Ford Mondeo ST220 / Opel Vectra V6 GTS

Podrían pasar por ser una preparación estética, pero realmente son lo que aparentan ser. Ford y Opel han incluido en sus gamas de Mondeo y Vectra dos variantes con prestaciones y comportamiento de espíritu ciertamente dinámico.

Ford Mondeo ST220 / Opel Vectra V6 GTS
Ford Mondeo ST220 / Opel Vectra V6 GTS

Tras una larga travesía en la que la mayoría de las marcas se habían decidido por lanzar al mercado sólo motores Diesel con mayor o menor potencia, tecnología y un largo etcétera, podemos ver algo de luz al final del túnel de la mano de dos fabricantes europeos —con raíz americana, pero implantados firmemente en nuestro continente— que llevan tiempo enfrentados en un duro mano a mano, prácticamente en todos los segmentos en los que tienen representantes. Y lo hacen con dos buenas estrellas dentro de sus respectivas gamas en las que se ofrecen motores de alta potencia y chasis y suspensiones ligeramente modificados para mejorar su comportamiento dinámico; eso sí, sin renunciar en ningún caso a rebajar en lo más mínimo el confort, nivel de equipamiento y calidad de vida a bordo que corresponde a una berlina de este porte.Exteriormente, en ambos modelos se ha optado por dar unas pinceladas de su carácter especial, pero disimulando —hasta cierto sentido— las singulares características que encierran estas variantes mecánicas con una buena dosis de potencia. Ford lleva tiempo ofreciendo "kits" para muchos de sus modelos, hasta ahora una pura personalización, eso sí, bastante aceptables y no muy cargados de aditamentos aerodinámicos —excepción hecha de los Escort y Sierra Cosworth— consiguiendo una estética atractiva. Opel también tiene su preparación especial para muchos de sus modelos vía Irmscher, aunque en nuestro mercado no resulta muy demandado. Opel estrena la carrocería GTS de 5 puertas en el recientemente aparecido Vectra, con una línea exterior atractiva y llamativa desde cualquier ángulo. Las suspensiones en ambos modelos son más firmes y se cuenta con una altura menor en 1,5 y 2 cm que en el resto de las versiones de cada gamaEl interior sigue una cierta similitud con su exterior, ofreciendo una serie de pequeños detalles que delatan que no estamos ante una versión convencional, pero sin resultar en ningún caso fuera de tono. Los asientos delanteros tienen la forma adecuada para sujetar sin problemas el cuerpo en zonas con carreteras viradas y que no tengamos que ir recolocándonos después de cada curva. Sólo un "pero" para el Mondeo: su tapicería de piel, porque nos parece más adecuada una de tela —que sujeta mucho más el cuerpo— o, como mucho, la mixta piel/tela como la que lleva el Vectra. Cuestión de gustos... y de márketing. Aparte de esto, ambos cuentan con un grado de dureza perfecto para que los kilómetros no se dejen notar en la espalda y complementan el confort de suspensión hasta niveles elevados. El puesto de conducción está muy bien resuelto en ambos modelos, con una buena ubicación de pedales, palanca de cambios y volante que, gracias a las distintas regulaciones de este último, permiten adaptar a nuestro gusto particular la posición de conducción. Bajo el capó delantero de cada uno se esconde una pequeña joya propiedad de cada marca. El Mondeo dispone de una versión mejorada del motor V6 de 3 litros que está presente en alguno de sus modelos —léase Maverick o Mazda Tribute—, pero ajustado para las peculiaridades que la marca quiere otorgar a todas las realizaciones especiales que se fabriquen bajo las siglas ST —Sport Technologies—. El funcionamiento de este motor es una delicia en todos los sentidos. Sube de vueltas con una facilidad asombrosa, está muy bien equilibrado, no vibra a ningún régimen y ofrece un agradable sonido cuando se estira hasta la zona roja del cuentarrevoluciones. Permite circular sin ningún problema a baja velocidad en marchas largas y, cuando se le solicita más velocidad, la entrega es muy lineal y bastante rápida. En carretera se desenvuelve "como pez en el agua", permite mantener un ritmo vivo sin tener que recurrir en muchas ocasiones al cambio para adelantar con rapidez o subir las pendientes manteniendo la velocidad de inicio sin ningún problema. El motor del Opel tampoco se queda atrás e, incluso, supera en algunos aspectos al Mondeo. Esta mecánica es la misma que se monta en el Omega y que, si en ese modelo, más pesado y menos ágil, resulta una opción más que adecuada, en el Vectra GTS, con menos peso y un bastidor y suspensiones puestas a punto para darle cierto toque de deportividad, resulta toda una delicia. Empuja con mucha contundencia desde prácticamente el ralentí y llega al corte de inyección con cierta facilidad a poco que nos descuidemos. Bien es cierto que el Opel cuenta con una mayor cilindrada y esto, no hay que olvidarlo, resulta fundamental en muchas ocasiones. No hay más que ver las cifras que hemos obtenido en nuestras habituales mediciones, en las que, con unos desarrollos mucho más largos que los del Mondeo en las dos últimas marchas, consigue que las diferencias entre ellos en las recuperaciones sean más bien pequeñas. Y es que el motor del Vectra está ofreciendo unas cifras de par mucho más altas que las del Mondeo a lo largo de toda la gama de revoluciones, lo que se traduce en una respuesta rápida a la hora de subir de vueltas desde un régimen bajo. El resto de las prestaciones hablan, y muy bien, de lo que son capaces de dar estos motores: menos de 29 segundos para alcanzar el kilómetro con salida desde parado es ya una cifra propia de berlinas de buen andar.

