Ferrari 575M Maranello

No renuncian a la denominación Maranello, porque se identifica como tal al primer golpe de vista, pero se merece la M de "Modificata", por las mejoras en suspensión, aerodinámica y transmisión. El paso de 550 a 575 explica el aumento de cilindrada de 5,5 a 5,75 litros.

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Cuando vean surgir entre el tráfico un 575, sólo los más aficionados repararán en los faros que lo diferencian de su antecesor, el 550. Y sólo los entendidos apreciarán las modificaciones en el paragolpes para mejorar la aerodinámica y la capacidad para dejar entrar aire. Sin embargo, la mejor manera de reconocerlo será el oído. Y no es que el V12, que sube su cilindrada a base de aumentar carrera y diámetro, haya cambiado su musicalidad, sino que se ha robotizado el cambio para la versión denominada F1. Gracias a ello, una reducción de marcha, sea automática o sea tirando de la leva que está tras el volante, parece que ha sido realizada por el mejor piloto de la vieja escuela, con un perfecto doble embrague y un sonido... incalificable. Esto y abrir la fila de la izquierda en la autopista no son las únicas cosas que hace por sí mismo el Maranello. En realidad, todas ellas se resumen en que el 575M permite, como las realizaciones de los últimos diez años de Ferrari, ser puesto en manos de cualquier conductor y servirle de sensaciones reservadas al mundo de los pilotos y la competición. Liberados de la molestia del pedal de embrague, de tener que acertar en el recorrido de la palanca de cambios, de soltar una mano del volante, el conductor se puede concentrar por completo en la carretera, puede cambiar de marcha de forma instantánea en cualquier momento y cualquier circunstancia.