Audi S8 / Mercedes S55 AMG

El Audi S8 y el Mercedes S55 AMG son un claro exponente de lo que son capaces de conseguir ambas marcas cuando agitan la coctelera de sus preparaciones estrella.

Audi S8 / Mercedes S55 AMG
Audi S8 / Mercedes S55 AMG

Tanto el A8 como el S 500 están considerados como dos auténticos automóviles de representación, con un alto grado de confort y un elevado nivel de lujo. Por ello, simplemente el considerar la fabricación de una versión especial, con ciertos tintes de deportivo, sobre esta base puede resultar toda una osadía para los más puristas. Pero hay muchas formas de hacer las cosas y, en el caso de nuestros dos protagonistas, se han hecho muy bien. Para empezar, nada de modificar su estética a base de elementos ornamentales que delaten la presencia de una versión especial, nada de grandes logotipos indicando su potencia o poderío; en definitiva, nada de hacer ostentación, sino más bien todo lo contrario: discreción a raudales. A la hora de fabricar estos dos automóviles tan especiales, ambas marcas han seguido caminos distintos. Mientras que los "S" de Audi se fabrican en el mismo lugar que el resto de sus modelos, en Ingolstadt, Mercedes recurre a su empresa asociada, AMG, para realizar esta preparación. Eso sí, en cualquiera de los casos, el resultado final es el mismo: dos auténticos modelos de representación, con un interior lujoso y cómodo, pero dotados de un corazón deportivo. Y es precisamente bajo el capó delantero donde se encuentran las joyas más preciadas de estos dos vehículos: su motor, que en ambos modelos está fabricado con el mimo y cuidado que requiere una versión tan especial como lo son éstas. Audi cuenta con la base del motor V8 de 4,2 litros al que se le realizan diversas modificaciones para aumentar su potencia hasta 360 CV. En el caso del S 55, se toma como base el motor del S500, se eleva la cilindrada hasta 5,5 litros a base de aumentar la carrera y se realizan importantes modificaciones en el mismo. Entre ellas cabe destacar la presencia de un cigüeñal rediseñado, la utilización de pistones de aluminio forjados y la inclusión de un sistema de chorro de aceite para enfriar los pistones. Una vez al volante del Audi nos damos cuenta de que, a pesar de ser un "viejo conocido" nuestro, todos los modelos de la marca que llevan la sigla "S" cuentan con un atractivo especial en todo el conjunto. Un giro a la llave de contacto y el rugido de los 8 cilindros en V del motor se hace notar -a pesar del excelente trabajo de insonorización-, lo que ya nos indica el potencial que tenemos bajo nuestro pie derecho. El cambio Tiptronic nos permite movernos con total comodidad por ciudad en su modo automático, y en su función manual nos ofrece la posibilidad de disfrutar de su accionamiento suave, rápido y eficaz cuando circulamos por carreteras viradas. El Clase S de Mercedes resulta, ya de por sí, espectacular desde cualquier punto de vista. Si a esto le añadimos el aliciente que suponen la visión de las llantas de mayor tamaño y neumáticos de perfil bajo, sus paragolpes de distinta factura y el saber que bajo el capó delantero contamos con una mecánica muy especial, afinada y puesta a punto para lanzar con suma rapidez sus 1.950 kg de peso, el resultado es verdaderamente impresionante.