Tras una larga travesía en la que la mayoría de las marcas se habían decidido por lanzar al mercado sólo motores Diesel con mayor o menor potencia, tecnología y un largo etcétera, podemos ver algo de luz al final del túnel de la mano de dos fabricantes europeos —con raíz americana, pero implantados firmemente en nuestro continente— que llevan tiempo enfrentados en un duro mano a mano, prácticamente en todos los segmentos en los que tienen representantes. Y lo hacen con dos buenas estrellas dentro de sus respectivas gamas en las que se ofrecen motores de alta potencia y chasis y suspensiones ligeramente modificados para mejorar su comportamiento dinámico; eso sí, sin renunciar en ningún caso a rebajar en lo más mínimo el confort, nivel de equipamiento y calidad de vida a bordo que corresponde a una berlina de este porte.Exteriormente, en ambos modelos se ha optado por dar unas pinceladas de su carácter especial, pero disimulando —hasta cierto sentido— las singulares características que encierran estas variantes mecánicas con una buena dosis de potencia. Ford lleva tiempo ofreciendo "kits" para muchos de sus modelos, hasta ahora una pura personalización, eso sí, bastante aceptables y no muy cargados de aditamentos aerodinámicos —excepción hecha de los Escort y Sierra Cosworth— consiguiendo una estética atractiva. Opel también tiene su preparación especial para muchos de sus modelos vía Irmscher, aunque en nuestro mercado no resulta muy demandado. Opel estrena la carrocería GTS de 5 puertas en el recientemente aparecido Vectra, con una línea exterior atractiva y llamativa desde cualquier ángulo. Las suspensiones en ambos modelos son más firmes y se cuenta con una altura menor en 1,5 y 2 cm que en el resto de las versiones de cada gamaEl interior sigue una cierta similitud con su exterior, ofreciendo una serie de pequeños detalles que delatan que no estamos ante una versión convencional, pero sin resultar en ningún caso fuera de tono. Los asientos delanteros tienen la forma adecuada para sujetar sin problemas el cuerpo en zonas con carreteras viradas y que no tengamos que ir recolocándonos después de cada curva. Sólo un "pero" para el Mondeo: su tapicería de piel, porque nos parece más adecuada una de tela —que sujeta mucho más el cuerpo— o, como mucho, la mixta piel/tela como la que lleva el Vectra. Cuestión de gustos... y de márketing. Aparte de esto, ambos cuentan con un grado de dureza perfecto para que los kilómetros no se dejen notar en la espalda y complementan el confort de suspensión hasta niveles elevados. El puesto de conducción está muy bien resuelto en ambos modelos, con una buena ubicación de pedales, palanca de cambios y volante que, gracias a las distintas regulaciones de este último, permiten adaptar a nuestro gusto particular la posición de conducción. Bajo el capó delantero de cada uno se esconde una pequeña joya propiedad de cada marca. El Mondeo dispone de una versión mejorada del motor V6 de 3 litros que está presente en alguno de sus modelos —léase Maverick o Mazda Tribute—, pero ajustado para las peculiaridades que la marca quiere otorgar a todas las realizaciones especiales que se fabriquen bajo las siglas ST —Sport Technologies—. El funcionamiento de este motor es una delicia en todos los sentidos. Sube de vueltas con una facilidad asombrosa, está muy bien equilibrado, no vibra a ningún régimen y ofrece un agradable sonido cuando se estira hasta la zona roja del cuentarrevoluciones. Permite circular sin ningún problema a baja velocidad en marchas largas y, cuando se le solicita más velocidad, la entrega es muy lineal y bastante rápida. En carretera se desenvuelve "como pez en el agua", permite mantener un ritmo vivo sin tener que recurrir en muchas ocasiones al cambio para adelantar con rapidez o subir las pendientes manteniendo la velocidad de inicio sin ningún problema. El motor del Opel tampoco se queda atrás e, incluso, supera en algunos aspectos al Mondeo. Esta mecánica es la misma que se monta en el Omega y que, si en ese modelo, más pesado y menos ágil, resulta una opción más que adecuada, en el Vectra GTS, con menos peso y un bastidor y suspensiones puestas a punto para darle cierto toque de deportividad, resulta toda una delicia. Empuja con mucha contundencia desde prácticamente el ralentí y llega al corte de inyección con cierta facilidad a poco que nos descuidemos. Bien es cierto que el Opel cuenta con una mayor cilindrada y esto, no hay que olvidarlo, resulta fundamental en muchas ocasiones. No hay más que ver las cifras que hemos obtenido en nuestras habituales mediciones, en las que, con unos desarrollos mucho más largos que los del Mondeo en las dos últimas marchas, consigue que las diferencias entre ellos en las recuperaciones sean más bien pequeñas. Y es que el motor del Vectra está ofreciendo unas cifras de par mucho más altas que las del Mondeo a lo largo de toda la gama de revoluciones, lo que se traduce en una respuesta rápida a la hora de subir de vueltas desde un régimen bajo. El resto de las prestaciones hablan, y muy bien, de lo que son capaces de dar estos motores: menos de 29 segundos para alcanzar el kilómetro con salida desde parado es ya una cifra propia de berlinas de buen andar.