Seat Córdoba 1.9 TDi 130/Sport

No avisa, no tiene una estética tan agresiva como otros modelos, pero este Córdoba posee un auténtico espíritu deportivo. Temperamental, con unas suspensiones muy secas, y una aceleración rabiosa, no se cansa de retarnos a que lo domemos en la carretera. Eso sí, gracias a su inacabable motor y su lujoso equipamiento, estamos encantados de aceptar el desafío.

Seat Córdoba 1.9 TDi 130/Sport
Seat Córdoba 1.9 TDi 130/Sport

Llega el momento de nuestro particular "rodeo". Nada más arrancar, nos tenemos que acostumbrar a su carácter un poco "brusco". Desde bajas vueltas, el coche empuja con fuerza y las suspensiones están diseñadas para encauzar todo este ímpetu, por lo que resultan algo molestas (sobre todo si viajamos en las plazas traseras). Una vez que nos hemos acostumbrado a su particular espíritu, sólo es cuestión de disfrutar. Cierto que la suspensión nos ha resultado algo seca, pero en ningún momento influye en la precisión de la trayectoria. La dirección brilla por su exactitud y -a pesar de que poseemos tantos caballos bajo el capó- el conductor siempre tiene la sensación de llevar las riendas. Además, el motor invita a disfrutar en carretera. Desde las 1.000 a las 4.500 revoluciones, parece imperturbable. En cualquier repecho podemos acelerar sin tener que recurrir al cambio. Éste tiene seis velocidades, su manejo es excelente y sus desarrollos están bien ajustados (aunque, sinceramente, hay que ser muy fino para ponerle en un apuro: el motor tiene fuerza de sobra se encuentre en la marcha en la que se encuentre). Silencioso (con 70,4 decibelios a 120 km/h, su sonoridad es muy contenida) y muy ahorrador, el Córdoba nos hará olvidarnos de las horas que pasamos en carretera. Ni siquiera tenemos que preocuparnos de dónde quedan las gasolineras: este TDi consume mucho menos que los motores de similar potencia de sus rivales. Su entrada en curva resulta muy limpia (un poco subvirador, invita a salir acelerando de cada viraje) y su equipo de frenos muy eficaz: a 120 km/h sólo precisa 3,4 segundos para detenerse y habrá recorrido 56,8 metros. El control de estabilidad es desconectable, pero hay que indicar que no es de serie (cuesta 511 euros). Sí monta de fábrica control de tracción y ABS.Llega el momento de nuestro particular "rodeo". Nada más arrancar, nos tenemos que acostumbrar a su carácter un poco "brusco". Desde bajas vueltas, el coche empuja con fuerza y las suspensiones están diseñadas para encauzar todo este ímpetu, por lo que resultan algo molestas (sobre todo si viajamos en las plazas traseras). Una vez que nos hemos acostumbrado a su particular espíritu, sólo es cuestión de disfrutar. Cierto que la suspensión nos ha resultado algo seca, pero en ningún momento influye en la precisión de la trayectoria. La dirección brilla por su exactitud y -a pesar de que poseemos tantos caballos bajo el capó- el conductor siempre tiene la sensación de llevar las riendas. Además, el motor invita a disfrutar en carretera. Desde las 1.000 a las 4.500 revoluciones, parece imperturbable. En cualquier repecho podemos acelerar sin tener que recurrir al cambio. Éste tiene seis velocidades, su manejo es excelente y sus desarrollos están bien ajustados (aunque, sinceramente, hay que ser muy fino para ponerle en un apuro: el motor tiene fuerza de sobra se encuentre en la marcha en la que se encuentre). Silencioso (con 70,4 decibelios a 120 km/h, su sonoridad es muy contenida) y muy ahorrador, el Córdoba nos hará olvidarnos de las horas que pasamos en carretera. Ni siquiera tenemos que preocuparnos de dónde quedan las gasolineras: este TDi consume mucho menos que los motores de similar potencia de sus rivales. Su entrada en curva resulta muy limpia (un poco subvirador, invita a salir acelerando de cada viraje) y su equipo de frenos muy eficaz: a 120 km/h sólo precisa 3,4 segundos para detenerse y habrá recorrido 56,8 metros. El control de estabilidad es desconectable, pero hay que indicar que no es de serie (cuesta 511 euros). Sí monta de fábrica control de tracción y ABS.