Mazda Premacy 1.8 16V

En el tamaño de un compacto al uso, Mazda ha metido un monovolumen. Es la moda, pero la marca japonesa ha sabido hacerlo con bastante acierto. El Premacy, su nuevo modelo estrella, es un familiar de talante divertido.

Mazda Premacy 1.8 16V
Mazda Premacy 1.8 16V

Fabricado en la localidad japonesa de Hofu, donde Mazda tiene su línea de montaje más avanzada, el Premacy acaba de salir al mercado español. Es un monovolumen desarrollado a partir de la plataforma del Mazda 323 y tiene el ancho y el largo de un coche compacto. Sin embargo, con sus 157 centímetros de altura, es bastante más alto que, por ejemplo, el Ford Focus, un vehículo que se aproxima a sus medidas. A primera vista resulta bastante atractivo. Los grupos ópticos traseros se han moldeado en una figura alargada y los reflectores están hechos de forma que resalte su brillo. Uno de los rasgos distintivos, que será común en todos los próximos modelos de Mazda, es la parrilla de cinco puntas, la misma forma que tiene la ventanilla del portón trasero. Lo estilizado de su línea le da un aire muy ágil y, pese a su altura, no tiene aspecto de tosco. Todo lo contrario, tiene alguna reminiscencia deportiva. Esta impresión se confirma al volante. La unidad probada por Autopista Online llevaba el motor de gasolina, que es bastante más silencioso que el Diesel, además de más potente. En concreto, la versión inicial es un 1.8 de 115 CV. La motorización Diesel, un 2.0 DiTD ofrece 90 CV. La inyección es variable, sin rampa común, pero da buenas cifras en potencia y consumo. Mazda ha previsto dos tipos de transmisiones: una caja manual de cinco velocidades en dos versiones (F5M y G5MX), una para gasolina y otra para Diesel, y una caja automática que se incorporará a la motorización de gasolina y tendrá cuatro marchas. Esta opción permite seleccionar funciones avanzadas para diferentes tipos de conducción. Con el propulsor de gasolina, el Premacy puede acelerar de parado a 100 kilómetros por hora en 11,4 segundos, una cifra nada mala para un coche de su volumen. Una vez embalado, corre con gran soltura. Sostiene cruceros de 160 km/h sin aparente esfuerzo y, engranada la cuarta velocidad, unos desarrollos bastante cortos proporcionan una buena aceleración. Lo mismo en quinta. Apenas hace falta reducir para adelantar, con apretar un poco más el pedal derecho tenemos la punta de gas necesaria. Después, conduciendo, el coche es cómodo y, sobre todo, muy estable. El punto de gravedad se ha estudiado muy bien y es muy bajo para un vehículo tan alto. Con eso y un chasis que ya era satisfactorio en el 323, se logra una marcha de lo más correcta. En recta la estabilidad es total y en curva, incluso a velocidades altas, el Premacy permite una conducción relajada y agradable. Lo preciso de su comportamiento hace que sea posible apurar el motor buscando una respuesta más deportiva. No hay ningún problema, el Premacy se adapta sin problemas y se agarra a la carretera como si nada. Fabricado en la localidad japonesa de Hofu, donde Mazda tiene su línea de montaje más avanzada, el Premacy acaba de salir al mercado español. Es un monovolumen desarrollado a partir de la plataforma del Mazda 323 y tiene el ancho y el largo de un coche compacto. Sin embargo, con sus 157 centímetros de altura, es bastante más alto que, por ejemplo, el Ford Focus, un vehículo que se aproxima a sus medidas. A primera vista resulta bastante atractivo. Los grupos ópticos traseros se han moldeado en una figura alargada y los reflectores están hechos de forma que resalte su brillo. Uno de los rasgos distintivos, que será común en todos los próximos modelos de Mazda, es la parrilla de cinco puntas, la misma forma que tiene la ventanilla del portón trasero. Lo estilizado de su línea le da un aire muy ágil y, pese a su altura, no tiene aspecto de tosco. Todo lo contrario, tiene alguna reminiscencia deportiva. Esta impresión se confirma al volante. La unidad probada por Autopista Online llevaba el motor de gasolina, que es bastante más silencioso que el Diesel, además de más potente. En concreto, la versión inicial es un 1.8 de 115 CV. La motorización Diesel, un 2.0 DiTD ofrece 90 CV. La inyección es variable, sin rampa común, pero da buenas cifras en potencia y consumo. Mazda ha previsto dos tipos de transmisiones: una caja manual de cinco velocidades en dos versiones (F5M y G5MX), una para gasolina y otra para Diesel, y una caja automática que se incorporará a la motorización de gasolina y tendrá cuatro marchas. Esta opción permite seleccionar funciones avanzadas para diferentes tipos de conducción. Con el propulsor de gasolina, el Premacy puede acelerar de parado a 100 kilómetros por hora en 11,4 segundos, una cifra nada mala para un coche de su volumen. Una vez embalado, corre con gran soltura. Sostiene cruceros de 160 km/h sin aparente esfuerzo y, engranada la cuarta velocidad, unos desarrollos bastante cortos proporcionan una buena aceleración. Lo mismo en quinta. Apenas hace falta reducir para adelantar, con apretar un poco más el pedal derecho tenemos la punta de gas necesaria. Después, conduciendo, el coche es cómodo y, sobre todo, muy estable. El punto de gravedad se ha estudiado muy bien y es muy bajo para un vehículo tan alto. Con eso y un chasis que ya era satisfactorio en el 323, se logra una marcha de lo más correcta. En recta la estabilidad es total y en curva, incluso a velocidades altas, el Premacy permite una conducción relajada y agradable. Lo preciso de su comportamiento hace que sea posible apurar el motor buscando una respuesta más deportiva. No hay ningún problema, el Premacy se adapta sin problemas y se agarra a la carretera como si nada.