Volkswagen Lupo 1.2 TDI 3L

Tecnológicamente hablando, el Lupo 3L es uno de los automóviles más avanzados que se han fabricado en serie en los últimos años. Aluminio, magnesio, plásticos de nueva generación, estudiada aerodinámica… En definitiva, todo un compendio de elementos destinados a hacer de él uno de los automóviles que cuentan con un consumo verdaderamente reducido.

Volkswagen Lupo 1.2 TDI 3L
Volkswagen Lupo 1.2 TDI 3L

Otra de las novedades que ofrece este singular modelo es la inclusión del cambio manual de cinco marchas con embrague automático y la función de parada y arranque. El funcionamiento del cambio es similar al del Tiptronic de la marca, con una palanca de cambios que puede seleccionar el modo totalmente automático o, desplazándolo de pasillo, actuar como un cambio secuencial. Pero lo más llamativo de este órgano mecánico es su función ECO. Con sólo pulsar una tecla situada en la consola central, se varían las leyes del cambio -los cambios de marcha se realizan alrededor de las 2.000 rpm y se limita la velocidad máxima- y se conecta el sistema que hace que, cuando estamos con el pie en el freno más de tres segundos seguidos, el motor se pare. En cuanto levantamos el pie del freno el coche vuelve a arrancar automáticamente y el conductor sólo tiene que pisar el acelerador para seguir andando. Además, cada vez que se levanta el pie del acelerador, el sistema acciona el embrague, con lo que el coche se desplaza por la inercia con un consumo cero. El resultado de este ingenioso sistema es un ahorro verdaderamente importante en el ámbito para dónde está diseñado este coche: el urbano.Así como las prestaciones nos han sorprendido gratamente, el funcionamiento en su modo automático de este cambio no nos ha parecido verdaderamente cómodo en el uso urbano. La forma de actuación es demasiado brusca, y hace que el coche cabecee -y con él los ocupantes-, con lo que hay que estar pendiente de cuándo va a cambiar para acompañar el salto de marchas levantando el pie del acelerador. Además, cuando estamos en un buen atasco de esos de arrancar, parar, avanzar un poquito, volver a parar, hay momentos en los que el sistema se hace un poco de lío. Es más, cuando vamos en modo ECO, como el cambio de marchas se realiza prácticamente en las 2.000 rpm, nos encontramos circulando en marchas largas a baja velocidad; si en ese momento el tráfico rueda algo más deprisa, nos obliga a pisar el acelerador con mayor decisión, con lo que el coche reduce de marcha; como reduce de marcha, levantamos el pie del acelerador; como levantamos el pie del acelerador; el cambio sube una o dos marchas. En resumen, que llega un momento en que no se sabe muy bien cómo terminar esta espiral de acontecimientos poco agradables y al final el conductor acaba un tanto desesperado. Las distancias de frenado, así como la disposición del coche para cruzarse cuando pisamos a fondo el pie del freno, son los responsables de que la nota en ese apartado sea más bien baja. Una de las causas de este singular comportamiento habría que buscarla en la presencia de las ruedas de baja fricción, ya que el equipo de frenos -con ABS de serie- resulta bastante eficaz. A cambio, el Lupo nos obsequia con un consumo verdaderamente reducido en todo tipo de circunstancias. Evidentemente, un coche que anuncia de forma oficial unos consumos homologados de menos de 3 litros debe gastar muy poco si vamos despacio pero ¿y si se nos ocurre ir todo lo deprisa que nos permita el motor? La solución a esta pregunta es muy sencilla: pues también. De hecho, sin levantar el pie a fondo del acelerador y cambiando prácticamente en la zona roja del cuentarrevoluciones, en ningún momento hemos conseguido superar los 5,9 litros cada 100 km, lo que da una idea del bajo consumo que se puede conseguir con este vehículo a poco que seamos cuidadosos con el acelerador. A la hora de enjuiciar el precio del coche, hemos de tener en cuenta varios aspectos. El Lupo 3L es un coche caro que no es rentable en términos económicos ni para Volkswagen ni para su posible comprador. Pero es que el Lupo 3L hay que juzgarlo bajo el punto de vista de lo que supone el contar con un coche de planteamiento ecológico, que contamina menos que los de su categoría y que necesita menos combustible para funcionar, sin renunciar por ello a unas buenas prestaciones. Con ello no se va a salvar el mundo, pero sí que es un primer paso para lo que podrían ser unas futuras generaciones de vehículos que se puedan fabricar en serie para mejorar nuestro medio ambiente, y esto último, de momento, no tiene precio.