No hay duda, es un 4 cilindros. El tacto y la acústica convencional del 220 CDI, hoy rebautizado como BlueTEC por su nueva tecnología en limpieza de emisiones y por ser ya Euro6, es, prácticamente, la única limitación que siento en el nuevo Mercedes Clase C. Entendida, claro, como factor distintivo entre las grandes berlinas de la marca. No es que un Clase E no lo monte también con suficiencia, que lo hace, pero hoy, aquí, es la única opción Diesel. Y tampoco se ven 6 cilindros gasolina… de momento. El resto, se mide ya en la distancia corta, muy corta. Tanto, que si la suspensión neumática fue siempre exclusiva de segmentos superiores (olvídala aún en Audi A4 y BMW Serie 3), hoy el nuevo Mercedes Clase C puede equiparla por 1.600 €, elevando el confort de rodadura a estándares nunca sospechados en berlinas medias, y, sí, no lo ocultemos, donde hasta ahora sólo se acercó en su día el Citroën C5 con su particular visión hidroneumática.
Entra luego al nuevo Mercedes Clase C y cierra puertas, toca elevalunas, toma asiento (20 milímetros más bajo que antes para sentir también de inicio el rejuvenecimiento hoy de Mercedes) y percibe la calidad de unos materiales meticulosamente rematados. Me cuesta, no ya enfrentarlo a sus rivales Audi A4 y BMW Serie 3 (con los que, por cierto, llevaba años a remolque), sino incluso encontrar tan buena ejecución en un actual Mercedes Clase E. La climatización, incluso, activa la recirculación al entrar a un túnel para no respirar gases nocivos, mientras que, puestos a cuidar el ambiente, puedes pedir el ionizador y el difusor de fragancias… de un Mercedes Clase S. Ambición con C.
Clase S a escala
De lo que no cabe ya duda es de que el nuevo Mercedes Clase S estuvo presente en los proyectos de regeneración del Clase C, y tanto en diseño, como en tecnología y, por supuesto, en arquitectura. De hecho, ambos comparten plataforma modular, la nueva de Mercedes con motores longitudinales, que no sólo acaba por favorecer a las clases más bajas, sino que, de paso, le distingue aún más de los Mercedes de entrada, todos ya por debajo con motor transversal y otra base específica. El nuevo Mercedes Clase C, sin duda, es el gran beneficiado.
Si en su día creí que el moderno 'semi coupé' Mercedes CLA le comprometía, hoy veo y siento que este Mercedes Clase C está a otro nivel… siendo ahora realmente el Clase E casi el amenazado. Incluso se le acerca en dimensiones, debiendo crecer hasta 10 centímetros en longitud para reubicarse por encima hoy de ese CLA, y estirando la batalla también 8 cm. De partida, por tanto, nos llega hoy un Mercedes Clase C muy diferente, con mucho más empaque y una prestancia y equipamiento nunca vistos en el segmento, donde destaca la nueva cámara estereoscópica… también del Clase S. Ya de serie, junto a todo lo importante en confort, ofrece un sistema anticolisión capaz de frenar por sí solo el coche a menos de 50 km/h, además de alerta de cansancio, 9 airbags, control de presión de neumáticos, faros de Led, capó activo, sensores de luz y lluvia o hasta una práctica detección de sillita en el asiento de acompañante para desconectar automáticamente el airbag frontal.
La dotación es, por tanto, muy superior a lo acostumbrado por Audi, BMW y la propia Mercedes, y que, hoy sí, justifica una tarifa de partida siempre superior en el Clase C. Suma además opciones y podrás también configurar casi un Clase C de ciencia ficción: hasta 60 km/h puede seguir al coche de delante. Clase C innovadora, pero sin renunciar, cómo no, a una Clase C clásica. Apuesta ahora a la línea Exclusive para circular con la tradicional estrella sobre el capó, viaja en sus ligeramente mejoradas pero aún contenidas plazas traseras (hay espacio, pero Audi A4 o BMW Serie 3 siguen ofreciendo más anchura y distancia para piernas) y, sobre todo, disfruta de su comodidad en carretera. Confort con C.
Clase alta
Visto que en tecnología e interior este nuevo Mercedes Clase C salta dos generaciones: deja tan antiguos a Audi A4 y BMW Serie 3… que ya anuncian importantes renovaciones en 2015. Pero también en una técnica… nuevamente de Clase S. Mano de nuevo a su plataforma y más uso de aluminio, casi un 50 por ciento del total. Cierto que, en báscula, no vemos los 100 kg menos anunciados por Mercedes, pero por su mayor tamaño e inmenso equipamiento, el aligeramiento está.
