Audi A4 2.4 / Mazda6 2.3

Con la mira puesta en las berlinas medias con imagen de exclusividad, Mazda entra de lleno a competir sin ningún tipo de complejos con los más atractivos de su categoría, entre los que se encuentra el Audi A4 con su mecánica V6 de 2,4 litros y 170 CV.

Audi A4 2.4 / Mazda6 2.3
Audi A4 2.4 / Mazda6 2.3

Para poner el colofón, los consumos del Mazda son menores que los del Audi a la hora de enfrentarse a la carretera -lógico, con menos cilindros rozando y menor cilindrada-, con lo que el Mazda6 resulta un rival muy peligroso para el A4 si lo que se está buscando es un modelo de buenas prestaciones. Cuando tuvimos ocasión de tener el primer contacto con el nuevo Mazda6 ya anticipábamos que el coche era verdaderamente excepcional en prácticamente todos sus apartados, pero que, sobre todo, era el del comportamiento dinámico el que más destacaba por encima de todo el conjunto. En el caso del Mazda6 nos reafirmamos en todo lo que se escribió en el contacto: los ingenieros de la marca han realizado un trabajo en el conjunto de bastidor y suspensiones que son "para quitarse el sombrero"; y es que hacía tiempo que no disfrutábamos tanto montados a los mandos de un modelo que, sin llevar ningún apellido que implique cierto toque deportivo -léase R, AMG, M por citar algunos- nos haga disfrutar con mayúsculas y dejarnos cierta sonrillisa en la comisura de los labios tras realizar unos cuantos kilómetros con el Mazda6. Para empezar el Mazda6 es de esos coches que van directamente a donde les manda el conductor con el volante de una forma total y absolutamente precisa.

Las suspensiones cumplen con su trabajo de forma muy eficaz, permiten que sus pasajeros viajen cómodamente y sujetan con total perfección la carrocería eliminando cualquier tipo de oscilaciones parásitas que pudieran venir procedentes de un asfalto rugoso, manteniendo un equilibrio entre eficacia y confort verdaderamente destacable. Las zonas con curvas de diferentes trazados y radios son un campo perfecto para gozar con la conducción y si, además, la carretera tiene un asfalto perfecto, mejor que mejor. La puesta a punto del conjunto bastidor/suspensiones del Mazda6 hace que la parte trasera no sea un invitado de piedra a la hora de negociar las curvas sino que, a poquito que levantemos el pie del acelerador o frenemos en apoyo, ayuda a meter el coche en la curva consiguiendo un paso por curva verdaderamente alto y, lo que es más importante, con toda seguridad y sin ningún movimiento extraño que desequilibre la armonía de la conducción. Sin embargo, -no todo podía ser elogiable- hay una cosa que no termina de estar acorde con el resto de las cualidades del Mazda6: el cambio. Se echa de menos -y mucho- aquellas palancas de cambio deliciosas, suaves, precisas y de corto recorrido con que todos los modelos de la marca nos deleitaban. En este caso el accionamiento no es muy rápido y, sobre todo de cuarta a quinta, nada de rápido y preciso. Una pena.

El Audi A4 mantiene inalteradas sus condiciones para moverse por carretera con seguridad y rapidez aunque, eso sí, no con la misma precisión que su rival. El subviraje a la entrada de la curva es más acusado, restándole cierta agilidad cuando se trata de una carretera en la que se enlazan muchas curvas seguidas. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente es una cualidad propia de, prácticamente, todos los modelos de la marca, que ha buscado una fórmula para hacer que sus coches estén al alcance de un numeroso grupo de personas ya que es más sencillo de conducir un coche subvirador que uno con un tren trasero, digamos, activo. Donde siguen sin encontrar un punto intermedio que nos convenza es en el apartado de suspensiones. Lo cierto es que ahora un A4 con suspensión deportiva resulta demasiado duro y seco, con lo que se reduce muchos enteros el confort interior. En el caso de nuestro A4, además, hay que sumarle la presencia de unas opcionales llantas de 17 pulgadas junto con unos neumáticos de perfil 45 que lo vuelven algo más nervioso cuando nos movemos por carreteras con firme irregular, amén de algo más incómodo. En resumen, que el A4 no permite disfrutar tanto como el Mazda6 de su conducción por carreteras con curvas, aunque, eso sí, sigue siendo un aliado más que perfecto para hacer viajes largos con la familia a bordo y una conducción relajada.

Después del condicionante de que el coche tiene que gustar para que nos decidamos a incluirlo en la lista de candidatos a compra, el segundo más importante -o el primero en muchos casos- es el que se ocupa de cuestiones tan viles como el del vulgar dinero. Y en este apartado, el Mazda6 vuelve a ser un rival de talla XXXL para el Audi. Para empezar es 4.950 euros menos caro, pero es que a esta cifra hay que añadir alrededor de 5.900 euros más si equipamos al modelo alemán con todos los elementos que el japonés lleva de serie. Una diferencia que marca claramente el fiel de la balanza hacia el lado del modelo oriental sin ningún tipo de titubeos, ya que no existe ningún punto en el que el A4 supere al Mazda6 salvo, eso sí, una presentación muy rigurosa y que en su frontal hay 4 aros que valen su peso en oro para mucha gente, mientras que la imagen de Mazda está todavía por reconquistar. Si merecen la pena los atributos de siempre o bien las nuevas promesas, como siempre, es una cuestión que cada uno debe decidir.

