Mitsubishi Space-Star 1.9 DI-D Plus

Ahora que están de moda los monovolúmenes compactos y otras mezcolanzas en formato reducido, no está de más recordar quién dio el primer paso en este camino tan concurrido. El Space-Star, presentado en 1998, fue el pionero en este particular segmento. Ahora, sin hacer demasiado ruido, Mitsubishi lo relanza con una estética más moderna, un solvente motor que llega a los 126 CV y la funcionalidad que le ha hecho famoso.

Space Star
Space Star

Es precisamente esta altura la que distorsiona la percepción que se tiene del dinamismo del coche. En los giros, la carrocería se inclina mucho y transfiere al interior un desagradable efecto de escorado. Si se va rápido, la impresión puede alarmar a los pasajeros. Sin embargo, en ningún momento pasa de ser eso, una impresión. La realidad es que el coche se mantiene muy estable y, quitando un leve subviraje típico y fácil de corregir levantando el pie, no hay vicios reseñables en su comportamiento.

La suspensión es, claro, más bien blanda, pensada para los largos viajes y no para los recorridos enrevesados y las veleidades deportivas. Sin embargo, a pesar de ser suave y confortable, no se puede decir que carezca de eficacia. Cumple con su trabajo perfectamente, haciendo del Space Star un coche noble y fácil de conducir. Una dirección bastante rápida y muy precisa se encarga de poner las cosas todavía más fáciles; sobre todo en ciudad, donde el coche resulta mucho más manejable de lo que su tamaño podía hacer pensar.
No hay control de estabilidad y, para su categoría, no estaría de más que lo montase, pues siempre es un plus de seguridad y confianza, sobre todo con esa marcada querencia subviradora. Pero, con todo, la gran novedad que presenta este Space Star es el motor. Recibe 1.9 DI-D que, nominalmente, ofrece 115 CV, pero que nuestro banco de rodillos ha logrado llevar hasta más allá de 126 CV a 3.830 vueltas. Un vistazo somero a la curva de par que nos da el Centro Técnico sirve para comprender qué tipo de motor es este. El tirón empieza de sólo 1.500 rpm y empuja con total decisión hasta más allá de las 4.000, con un par máximo de 302 Nm a 2.450 giros. Es un trabajo típicamente turbodiésel, pero, además, con un margen de uso más amplio de lo que suele ser normal en estas máquinas.

El resultado es un corazón muy progresivo, bastante contundente y animoso que permite mantener cruceros muy altos, por encima de 160 km/h, sin apenas tener que recurrir al cambio. Ni siquiera para adelantar o recuperar velocidad es preciso usar la palanca. Con sólo acelerar más, el Space Star vuelve a ganar ritmo sin protestar. Es un motor más que sobrado para este coche, casi exagerado para sus posibilidades dinámicas.

Cabe decir en su contra que es bastante ruidoso, sobre todo en frío o cuando se va rápido. No es muy incómodo, pero sí desagradable: falta quizás un poco más de trabajo sobre el motor para afinarlo y volverlo más dulce. El cambio, más bien lento, no ayuda mucho a disimular estas carencias.

Sin embargo, donde sí es definitivo el cambio o, al menos, su desarrollo es en las prestaciones, un apartado donde el Space Star se defiende muy bien. Con un desarrollo más bien corto en las primeras marchas, logra una aceleración de 0 a 100 km/h de 9,7 segundos que, si bien no es una maravilla, no está nada mal para un coche familiar que se acerca a los 1.300 kg.

Las últimas marchas están muy bien equilibradas, de modo que permitan recuperaciones rápidas y, al tiempo, cruceros ahorradores y fáciles de mantener. Destaca la quinta, lo suficientemente larga como para que los consumos sean ridículos en viajes por carretera (no así en ciudad, donde 9,5 litros a los 100 km le colocan entre los derrochones de la categoría). Con todo, uno se da cuenta de que estamos ante una opción muy atractiva. Quizá, por el tipo de cliente que opta a estos coches, el motor sea un tanto excesivo, sobre todo pensando que en la gama hay otra versión con 100 CV, pero nunca está de más la potencia de reserva. Por un precio base de 17.800 euros, la opción parece muy atractiva. Es de los más baratos de la categoría y, desde luego, no es el peor hecho ni el peor equipado.

En la dotación de serie no faltan elementos como el ABS, los airbags delanteros y laterales delanteros, el aire acondicionado y el ordenador de viaje. Como equipo opcional sólo está la pintura metalizada. Como ya hemos visto, se echa de menos el control de estabilidad, una pieza que, cuando llegue, hará de este Space Star un vehículo mucho más interesante.