Ford Mondeo 2.0i Ghia / Peugeot 406 2.2 Pack

El nuevo Ford Mondeo va a suponer un rival de consideración para todos los protagonistas del segmento de las berlinas medias. En su motorización de 2 litros y 145 CV juega tan bien sus principales bazas -tamaño, presentación y precio- que doblega a uno de los mejores coches del segmento, el Peugeot 406.

Ford Mondeo 2.0i Ghia / Peugeot 406 2.2 Pack
Ford Mondeo 2.0i Ghia / Peugeot 406 2.2 Pack

Todavía está en el horno, pues hasta mediados de noviembre no llegará a los concesionarios, y el nuevo Ford Mondeo ya está haciendo temblar los pilares de su segmento. Y si se confirman los precios que, de tapadillo y redondeando, han llegado a nuestros oídos, los sudores pueden aflorar a las frentes de muchos hombres de mercadotecnia de las marcas con las que deberá competir. Nada más echar un vistazo exterior al coche, ya se adivinan las intenciones de la marca del óvalo: hacer el coche más grande de su segmento de precio, con el que ningún otro pueda rivalizar en apariencia. No olvidemos que en muchos países, incluido el nuestro, el aspecto exterior es la primera razón de compra de un coche. De hecho, con su longitud, bien podría instalarse entre las grandes berlinas, con las que no desentonaría nadaAhora, esa longitud, ¿se ha trasladado al habitáculo y el maletero? En buena parte, sí. Nada más instalarnos a sus mandos se aprecia visualmente una sensación de amplitud que nos recuerda a coches del segmento superior. Con la cinta métrica en mano, la anchura no llega a tanto, pero sí la altura delantera y el espacio para las piernas de los ocupantes posteriores. En este capítulo es donde deja atrás al 406, que, si bien dispone de más espacio para sus cabezas, en esto mismo se queda corto delante, al menos, con la opción de techo corredizo instalado, como ocurría en nuestra unidad de pruebas. En el Mondeo, la posición de conducción es formidable. No tenemos otro calificativo. Volante, palanca de cambios, asiento y pedales se conjugan para ofrecer una de las posturas más acertadas de la que, ahora mismo, tenemos recuerdo. Eso sí, el diseño estético del volante -que no afecta en nada a la conducción- puede tener sus detractores, aunque hay que reconocer que por tamaño y grosor del aro cae perfectamente en nuestras manos. Eso mismo puede trasladarse al salpicadero que, a simple vista, demuestra una influencia informática indudable, con cierta falta de arte, algo que puede decirse del mismo exterior del coche. En el Peugeot, la sensación es la de estar en un vehículo con más clase, donde el diseño posee un peso específico más acentuado y la calidad visual del plástico, más cuidada. Sin embargo, el conductor del 406 no dispone de una postura tan perfecta como el del Ford, aunque en ningún caso merece críticas. Sin embargo, en esta unidad, con techo corredizo, es fácil llegar a tocar con la cabeza si nuestro gusto es el de dominar con la vista el capó. Todavía está en el horno, pues hasta mediados de noviembre no llegará a los concesionarios, y el nuevo Ford Mondeo ya está haciendo temblar los pilares de su segmento. Y si se confirman los precios que, de tapadillo y redondeando, han llegado a nuestros oídos, los sudores pueden aflorar a las frentes de muchos hombres de mercadotecnia de las marcas con las que deberá competir. Nada más echar un vistazo exterior al coche, ya se adivinan las intenciones de la marca del óvalo: hacer el coche más grande de su segmento de precio, con el que ningún otro pueda rivalizar en apariencia. No olvidemos que en muchos países, incluido el nuestro, el aspecto exterior es la primera razón de compra de un coche. De hecho, con su longitud, bien podría instalarse entre las grandes berlinas, con las que no desentonaría nadaAhora, esa longitud, ¿se ha trasladado al habitáculo y el maletero? En buena parte, sí. Nada más instalarnos a sus mandos se aprecia visualmente una sensación de amplitud que nos recuerda a coches del segmento superior. Con la cinta métrica en mano, la anchura no llega a tanto, pero sí la altura delantera y el espacio para las piernas de los ocupantes posteriores. En este capítulo es donde deja atrás al 406, que, si bien dispone de más espacio para sus cabezas, en esto mismo se queda corto delante, al menos, con la opción de techo corredizo instalado, como ocurría en nuestra unidad de pruebas. En el Mondeo, la posición de conducción es formidable. No tenemos otro calificativo. Volante, palanca de cambios, asiento y pedales se conjugan para ofrecer una de las posturas más acertadas de la que, ahora mismo, tenemos recuerdo. Eso sí, el diseño estético del volante -que no afecta en nada a la conducción- puede tener sus detractores, aunque hay que reconocer que por tamaño y grosor del aro cae perfectamente en nuestras manos. Eso mismo puede trasladarse al salpicadero que, a simple vista, demuestra una influencia informática indudable, con cierta falta de arte, algo que puede decirse del mismo exterior del coche. En el Peugeot, la sensación es la de estar en un vehículo con más clase, donde el diseño posee un peso específico más acentuado y la calidad visual del plástico, más cuidada. Sin embargo, el conductor del 406 no dispone de una postura tan perfecta como el del Ford, aunque en ningún caso merece críticas. Sin embargo, en esta unidad, con techo corredizo, es fácil llegar a tocar con la cabeza si nuestro gusto es el de dominar con la vista el capó.