Mercedes A 190 Classic

Tras dos años de vida comercial, el Clase A de Mercedes ya puede disfrutar de una potente mecánica de 125 CV con la que convertirse, por méritos propios, en un veloz y eficaz rutero.

Mercedes A 190 Classic
Mercedes A 190 Classic

Con respecto al cambio, la unidad probada disponía de la opción de embrague automático para acompañar al cambio manual de cinco marchas, esto es, con sólo dos pedales -acelerador y freno- para controlar el vehículo. El único pero que le encontramos a este sistema es su precio, algo más de 120.000 ptas en esta versión. Por lo demás, es totalmente recomendable. La progresión en su actuación está perfectamente conseguida, pudiéndose controlar el movimiento del coche al milímetro, incluso en los aparcamientos más ajustados. Los cambios realizados en marcha son bastante rápidos y únicamente en conducción límite pudiera pedírsele algo más de celeridad. De nuevo, los avances en materia de transmisión nos siguen recordando que sólo vetustas tradiciones -y una indudable economía- mantienen la existencia de ese odioso y arcaico tercer pedal. La conducción del A 190 nos recuerda que estamos en un nivel de calidad no habitual en coches de este tamaño. El tacto de los mando es soberbio y con el coche totalmente equipado, como esta unidad de pruebas, la cantidad de interruptores casi nos recuerda a la cabina de un reactor. Con respecto a este punto, sólo una consideración. Dado el tamaño recortado del coche y la posición del conductor, la mayoría de los mandos secundarios -que habitualmente exigen que la mirada se centre en ellos para accionarlos-, incluidos los espejos retrovisores exteriores, están muy alejados de la trayectoria habitual de la mirada del conductor, por lo que se necesita un periodo de acomodación visual superior al de otros coches donde los mandos están prácticamente frente a sus ojos. Otra laguna que encontramos se centra en la visibilidad hacia algunos ángulos, como el tres cuartos trasero, donde la superficie vítrea es mínima y en el delantero, donde el montante del parabrisas es algo más grueso de lo habitual. Del confort de marcha algo comentamos al hablar de las suspensiones, pero es obligado recalcar que los asientos, bien diseñados, resultan algo escasos de tamaño y grosor, lo que repercute en su capacidad de mullido y sujeción lateral del respaldo. En un capítulo más positivo se encuentra la elevada posición de conducción, realmente fantástica, y el nivel sonoro, que siendo suficientemente contenido hasta velocidades de 140/150 km/h, no resulta "agresivo" para nuestros oídos. Como versión cumbre de la gama Mercedes A, este 190 lleva a máximos extremos las ventajas que una magnífica mecánica puede otorgar a este espléndido modelo aunque, también es verdad, no puede disimular los defectos obligados por un diseño teórico básico casi imposible, y que sólo una marca con la capacidad técnica de Mercedes ha sido capaz de llevar a cabo.