Mégane R.S. Cup vs León Cupra R

Enfrentar al Renault más potente de la actualidad con el Seat de calle con más caballos de la historia es toda una experiencia. Potentes motores, chasis con diferenciales deportivos, suspensiones duras, imagen... Quizá debimos titularlo 'Heavy Metal' ¡lo tienen todo!

Mégane R.S. Cup vs León Cupra R
Mégane R.S. Cup vs León Cupra R

No serán las versiones más vendidas de cada casa, ni tampoco las más lógicas, pero no hay duda que son las que más expectación levantan; auténticos coches para los más apasionados. El hecho de poder acceder a un vehículo «económico» capaz de sacar los colores a coches caros, mucho más potentes y firmados por marcas como Audi o BMW y, además, transmitir a su conductor sensaciones más deportivas y directas, resulta una satisfacción que no todo el mundo entiende. Por un lado tenemos al Seat Cupra R, un modelo basado en el conocido Cupra, con el que comparte prácticamente todo, pero con el extra del motor de 265 CV que ya estrenó el Audi S3 —sin la tracción total—, suspensión más dura y ligeros detalles de acabado específi cos. Frente a él, Renault pone a su Mégane R.S. de 250 CV.


Por potencia o precio, El Megane R.S. debería ser rival directo del Cupra convencional. Sin embargo, como ya viene siendo habitual en los deportivos de la casa francesa, cuenta con un acabado específico denominado «Cup» que lo convierte en un auténtico R e iguala en precio al Seat. En los dos casos contamos con suspensiones muy duras, motores turboalimentados con cuatro cilindros de dos litros de cilindrada y cajas de cambios manuales de seis marchas. La principal diferencia está a la hora de entregar la potencia al suelo, puesto que mientras en Seat recurren a un diferencial convencional apoyado sobre la electrónica del ESP que simula, a través de los frenos, las reacciones de un autoblocante mecánico —el denominado XDS—, en Renault apuestan por unautoblocante GKN cien por cien mecánico, tarado a un 40 por ciento en aceleración. El reto está servido.

Estamos ante dos coches de amortiguaciones duras como piedras, y eso tiene sus ventajas e inconvenientes en la conducción. Los dos se comportan de maravilla en conducción deportiva —en este apartado uno gana pero el otro no pierde— aunque son algo duros para el día a día, pero no más que un Focus RS. Para la conducción diaria nos gusta mucho más el Cupra R. La suspensión no es tan seca como la del Renault —el duro mullido de asiento del francés tampoco ayuda mucho— y permite que su conductor se pueda relajar algo más. En comparación, su dirección es más suave, el accionamiento del cambio más cómodo y el tacto de los pedales menos duro. Se podría decir que tiene un tacto general más burgués, típico de los VAG de última generación. En cambio, en elMegane R.S. todo es más duro, no llega a los límites de un coche de carreras pero se acerca bastante.

Para el que le guste este tipo de coches, estará encantado de tal dureza. Con los dos modelos se puede circular muy rápido y muestran aplomo de sobra en conducción legal. En curva rápida trasmite más confianza el Seat, pero no por ello es más efectivo. El Mégane se mueve más; la dirección es muy directa y no perdona las indecisiones del conductor, que tendrá que acostumbrarse a mantener el ángulo de giro si no quiere marear a sus ocupantes y trasmitirles sensación de inseguridad. Si se practica conducción deportiva, esa precisión del Mégane se agradece mucho más que la del «burgués» León. Al inicio del giro el Seat entra mucho mejor de morro, mientras que al Renault le cuesta un poco más… hasta que la zaga empieza a insinuarse ligeramente hacia fuera, ayudando a las ruedas delanteras a acercarse al vértice de la curva. En ese punto es cuando salen a relucir las diferencias.

Al abrir gas, el León se queda en la trazada que hemos elegido, se escucha el patinaje de las ruedas y se siente en el volante que hay pérdidas de tracción, pero el coche ni se inmuta; el XDS está haciendo su trabajo y hace que el Cupra R salga como una exhalación. Cuando se abre gas en el Renault, hay que hacerlo con decisión para que el autoblocante y el neumático hagan su trabajo. Al inicio de la aceleración, la parte delantera tira hacia el interior de la curva, momento en el que hay que mantener el ángulo de giro y esperar a que se vaya abriendo poco a poco; en definitiva, como en un coche de carreras. Un detalle muy importante es que en nuestro circuito en León hizo el mismo tiempo con el ESP puesto y quitado, lo que da a entender la calidad de la electrónica del Seat y la apuesta por la efectividad en el caso del Mégane.