Para poner el colofón, los consumos del Mazda son menores que los del Audi a la hora de enfrentarse a la carretera -lógico, con menos cilindros rozando y menor cilindrada-, con lo que el Mazda6 resulta un rival muy peligroso para el A4 si lo que se está buscando es un modelo de buenas prestaciones. Cuando tuvimos ocasión de tener el primer contacto con el nuevo Mazda6 ya anticipábamos que el coche era verdaderamente excepcional en prácticamente todos sus apartados, pero que, sobre todo, era el del comportamiento dinámico el que más destacaba por encima de todo el conjunto. En el caso del Mazda6 nos reafirmamos en todo lo que se escribió en el contacto: los ingenieros de la marca han realizado un trabajo en el conjunto de bastidor y suspensiones que son "para quitarse el sombrero"; y es que hacía tiempo que no disfrutábamos tanto montados a los mandos de un modelo que, sin llevar ningún apellido que implique cierto toque deportivo -léase R, AMG, M por citar algunos- nos haga disfrutar con mayúsculas y dejarnos cierta sonrillisa en la comisura de los labios tras realizar unos cuantos kilómetros con el Mazda6. Para empezar el Mazda6 es de esos coches que van directamente a donde les manda el conductor con el volante de una forma total y absolutamente precisa.

Las suspensiones cumplen con su trabajo de forma muy eficaz, permiten que sus pasajeros viajen cómodamente y sujetan con total perfección la carrocería eliminando cualquier tipo de oscilaciones parásitas que pudieran venir procedentes de un asfalto rugoso, manteniendo un equilibrio entre eficacia y confort verdaderamente destacable. Las zonas con curvas de diferentes trazados y radios son un campo perfecto para gozar con la conducción y si, además, la carretera tiene un asfalto perfecto, mejor que mejor. La puesta a punto del conjunto bastidor/suspensiones del Mazda6 hace que la parte trasera no sea un invitado de piedra a la hora de negociar las curvas sino que, a poquito que levantemos el pie del acelerador o frenemos en apoyo, ayuda a meter el coche en la curva consiguiendo un paso por curva verdaderamente alto y, lo que es más importante, con toda seguridad y sin ningún movimiento extraño que desequilibre la armonía de la conducción. Sin embargo, -no todo podía ser elogiable- hay una cosa que no termina de estar acorde con el resto de las cualidades del Mazda6: el cambio. Se echa de menos -y mucho- aquellas palancas de cambio deliciosas, suaves, precisas y de corto recorrido con que todos los modelos de la marca nos deleitaban. En este caso el accionamiento no es muy rápido y, sobre todo de cuarta a quinta, nada de rápido y preciso. Una pena.

El Audi A4 mantiene inalteradas sus condiciones para moverse por carretera con seguridad y rapidez aunque, eso sí, no con la misma precisión que su rival. El subviraje a la entrada de la curva es más acusado, restándole cierta agilidad cuando se trata de una carretera en la que se enlazan muchas curvas seguidas. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente es una cualidad propia de, prácticamente, todos los modelos de la marca, que ha buscado una fórmula para hacer que sus coches estén al alcance de un numeroso grupo de personas ya que es más sencillo de conducir un coche subvirador que uno con un tren trasero, digamos, activo. Donde siguen sin encontrar un punto intermedio que nos convenza es en el apartado de suspensiones. Lo cierto es que ahora un A4 con suspensión deportiva resulta demasiado duro y seco, con lo que se reduce muchos enteros el confort interior. En el caso de nuestro A4, además, hay que sumarle la presencia de unas opcionales llantas de 17 pulgadas junto con unos neumáticos de perfil 45 que lo vuelven algo más nervioso cuando nos movemos por carreteras con firme irregular, amén de algo más incómodo. En resumen, que el A4 no permite disfrutar tanto como el Mazda6 de su conducción por carreteras con curvas, aunque, eso sí, sigue siendo un aliado más que perfecto para hacer viajes largos con la familia a bordo y una conducción relajada.

Después del condicionante de que el coche tiene que gustar para que nos decidamos a incluirlo en la lista de candidatos a compra, el segundo más importante -o el primero en muchos casos- es el que se ocupa de cuestiones tan viles como el del vulgar dinero. Y en este apartado, el Mazda6 vuelve a ser un rival de talla XXXL para el Audi. Para empezar es 4.950 euros menos caro, pero es que a esta cifra hay que añadir alrededor de 5.900 euros más si equipamos al modelo alemán con todos los elementos que el japonés lleva de serie. Una diferencia que marca claramente el fiel de la balanza hacia el lado del modelo oriental sin ningún tipo de titubeos, ya que no existe ningún punto en el que el A4 supere al Mazda6 salvo, eso sí, una presentación muy rigurosa y que en su frontal hay 4 aros que valen su peso en oro para mucha gente, mientras que la imagen de Mazda está todavía por reconquistar. Si merecen la pena los atributos de siempre o bien las nuevas promesas, como siempre, es una cuestión que cada uno debe decidir.