Volkswagen Touran 1.9 TDI DSG

En estos tiempos en que proliferan los monovolúmenes compactos de todo tipo, Volkswagen apuesta por su Touran, un coche que propone un modelo de viaje tranquilo y sereno. La llegada del cambio DSG apuntala esta apuesta de la marca.

Volkswagen Touran 1.9 TDI DSG
Volkswagen Touran 1.9 TDI DSG

Alma familiar
Si en la parte de prueba dinámica hemos dicho que el coche no se comporta como un monovolumen, en el interior no podemos decir lo mismo. Aquí, en unas dimensiones muy buenas para la categoría, se resume lo que se entiende por coche familiar moderno. Una vez dentro del habitáculo, la sensación de espacio es satisfactoria, con grandes zonas acristaladas y la única pega que suponen los voluminosos pilares delanteros, muy anchos, que limitan un poco la visión en las curvas.

La imagen del Touran está en línea con la de los nuevos Golf, pero tampoco se despega mucho de la utilizada por el grupo Volkswagen en los últimos años. Sobriedad, buen gusto, pero pocos alardes. No se puede decir que sea un derroche de imaginación.

En cambio, la ergonomía se ha estudiado con mimo y el coche está lleno de pequeños detalles que facilitan la vida. Hay una multitud de guanteras (tres en el techo, por ejemplo), portavasos, ganchos, gavetas... Todo tipo de huecos y rincones donde dejar los más variados objetos que se utilizan en un viaje. Además, las plazas traseras disfrutan de una mesita que va plegada en el respaldo delantero, como las de los aviones. Una opción que conviene sopesar a la hora de comprar el Touran es la posibilidad de montar la tercera fila de asientos. En realidad, son dos pequeñas banquetas que van ocultas en el suelo del maletero. No son cómodas, ni amplias, pero sacan de cualquier apuro. Por 670 euros podemos contar con ese recurso extra. Eso sí, cuando las desplegamos, los 640 litros de capacidad del maletero se quedan en sólo 125. Otra pega: estas butaquitas no dejan sitio para la rueda de repuesto. En su lugar, un kit antipinchazos, una solución que nunca nos ha gustado.En lo que respecta a los acabados, el Touran está en la línea de la casa. El habitáculo está terminado en materiales muy sufridos, algo que no conviene olvidar en un coche de orientación familiar. Los plásticos son buenos, hay muchas zonas blandas y la factura es notable. En definitiva, lo esperado de un Volkswagen.La posición al volante también es muy correcta, incluso mejor que en otros monovolúmenes compactos, que tiene algo más de “furgo". Los asientos sujetan bien y resultan cómodos, muy aptos para los largos viajes.En cuanto al equipamiento de confort, tenemos que señalar una dotación de serie que ofrece aire acondicionado, ordenador, equipo de sonido con CD y volante regulable en altura y profundidad como principales aportaciones. Para contar con el climatizador hay que poner 210 euros sobre los 25.090 que cuesta el coche. Además, la tercera fila de asientos cuesta 670 euros, los asientos calefactables, 385, el navegador por satélite sale por 2.330 euros, el techo practicable por 790 y la pintura metalizada nos costará 320. Llevar tapicería de cuero es un lujo que cuesta 2.035 euros, pero incluye el volante, los pomos del freno de mano y el cambio revestidos en piel y la calefacción de los asientos.

En cuanto a los elementos de seguridad, el coche parte con ABS, seis airbags y control de estabilidad y tracción. Si queremos faros de xenón, habrá que pagar 825 euros, mientras que las llantas de aleación se quedan en 555 euros.

Haciendo balance, estamos ante un coche tranquilo, con una mecánica eficaz y muy probada, que permite realizar viajes con siete personas a bordo sin mayores problemas (aiunque sin equipaje). Además, se comporta como un coche más bajo y consume realmente poco.