Subaru Outback 2.5i y 3.0 R

Con una “filosofía dual" –uso en campo y en carretera- como estandarte, Subaru presenta estos días el nuevo Outback. La tracción 4x4 y motores bóxer son las señas de identidad de la marca nipona y, como no podía ser de otra forma, están presentes en el nuevo familiar offroad.

Subaru Outback 2.5i y 3.0 R
Subaru Outback 2.5i y 3.0 R

El concepto “dual" es el punto en el que se apoya una de las dos apuestas, el Outback, que Subaru acaba de presentar en las inmediaciones de Madrid. Se trata de un vehículo para carretera y campo, lo que se conoce como "crossover". En este segmento encontramos, en el mercado español, ejemplos como el Audi Allroad o el Volvo XC70, que, a diferencia del Subaru, ofrecen, además de los motores de gasolina, propulsores Diesel. El Outback se monta sobre la misma plataforma que el Legacy station wagon, más adelante hablaremos de él, pero se diferencia del familiar en una apariencia bastante más robusta. Nuestro protagonista tiene los parachoques y los pasos de rueda más anchos, railes en el techo, el capó más arqueado, protectores laterales y, en algunas versiones, carrocería bitono. En el exterior destaca la doble salida de escape en paralelo presente tanto en la gama Outback como en la del Legacy, que subraya aún más su carácter deportivo. Sin embargo, la baza más importante de este “crossover" no está en el exterior, sino en el interior. Como el resto de modelos de la marca nipona, equipa, de serie, tracción integral permanente (denominada Simetrical AWD) y motores bóxer (de 4 ó 6 cilindros opuestos). Dos son las mecánicas de gasolina que monta el nuevo modelo. Por una parte, un motor de 2,5 litros de cilindrada que desarrolla 165 CV a 5.600 rpm y, por otra, una mecánica de 3 litros y 245 CV a 6.600 vueltas, ambos atmosféricos. El propulsor más pequeño se puede asociar a una caja de cambios manual de cinco velocidades –y reductora- o bien a una automática de cuatro relaciones. Al motor más potente sólo se puede acoplar una caja de cambios automática de cinco velocidades.

