el motor, fabricado íntegramente en aluminio, es lo refinadamente suave y silencioso que se espera de un seis cilindros, pero no alcanza los niveles de un Renault Laguna o un Opel Vectra, entre otros.