Renault Clio Sport / Seat Ibiza Cupra

Tanto el Clio como el Ibiza tienen en común ser la base sobre la que se desarrollan las versiones de competición de los trofeos Renault y Seat para el certamen nacional de rallies. Ello condiciona su configuración, claramente inclinada hacia el apartado dinámico y exige unos resultados en carretera excepcionales.

Renault Clio Sport / Seat Ibiza Cupra
Renault Clio Sport / Seat Ibiza Cupra

Si nos atenemos sólo a las cifras podemos caer en el error de pensar que nos encontramos ante dos modelos de similar andar, parecida configuración e idéntico precio. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Las personalidades del Clio Sport y del Ibiza Cupra son tan diferentes que, tras efectuar la prueba, lo que nos sorprende es que los resultados objetivos sean tan similares. Más corpulento y, si me apuran más ostentoso, la renovada imagen del Cupra desborda deportividad por todas partes. La nueva rejilla frontal, los paragolpes específicos —con los faros antiniebla integrados en el delantero— y sobre todo las vistosas llantas de aleación de 16 pulgadas de diámetro calzadas con neumáticos de perfil 45 dejan clara la vocación del Seat. El Clio no queda muy atrás y a pesar de mostrar una imagen más discreta, los más aficionados descubrirán enseguida esta versión Sport. Las ópticas delanteras dobles, comunes a la gama alta, los antinieblas delanteros y las también llamativas llantas, aunque en este caso de 15 pulgadas, delatan a la versión más deportiva del Renault Clio. Una vez situados en el interior se respira un ambiente «racing». Detalles de cuero por aquí y adornos en color titanio por allá -pedales incluidos- nos meten en ambiente a los pocos segundos. Los asientos parecen bastante envolventes a simple vista, pero en ninguno de los dos casos ofrecen la sujeción lateral exigible en este tipo de modelos. Nos quedamos con los del Renault, cuyo diseño anatómico es mucho más eficaz y proporcionan un grado de comodidad muy superior. Los del Ibiza siguen manteniendo el resalte a media espalda que ya denunciamos en la presentación de la serie actual y que condiciona mucho la comodidad. Cuánto echamos de menos aquellos asientos de las primeras series del Ibiza GTi cuya eficacia en comodidad y sujeción lateral era muy superior. La postura de conducción es más fácil de encontrar en el Ibiza, con una mayor variedad de posiciones. El Renault, incluso con el asiento en su posición más baja, nos sitúa en un plano demasiado elevado respecto del salpicadero que, personalmente, no nos gusta demasiado. Mientras nos alejamos de las congestionadas carreteras de la ciudad nos damos cuenta de las diferencias de carácter de ambos. El motor del Clio dispone de una razonable respuesta a medio régimen, pero si dejamos que el cuentavueltas baje de 3.000 rpm en marchas largas se vuelve perezoso y para mantener un tren vivo debemos hacer uso del cambio. El Ibiza se muestra más dócil y aunque el turbo tiene un pequeño tiempo de respuesta, presenta una mayor inmediatez de reacciones a los requerimientos del acelerador. Ya aquí se percibe la menor rumorosidad mecánica del Ibiza frente al Renault, cuyo motor se escucha con más nitidez en el interior del habitáculo. Si nos atenemos sólo a las cifras podemos caer en el error de pensar que nos encontramos ante dos modelos de similar andar, parecida configuración e idéntico precio. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Las personalidades del Clio Sport y del Ibiza Cupra son tan diferentes que, tras efectuar la prueba, lo que nos sorprende es que los resultados objetivos sean tan similares. Más corpulento y, si me apuran más ostentoso, la renovada imagen del Cupra desborda deportividad por todas partes. La nueva rejilla frontal, los paragolpes específicos —con los faros antiniebla integrados en el delantero— y sobre todo las vistosas llantas de aleación de 16 pulgadas de diámetro calzadas con neumáticos de perfil 45 dejan clara la vocación del Seat. El Clio no queda muy atrás y a pesar de mostrar una imagen más discreta, los más aficionados descubrirán enseguida esta versión Sport. Las ópticas delanteras dobles, comunes a la gama alta, los antinieblas delanteros y las también llamativas llantas, aunque en este caso de 15 pulgadas, delatan a la versión más deportiva del Renault Clio. Una vez situados en el interior se respira un ambiente «racing». Detalles de cuero por aquí y adornos en color titanio por allá -pedales incluidos- nos meten en ambiente a los pocos segundos. Los asientos parecen bastante envolventes a simple vista, pero en ninguno de los dos casos ofrecen la sujeción lateral exigible en este tipo de modelos. Nos quedamos con los del Renault, cuyo diseño anatómico es mucho más eficaz y proporcionan un grado de comodidad muy superior. Los del Ibiza siguen manteniendo el resalte a media espalda que ya denunciamos en la presentación de la serie actual y que condiciona mucho la comodidad. Cuánto echamos de menos aquellos asientos de las primeras series del Ibiza GTi cuya eficacia en comodidad y sujeción lateral era muy superior. La postura de conducción es más fácil de encontrar en el Ibiza, con una mayor variedad de posiciones. El Renault, incluso con el asiento en su posición más baja, nos sitúa en un plano demasiado elevado respecto del salpicadero que, personalmente, no nos gusta demasiado. Mientras nos alejamos de las congestionadas carreteras de la ciudad nos damos cuenta de las diferencias de carácter de ambos. El motor del Clio dispone de una razonable respuesta a medio régimen, pero si dejamos que el cuentavueltas baje de 3.000 rpm en marchas largas se vuelve perezoso y para mantener un tren vivo debemos hacer uso del cambio. El Ibiza se muestra más dócil y aunque el turbo tiene un pequeño tiempo de respuesta, presenta una mayor inmediatez de reacciones a los requerimientos del acelerador. Ya aquí se percibe la menor rumorosidad mecánica del Ibiza frente al Renault, cuyo motor se escucha con más nitidez en el interior del habitáculo.