Subaru equipa todos sus modelos con tracción simétrica a las cuatro ruedas All-Wheel Drive (AWD), pero, dependiendo de la motorización y de la caja de cambios asociada, el porcentaje de distribución del par (y la forma en que se entrega) entre el eje delantero y el trasero varía. En el caso del motor más pequeño (2.5i) asociado a caja manual, la distribución es 50/50 (tren delantero y tren trasero) mediante un diferencial central viscoso. Sin embargo, la misma mecánica con transmisión automática distribuye el par en un porcentaje 60/40. Por último, la mecánica más potente lo hace mediante distribución variable de par 45/55. En todos los casos existen tres diferenciales: delantero, central y trasero. Subaru es una marca eminentemente deportiva tanto por motores (ya hemos hablado de ellos) como por comportamiento. El grado de seguridad que transmite el Outback es elevado, gracias, sin duda, a la tracción integral, a un chasis muy rígido y a unas suspensiones duras, pero taradas sin perder de vista el confort de los ocupantes. Reforzando el carácter deportivo, Subaru ha incluido discos de freno ventilados en ambos trenes en el caso del 3.0R (con neumáticos 215/55 R sobre llantas de 17 pulgadas) y ventilados delante y macizos detrás en el 2.5i (con neumáticos 215/60 R en llantas de 16). La caja de cambios automática resulta bastante agradable (de cuatro velocidades en el 2.5i y de cinco para el 3.0 R), tanto en su utilización en modo automático como secuencial. La función “kick down" –el cambio baja una o dos marchas para comenzar a subir de vueltas rápidamente, con el objetivo de conseguir más aceleración en un momento dado- funciona a la perfección. Las recuperaciones de ambos propulsores son destacables, aunque hay que tener en cuenta que se trata de motores muy potentes que ofrecen unas más que aceptables cifras de par motor. El 3.0 R anuncia 30 mkg a 4.200 vueltas y ofrece su mejor dato de potencia –245 CV- a 6.600 rpm. Su mejor momento llega en lo más alto del cuentavueltas.El concepto “dual" es el punto en el que se apoya una de las dos apuestas, el Outback, que Subaru acaba de presentar en las inmediaciones de Madrid. Se trata de un vehículo para carretera y campo, lo que se conoce como "crossover". En este segmento encontramos, en el mercado español, ejemplos como el Audi Allroad o el Volvo XC70, que, a diferencia del Subaru, ofrecen, además de los motores de gasolina, propulsores Diesel. El Outback se monta sobre la misma plataforma que el Legacy station wagon, más adelante hablaremos de él, pero se diferencia del familiar en una apariencia bastante más robusta. Nuestro protagonista tiene los parachoques y los pasos de rueda más anchos, railes en el techo, el capó más arqueado, protectores laterales y, en algunas versiones, carrocería bitono. En el exterior destaca la doble salida de escape en paralelo presente tanto en la gama Outback como en la del Legacy, que subraya aún más su carácter deportivo. Sin embargo, la baza más importante de este “crossover" no está en el exterior, sino en el interior. Como el resto de modelos de la marca nipona, equipa, de serie, tracción integral permanente (denominada Simetrical AWD) y motores bóxer (de 4 ó 6 cilindros opuestos). Dos son las mecánicas de gasolina que monta el nuevo modelo. Por una parte, un motor de 2,5 litros de cilindrada que desarrolla 165 CV a 5.600 rpm y, por otra, una mecánica de 3 litros y 245 CV a 6.600 vueltas, ambos atmosféricos. El propulsor más pequeño se puede asociar a una caja de cambios manual de cinco velocidades –y reductora- o bien a una automática de cuatro relaciones. Al motor más potente sólo se puede acoplar una caja de cambios automática de cinco velocidades.

Subaru equipa todos sus modelos con tracción simétrica a las cuatro ruedas All-Wheel Drive (AWD), pero, dependiendo de la motorización y de la caja de cambios asociada, el porcentaje de distribución del par (y la forma en que se entrega) entre el eje delantero y el trasero varía. En el caso del motor más pequeño (2.5i) asociado a caja manual, la distribución es 50/50 (tren delantero y tren trasero) mediante un diferencial central viscoso. Sin embargo, la misma mecánica con transmisión automática distribuye el par en un porcentaje 60/40. Por último, la mecánica más potente lo hace mediante distribución variable de par 45/55. En todos los casos existen tres diferenciales: delantero, central y trasero. Subaru es una marca eminentemente deportiva tanto por motores (ya hemos hablado de ellos) como por comportamiento. El grado de seguridad que transmite el Outback es elevado, gracias, sin duda, a la tracción integral, a un chasis muy rígido y a unas suspensiones duras, pero taradas sin perder de vista el confort de los ocupantes. Reforzando el carácter deportivo, Subaru ha incluido discos de freno ventilados en ambos trenes en el caso del 3.0R (con neumáticos 215/55 R sobre llantas de 17 pulgadas) y ventilados delante y macizos detrás en el 2.5i (con neumáticos 215/60 R en llantas de 16). La caja de cambios automática resulta bastante agradable (de cuatro velocidades en el 2.5i y de cinco para el 3.0 R), tanto en su utilización en modo automático como secuencial. La función “kick down" –el cambio baja una o dos marchas para comenzar a subir de vueltas rápidamente, con el objetivo de conseguir más aceleración en un momento dado- funciona a la perfección. Las recuperaciones de ambos propulsores son destacables, aunque hay que tener en cuenta que se trata de motores muy potentes que ofrecen unas más que aceptables cifras de par motor. El 3.0 R anuncia 30 mkg a 4.200 vueltas y ofrece su mejor dato de potencia –245 CV- a 6.600 rpm. Su mejor momento llega en lo más alto del cuentavueltas.