Como ya hemos comentado con anterioridad, al entrar en el Civic de 3 puertas llama la atención el lugar que ocupa la palanca de cambios. Lo siguiente que no se puede dejar de observar es que los acabados tienen un toque deportivo con algunos detalles en color aluminio. Sin embargo, no son todo lo bueno que cabría esperar de un coche que equipa este motor que tanto ofrece. El salpicadero está con un remate correcto, pero el tacto resulta un poco plasticoso. Donde más se nota esta sensación es en los botones, que resultan gomosos. Además, los mandos que se encuentran en el panel central está situados de forma cómoda y fácilmente localizables, aunque su tamaño es un poco pequeño.
Los asientos son un tanto más a favor del Honda. El mullido es cómodo y la sujeción resulta más que suficiente. Para largos recorridos, pueden llegar a ser demasiado duros. Se agradece que los cinturones sean regulables en altura. Por otra parte, el Civic cuenta con un paso de rueda con plataforma para poner el pie cuando no se necesita pisar el embrague. Quizás parezca una tontería, pero creo que todos los fabricantes deberían tener en cuenta este elemento que hace de la conducción un ejercicio más cómodo y que, seguramente, no suponga un elevado coste.
Un elemento del que se debe hacer mención en este modelo son los huecos para guardar cosas. A parte del sujetavasos para el conductor (que se encuentra a la izquierda del volante, lo cual nos ha parecido algo raro) y de la guantera, que se queda algo justita, podemos encontrar varias bandejas en distintos lugares del salpicadero (como se trata de huecos sin tapa al final pueden resultar poco útiles). Sin embargo, Honda ha incluido un espacio con tapa corredera entre los dos asientos delanteros que resulta grande, cómodo y útil. Frente a esta profusión de espacios “guardacosas" en la parte delantera, detrás sólo se cuenta con el bolsillo del respaldo del copiloto. Por cierto, éste no tiene asidero superior, así que todos aquellos que gustan de viajar “enganchados" a este útil agarradero tendrán que buscarse otra alternativa de “seguridad". Otra cosa que me ha llamado la atención es lo oculto que está el cenicero, bajo la palanca de cambio, y no por ponérselo difícil a los fumadores como método disuasorio, sino porque el diseño y la colocación prominente de la palanca de cambios no ha propiciado un mejor lugar.
El volante es regulable en altura, aunque no es así en profundidad. De todas formas, la posición para conducir se encuentra sin ninguna dificultad y el círculo del volante permite ver sin problemas toda la información que ofrecen los relojes. Lo que no se ve tan bien es la panorámica hacia atrás, ya que los dos reposacabezas traseros impiden mucho la visibilidad.
Los elevalunas eléctricos hacen bastante ruidos al subir y bajar, pero podría tratarse de un problema puntual de nuestra unidad de pruebas.
Al pasar a la parte trasera, se puede decir que las tres plazas con que cuenta son suficientes para tres adultos y el espacio para las piernas tampoco va mal. A pesar de que es más corto que la versión de cinco puertas (15 centímetros más larga), el habitáculo ofrece sensación de amplitud.
Los asientos traseros están divididos, por lo que se pueden abatir en su totalidad o sólo en parte, con la consiguiente ampliación del maletero. El Civic, con un coste de 2.828.562 pesetas en su acabado ES, ofrece, además, airbags de conductor, de copiloto y laterales. Se trata de una buena opción para aquel que busque un modelo con un aspecto algo distinto, cierto toque deportivo y a un precio no demasiado caro. El problema es que con estas características, el Civic 3 puertas no se encuentra solo en el mercado y rivales , son varios y, en ocasiones, más baratos y algo mejores.
