Mercedes da un impulso al segmento de las berlinas compactas con la introducción del Clase A Sedán, un modelo que antes no existía dentro de su extensa gama. Por tamaño, y quizá también por diseño y enfoque, se encuentra a medio camino entre el Clase A y el “coupé" de cuatro puertas CLA. Respecto al Clase A convencional, la longitud de la carrocería se incrementa desde 4,42 hasta 4,55 m, algo que le brinda más maletero —pasa de 350 a 436 litros, según nuestras mediciones—, aunque renuncia al práctico portón.
El interior del Mercedes Clase A 200 Sedán es uno de los apartados más cuidados, de hecho encontramos muchos elementos que también emplean Mercedes de clases superiores, como la disposición de los mandos o las pantallas. El conjunto, muy atractivo a la vista, está ejecutado con materiales de buena calidad, entre ellos aluminio, inserciones en negro piano y revestimientos de piel.
PRESTACIONES | Mercedes A 200 7G-DCT Sedán 163 CV |
Acel. 0-100 km/h | 7,93 s |
Acel. 0-400 metros | 15,75 s |
Sonoridad 100 km/h | 66,9 dBA |
Sonoridad 120 km/h | 70,6 dBA |
Frenada desde 140 km/h | 70,87 m |
Peso en báscula | 1.427 kg |
Una vez sentados al volante, la postura de conducción es perfecta, al igual que la visibilidad hacia delante, gracias a los delgados pilares delanteros y la buena ubicación de los retrovisores. Pocos puntos criticables en este apartado, quizá la tapicería de piel, algo dura, y la ausencia de una superficie acolchada para que la rodilla derecha repose en la consola central. Por lo demás, ofrece equipamientos de toda índole. Presume de un logrado sistema de información y entretenimiento MBUX, así como completísimos menús de configuración para el cuadro de instrumentos digital, las luces ambientales o las informaciones mostradas en sus pantallas, entre las que no faltan indicadores deportivos, gráficas de consumo y asistente de eficiencia. La guinda la ponen el reconocimiento de órdenes vocales, que hace muy bien su trabajo, y el navegador con realidad aumentada, que superpone indicaciones en las imágenes captadas por la cámara frontal. En definitiva, es por ahora el más moderno de su categoría en este sentido.
CONSUMOS | Mercedes A 200 7G-DCT Sedán 163 CV |
Consumo en ciudad | 6,8 l/100 km |
Consumo en carretera | 5,2 l/100 km |
Consumo medio | 5,9 l/100 km |
Mercedes Clase A 200 Sedán: eficiente mecánica
A pesar de su contenida cilindrada de 1,33 litros, el motor resulta agradable, muy lineal y de respuesta inmediata, con una brillante zona media. La transmisión automática de doble embrague también es impecable, eso sí, dependiendo del modo de conducción seleccionado, batalla constantemente entre la eficiencia, insertando la velocidad más larga posible, y la disponibilidad de prestaciones, reduciendo con frecuencia ante leves cambios de ritmo.
ESPACIO | Mercedes A 200 7G-DCT Sedán 163 CV |
Anchura delantera | 140 cm |
Anchura trasera | 136 cm |
Altura delantera | 85/95 cm |
Altura trasera | 90 cm |
Espacio para piernas | 71 cm |
Maletero | 436 litros |
Por otro lado, hay que tener en cuenta que es una berlina pequeña y no brinda la típica sensación de ir flotando sobre el asfalto de los grandes Mercedes, aunque transmite mucha calidad de rodadura. Está muy bien amortiguado, con un tarado de suspensiones tirando a firme, pero manteniendo muy buen compromiso entre confort y eficacia dinámica. Es destacable la gran agilidad que proporciona en curva ante una conducción muy exigente, fruto de una dirección muy rápida y de un preciso tren delantero, con muchísimo agarre disponible y buena capacidad de tracción. El eje trasero va por su sitio en todo momento, muy sujeto y poco reactivo ante las transferencias de masas —el motor apenas retiene al levantar el pie del acelerador—, aunque puede aportar eficacia en fuertes apoyos o al cerrar dirección bruscamente (algo más que el Mercedes A 180 d de 5 puertas que probamos en su momento).
Las conseguidas ayudas electrónicas al chasis colaboran cuando es necesario, pero casi sin dejarse notar. Incluso poniéndolas a prueba acelerando a fondo en medio de una curva cerrada, el control de tracción, el frenado selectivo de las ruedas interiores y el redondeo del tren posterior actúan al unísono y en total armonía para mantener una trazada de tiralíneas, gestionando milimétricamente la potencia del motor para no sobrepasar el límite de lo que el bastidor puede aguantar, que es mucho. Es, sin duda, un coche con carácter y argumentos propios para ganarse a su público.