 

Mégane R.S. Cup 

León Cupra R

Con ESP  

1’28’05

1’27’78

Sin ESP  

1’26’82

1’27’71

No serán las versiones más vendidas de cada casa, ni tampoco las más lógicas, pero no hay duda que son las que más expectación levantan; auténticos coches para los más apasionados. El hecho de poder acceder a un vehículo «económico» capaz de sacar los colores a coches caros, mucho más potentes y firmados por marcas como Audi o BMW y, además, transmitir a su conductor sensaciones más deportivas y directas, resulta una satisfacción que no todo el mundo entiende. Por un lado tenemos al Seat Cupra R, un modelo basado en el conocido Cupra, con el que comparte prácticamente todo, pero con el extra del motor de 265 CV que ya estrenó el Audi S3 —sin la tracción total—, suspensión más dura y ligeros detalles de acabado específi cos. Frente a él, Renault pone a su Mégane R.S. de 250 CV.


Por potencia o precio, El Megane R.S. debería ser rival directo del Cupra convencional. Sin embargo, como ya viene siendo habitual en los deportivos de la casa francesa, cuenta con un acabado específico denominado «Cup» que lo convierte en un auténtico R e iguala en precio al Seat. En los dos casos contamos con suspensiones muy duras, motores turboalimentados con cuatro cilindros de dos litros de cilindrada y cajas de cambios manuales de seis marchas. La principal diferencia está a la hora de entregar la potencia al suelo, puesto que mientras en Seat recurren a un diferencial convencional apoyado sobre la electrónica del ESP que simula, a través de los frenos, las reacciones de un autoblocante mecánico —el denominado XDS—, en Renault apuestan por unautoblocante GKN cien por cien mecánico, tarado a un 40 por ciento en aceleración. El reto está servido.

Estamos ante dos coches de amortiguaciones duras como piedras, y eso tiene sus ventajas e inconvenientes en la conducción. Los dos se comportan de maravilla en conducción deportiva —en este apartado uno gana pero el otro no pierde— aunque son algo duros para el día a día, pero no más que un Focus RS. Para la conducción diaria nos gusta mucho más el Cupra R. La suspensión no es tan seca como la del Renault —el duro mullido de asiento del francés tampoco ayuda mucho— y permite que su conductor se pueda relajar algo más. En comparación, su dirección es más suave, el accionamiento del cambio más cómodo y el tacto de los pedales menos duro. Se podría decir que tiene un tacto general más burgués, típico de los VAG de última generación. En cambio, en elMegane R.S. todo es más duro, no llega a los límites de un coche de carreras pero se acerca bastante.

Para el que le guste este tipo de coches, estará encantado de tal dureza. Con los dos modelos se puede circular muy rápido y muestran aplomo de sobra en conducción legal. En curva rápida trasmite más confianza el Seat, pero no por ello es más efectivo. El Mégane se mueve más; la dirección es muy directa y no perdona las indecisiones del conductor, que tendrá que acostumbrarse a mantener el ángulo de giro si no quiere marear a sus ocupantes y trasmitirles sensación de inseguridad. Si se practica conducción deportiva, esa precisión del Mégane se agradece mucho más que la del «burgués» León. Al inicio del giro el Seat entra mucho mejor de morro, mientras que al Renault le cuesta un poco más… hasta que la zaga empieza a insinuarse ligeramente hacia fuera, ayudando a las ruedas delanteras a acercarse al vértice de la curva. En ese punto es cuando salen a relucir las diferencias.

Al abrir gas, el León se queda en la trazada que hemos elegido, se escucha el patinaje de las ruedas y se siente en el volante que hay pérdidas de tracción, pero el coche ni se inmuta; el XDS está haciendo su trabajo y hace que el Cupra R salga como una exhalación. Cuando se abre gas en el Renault, hay que hacerlo con decisión para que el autoblocante y el neumático hagan su trabajo. Al inicio de la aceleración, la parte delantera tira hacia el interior de la curva, momento en el que hay que mantener el ángulo de giro y esperar a que se vaya abriendo poco a poco; en definitiva, como en un coche de carreras. Un detalle muy importante es que en nuestro circuito en León hizo el mismo tiempo con el ESP puesto y quitado, lo que da a entender la calidad de la electrónica del Seat y la apuesta por la efectividad en el caso del Mégane.

 

Mégane R.S. Cup 

León Cupra R

Con ESP  

1’28’05

1’27’78

Sin ESP  

1’26’82

1’27’71