Como también está hoy en este Mercedes Clase C un nuevo y sofisticado eje delantero ya de 4 brazos que jubila al tradicional McPherson y que, por ahora, no montan ni sus rivales… ni un Clase E. Con él pierde casi medio metro de diámetro de giro, pero, con una dirección más directa de serie y con desmultiplicación variable, ahora también gira antes: tanto, que sus reducidísimas 2,1 vueltas de volante (antes 2,75) pueden hacerte subir a más de una rotonda hasta tu adaptación. Así que, salvo en apurados giros de 180 grados, sentirás incluso mejor maniobrabilidad, además del superior refinamiento de un eje que aísla mejor suspensión y dirección, transmitiéndote siempre mayor filtrado de cualquier imperfección del asfalto.
Tras nuestra primera toma de contacto con el nuevo Mercedes Clase C, hace casi 2 meses, ya apreciamos su inédita calidad de rodadura con el extra de la suspensión neumática, así que debíamos comprobar hoy dónde hasta dónde llega su evolución de serie. Existe un primer nivel de rodaje Confort, pero optamos esta vez a la configuración intermedia de la línea Avantgarde: siempre, como antes, con amortiguadores que modifican solos mecánicamente su tarado en función al bache y el balanceo, y chasis 15 milímetros rebajado. Más que suficiente.
Sin la excelencia de la suspensión neumática, este Mercedes Clase C ofrece ya una calidad de pisada a la que no llegan Audi A4 o BMW Serie 3 y, a pesar de ser algo más seco en compresión junto a la llanta opcional de 18 pulgadas (sobre neumático delantero 225/45 y trasero 245/40), nunca limita el gran confort, otorgándole también muy buena agilidad: descartaría así el siguiente tren de rodaje deportivo con tarado más rígido.
Ten en cuenta claro que es un Mercedes Clase C, así que tampoco esperes el dinamismo y la ligereza (aquí, sí, 100 kg de diferencia) de un BMW Serie 3: Mercedes sigue soltando algo más la carrocería en extensión. Movimiento, por otra parte, que siempre transparenta para informar con antelación y mucha progresividad de todas sus reacciones. Muy seguro, no verás hoy al final, tampoco en un Audi A4, tan gran equilibrio como el de este Clase C. Imperturbable y aplomadísimo en vías rápidas, es luego muy incisivo por dirección (aunque echo en falta más retorno en enlazadas extremas), consistente en la frenada e inamovible una vez ya apoyado sin necesidad, al tiempo, de requerir tanta actuación del ESP como el Audi A4. Armónico con C.
Mini consumos
Muchorefinamiento en el nuevo Mercedes Clase C y eso que, volvemos al inicio, no oculta su 4 cilindros, entre los que tampoco es hoy este 220 BlueTEC una referencia acústica. Sientes que en aceleración empaña algo tanto concierto de suspensión, rodadura y aislamiento… hasta que olvidas que no vas en un Audi A8 o un Clase S y te subes luego a un 320d de BMW en el que percibes aún menos finura en la arrancada y más vibraciones.
De enorme respuesta, este Mercedes C 220 BlueTEC también es prácticamente tan rápido como el siempre instantáneo BMW 320d a pesar de su mayor peso. Con gran empuje desde 1.500 rpm y muy gradual en la estirada, su asociación al cambio automático 7G-Tronic Plus de 7 marchas es además exquisita. Descartado el doble embrague 7G-DCT que llevan los Clase A y CLA 220 CDI por no casar por brusquedad con un Clase C, el convertidor de par sí aporta aquí la suavidad exigida.
Propio de Mercedes, cierto que este cambio no tiene la rapidez en secuencial, ni la estirada (no deja subir casi de 4.000 rpm… ni en modo Manual) ni, ante todo, el fantástico modo de propulsión por inercia en desaceleraciones del referencial ZF de BMW (bueno, y de Rolls-Royce, Jaguar, Land Rover…), pero sorprende por una gestión muy inteligente donde, además de buscar máxima eficiencia, también cuida la prestación: verás cómo retiene mucho la marcha, por ejemplo, en subidas para no dejarte nunca colgado y anticiparse a cualquier repentina demanda de aceleración. No falla. Lo mejor es que, aun así, los consumos de este C 220 BlueTEC son magníficos… hasta superar en casi un litro y medio al A4 2.0 TDI Multitronic y en casi 0,3 l/100 km al hasta ahora imbatible BMW 320d. Era ya lo que le faltaba a una berlina de Mercedes que termina por demostrar que, cochazo, hoy se escribe en el segmento sin duda con C.