Ford Fiesta 1.4 Trend Durashift EST 5p

El año 2003 ha traído muchas novedades para el Fiesta: una carrocería de tres puertas, ESP y un cambio automático (con embrague pilotado) son las más destacables. Gracias a esta última, el pequeño utilitario otorga una conducción relajada y un gasto de combustible mucho menor de lo habitual con este tipo de transmisiones.

Ford Fiesta 1.4 Trend Durashift EST 5p
Ford Fiesta 1.4 Trend Durashift EST 5p

Aunque no son muy demandados, las marcas suelen introducir –siempre como opción- cambios automáticos para sus modelos pequeños, orientados a la conducción por ciudad. Gracias a ellos, la comodidad aumenta, aunque, a cambio, se sacrifican aspectos como las prestaciones o el consumo, que suele ser más alto. Ford ha querido evitar este mayor gasto de combustible con la introducción del nuevo cambio Durashift EST, asociado a los motores 1.4 TDCi y 1.4 16V, el de nuestra unidad de pruebas.Los 80 CV que ofrece esta mecánica no están gestionados mediante una transmisión automática “normal", sino a través de un embrague pilotado, es decir, una adaptación electromecánica de un cambio manual. Así, ofrece cinco marchas tanto en su modo automático como en el “secuencial" y no representa un salto demasiado grande para el conductor habituado a la palanca tradicional.Eso sí, su manejo, lógicamente, no tiene nada que ver. Desde la posición más a la derecha (el “punto muerto"), puede moverse hacia abajo –para insertar la marcha atrás- o hacia la izquierda, con lo que engranaremos primera en el modo automático. Un nuevo toque hacia el asiento del conductor y podremos utilizar el cambio “manual", en el que las relaciones se han colocado a la inversa que en la mayoría de las transmisiones de este tipo, pues en el Fiesta hay que accionar la palanca hacia abajo para subir marchas y llevarla hacia la consola central para bajarlas. Es una manera más lógica de mover el cambio (si los vehículos del Mundial de Rallies lo montan así, por algo será) y evita equivocaciones, pues su empleo es más intuitivo. No es el único aspecto de la transmisión que contribuye a mejorar la comodidad del conductor, pues la ausencia del pedal de embrague nos permitirá colocar el pie izquierdo en el hueco que deja libre –no existe espacio en el paso de rueda-. Detrás de nuestro nuevo “apoyo", tres motores eléctricos se encargan de llevar a cabo las operaciones de cambio. Una unidad de control de transmisión (TCU), que analiza las acciones del conductor y evita las variaciones bruscas de marcha -impidiendo modificar la relación si esto supone un esfuerzo innecesario para el embrague o el motor-, da órdenes a esos propulsores: el primero de ellos controla, a través de un cilindro mecánico, la línea hidráulica para soltar el embrague. El segundo selecciona la marcha, mientras que el tercero inicia el cambio de relación.A pesar de que parece un proceso largo, apenas se tarda en realizar estas operaciones, aunque –no nos llamemos a engaño- no tendrá la inmediatez de una transmisión manual tradicional, especialmente si circulamos en modo automático. En ciudad será donde menos notemos (a pesar del acusado salto que hay entre primera y segunda) este comportamiento, pues la comodidad del cambio nos permitirá preocuparnos de otros aspectos de la circulación. Una dirección rápida y fiable hace que el Fiesta se desenvuelva con mucha soltura entre el tráfico y sus reducidas dimensiones lo hacen perfecto para transitar diariamente por cualquier urbe.