Mazda Tribute 2.0 16V Touring

Aunque con un potencial menor que el Mazda Tribute V6, la versión 2.0 16V tiene en su competitivo precio uno de sus principales argumentos de venta. Una característica que no le impide mantener el elevado estándar de calidad, agrado de utilización y excelente comportamiento de su hermano mayor, virtudes que se ven potenciadas por un equipamiento realmente notable.

Mazda Tribute 2.0 16V Touring
Mazda Tribute 2.0 16V Touring

Comportamiento: El Mazda es muy noble de reacciones tanto en carretera como en pista.

Confort: El confort es alto gracias a la buena insonorización y suaves suspensiones.

Equipamiento: Con relación a su precio, el Tribute disfruta de un notable equipamiento.

Capacidades TT: Por su definición técnica, el Tribute se defienda mejor en carretera y pista, que en zonas trialeras.

Cambio de marchas: El abierto escalonamiento entre marchas perjudica la capacidad de recuperación del motor.

Frenos: Aunque potentes en frenadas aisladas, se fatigan con rapidez en un uso exigente.

Interior: Los ocupantes disfrutan de buen confort gracias a su interior amplio, bien terminado y bastante silencioso.

Carretera: El Tribute es noble y el motor agradable, aunque el cambio debería ofrecer un escalonamiento menos abierto.

Pista: Las suspensiones absorben sin problemas los baches, aumentando el confort y la seguridad de marcha.

Zona activa: Su gran batalla, la ausencia de reductoras y de un bloqueo del diferencial trasero, invitan a huir de los pasos más complicados.

Quinta rueda: El propulsor elegido para esta versión pasa de los ciento veinte caballos, quedándose algo justo de potencia para mover con soltura la algo menos de tonelada y media de peso de este automóvil. El desarrollo del cambio utilizado, no es de gran ayuda para mejorar este problema, ya que el salto entre velocidades es grande, acusando aún más lo abierto de éste al pasar de cuarta a quinta velocidad. Por este motivo hay que «estrujar» las marchas más de lo debido, que por cierto suben sin problemas por encima de 6.000 rpm. Esto repercute en los consumos, que sin ser muy altos, se ven penalizados por el abuso que hay que hacer del cambio a la mínima insinuación de cuesta, o ante un adelantamiento rápido. Los frenos arrojan unas distancias de frenado excelentes, con una potencia y mordiente en pastillas realmente buenos, aunque su resistencia a la fatiga debe mejorar. Pista de Pruebas: Fuera de carretera ya se ha comentado el excelente comportamiento del coche en pistas rápidas, que puede hacerse extensible incluso a las de firme más deteriorado, ya que las suspensiones se lo tragan casi todo sin transmitir grandes traqueteos al interior del coche. Lo que ya no le gusta nada al Tribute son las aventuras trialeras. Es cierto que su altura es buena y que con tres ruedas en el suelo su capacidad de tracción es notable incluso sin conectar el bloqueo del diferencial central, pero intentar abordar un cruce de puentes que haga perder el contacto con el suelo en dos ruedas diametralmente opuestas —delantera derecha y trasera izquierda, o viceversa— es otra cosa. En esta situación la ausencia de bloqueo en el diferencial trasero hará que todo el par se pierda por las ruedas que han perdido el contacto con el suelo, dejándonos clavados. La única forma de superar este tipo de obstáculos es por inercia, con el peligro que esto conlleva en determinadas situaciones. De igual modo, las zonas muy complicadas que exigen rodar a muy baja velocidad suponen un inconveniente por la comentada falta de bajos del motor, que obliga a «castigar» mucho el embrague para no calar el motor. Incluso la inercia es obligada para abordar rampas de gran pendiente y cierta longitud, ya que de otra forma es fácil quedarnos «colgados» a mitad de la rampa con el motor calado por falta de fuerza.