Daewoo Kalos 1.4 SR

La marca surcoreana basa su estrategia para el Kalos en un diseño moderno y funcional y un precio contenido.

Daewoo Kalos 1.4 SR
Daewoo Kalos 1.4 SR

Con este mercado feroz, ¿qué ofrece el Kalos para desbancar a un Corsa, un Punto o un C3? Pues una potencia similar pero con más cilindrada que el Opel y el Fiat, 1.4 frente a los 1.2 multiválvula; una línea novedosa (el C3 también), con mucho espacio para las piernas de los pasajeros y ABS. En contra, la marca Daewoo no goza del mismo nombre que Citroën, Fiat u Opel.El interior, aunque amplio, no da la misma sensación de calidad que sus rivales. No es tanto de ajuste como de pequeños detalles de remate, cortes de los plásticos o el tacto de los materiales. El respaldo de los asientos traseros está demasiado inclinado, si bien la postura es muy alta y se ve bien la carretera, dando una mayor sensación de control y a la larga menos de mareo. La mayor habitabilidad se paga en un maletero pequeño; quizás demasiado pequeño, unos 50 litros menos que sus rivales. De todas formas, el espacio disponible en el interior no se aprovecha para ofrecer un plus que lo hiciera distinto. Por ejemplo, algo más de versatilidad y modularidad, como desmontar los asientos o algún compartimento extra. El motor 1.4 tampoco saca partido a su cilindrada para ofrecer unas prestaciones brillantes. No es lo primordial en un coche utilitario, pero además de como segundo coche de una familia también juega el papel de primer coche entre los jóvenes, que no renuncian a viajar a donde haga falta siempre que tengan dinero para sobrevivir. Ellos sabrán apreciar las cualidades ruteras, donde el Kalos se comporta con dignidad. El motor, es cierto, no ofrece las mismas prestaciones que los rivales europeos como Punto, Clio o Corsa, pero tampoco se queda tan lejos. Además en gran parte se debe a unos desarrollos mal elegidos que dejan la cuarta y la quinta muy largas. En concreto, la quinta, con un desarrollo de casi 36 km/h por cada 1.000 vueltas hace necesario recurrir a la cuarta al mínimo repecho, incluso —si ponemos el aire acondicionado— a tercera si la pendiente es pronunciada. El caso es que el salto entre la tercera y la cuarta es tan acusado que en ocasiones nos encontraremos que en cuarta falta fuerza y en tercera el motor va a un régimen elevado, donde el ruido es mucho y la respuesta poca. Al final, un desarrollo pensado en reducir consumos, sonoridad y mantener un régimen desahogado a ritmo de autovía se vuelve en contra en cuanto el terreno sube y baja. Además el hecho de tener que reducir para mantener el crucero se paga en un consumo elevado por autopista, sobre todo si queremos compaginarlo con el uso del aire acondicionado. El aire supone un lastre importante para el motor, baja el rendimiento y el consumo se dispara. Durante un viaje con dos personas y máxima exigencia del motor, viento en contra y aire acondicionado llegamos a medir un consumo de 12 l/100 km, mientras que con la misma exigencia y abuso sin aire se quedó en 8,3 l/100 km.