Hemos decidido comparar una de las últimas grandes berlinas en renovarse, el Mazda6, con dos propuestas tan interesantes como el Opel Insignia de segunda generación y la referencia que siempre es el Volkswagen Passat. Se trata de un trío excepcional en términos de continente y contenido, de la conducción, y de lo que tiene que ver con conectividad y ayudas a la conducción. Los enfrentamos en versiones Diesel y con la más versátil y espaciosa carrocería familiar.
El Mazda6 es el más moderno tras su puesta al día. Ésta ha ido más allá de lo estético y ha pasado por elementos que afectan a la seguridad activa, incrementan su efectividad —como el renovado G-Vectoring— y llevan mejoras a los motores, especialmente a los Diesel, que mantienen su estructura de doble turbo pero modificando el mayor, con geometría variable, sodio en las válvulas de escape, nuevos mecanizados interiores y un catalizador SCR que refuerza su lugar de privilegio entre los Diesel. Sin embargo, las sutiles transformaciones estéticas hacen que no parezca tan innovador como el Opel Insignia y conserva algunas de las limitaciones que mantenía, como un acceso trasero menos favorable que en sus rivales.
El Opel Insignia estrenó su segunda generación hace ya varios meses y a pesar de ello sigue aparentando novedad absoluta. A pesar de haber aumentado enormemente en dimensiones y rozar los 5 m de longitud, es más ligero que antes y sigue alineado con sus rivales a pesar de su mayor tamaño, facilitando una buena prestación en términos de dinamismo y eficacia de consumo.
Sus dimensiones dan pie a una habitabilidad de primera, aunque no alcanza los extremos del Volkswagen Passat, capaz de rentabilizar cada centímetro de carrocería de manera ejemplar. No en vano, ofrece un espacio para las piernas de los pasajeros traseros excepcional: nada menos que 5 cm más que el Opel y ¡10 más que el Mazda! Pero es que también cuenta con el mejor acceso trasero y todo ello sin renunciar a un buen espacio de carga. De hecho su maletero es el de mayor capacidad del trío.
ESPACIO | Mazda6 Wagon 2.2 Skyactiv-D Zenith Black AT 184 CV | Opel Insignia ST 2.0 Turbo D 170 CV Exclusive Auto WLPT | VW Passat Sport 2.0 TDI 150 CV DSG Variant |
Anchura delantera | 145 cm | 144 cm | 144 cm |
Anchura trasera | 139 cm | 141 cm | 138 cm |
Altura delantera | 88/94 cm | 91/98 cm | 89/96 cm |
Altura trasera | 97 cm | 91 cm | 96 cm |
Espacio para piernas | 74 cm | 79 cm | 83 cm |
Maletero | 500 litros | 485 litros | 520 litros |
Sorprende que el Opel se sitúe a la cola del pelotón en cuanto a capacidad, especialmente si tenemos en cuenta que al abatir los respaldos traseros su zona de carga es claramente más larga que en los demás, seguido por el Volkswagen. Se explica por la escasa altura desde el suelo del maletero a la cortinilla, e iguala con el japonés en cuanto a facilidad de carga, de nuevo también ligeramente por detrás del Passat, caracterizado además por presumir de tener un plano de acceso más bajo, la apertura más grande… y tener el tirador a más de 1,90 m, casi 6 cm más que sus rivales, lo que podría ponérselo difícil a personas de poca estatura.
Mazda6, Opel Insignia y VW Passat: comportamiento
Cada uno de los tres es capaz de encontrar su espacio priorizando unas cualidades sobre otras. Así, el Opel se muestra como el de comportamiento más burgués, algo acentuado por su suspensión adaptativa, que ni siquiera en el modo Sport se mostrará extraordinariamente rígida —si bien facilita que se le note mucho más sujeto y con menor balanceo en curvas—. Puede que no resulte instantáneo en sus reacciones ante cambios de apoyo fuertes, pero tampoco nos sorprenderá con una protesta o un mal gesto fácilmente. Se muestra en todo momento como un coche sobrio, sin estridencias, uno de esos que invita a ser conducido de manera relajada, a velocidad constante en vías despejadas donde más se puede apreciar su enorme base rodante. No significa que rehuye el contacto con conductores que ambicionan una conducción rápida, pero no conviene olvidar que estamos ante un coche de casi cinco metros de longitud, con 2,8 m entre ejes, y eso se nota especialmente en carreteras estrechas muy viradas.
PRESTACIONES | Mazda6 Wagon 2.2 Skyactiv-D Zenith Black AT 184 CV | Opel Insignia ST 2.0 Turbo D 170 CV Exclusive Auto WLPT | VW Passat Sport 2.0 TDI 150 CV DSG Variant |
Acel. 0-100 km/h | 8,75 s | 8,97 s | 9,87 s |
Acel. 0-1000 metros | 30,7 s | 30,28 s | 31,53 s |
Sonoridad a 100 km/h | 66,5 dBA | 65,4 dBA | 64 dBA |
Frenada desde 120 km/h | 55 m | 53 m | 56 m |
Peso en báscula | 1.690 kg | 1.692 kg | 1.663 kg |
El Mazda6, por su parte, queda en un punto medio tanto de longitud exterior como de capacidad de carga, y traslada a la berlina familiar el cuño de dinamismo, de reactividad y búsqueda de la precisión en la conducción que la marca japonesa persigue en sus creaciones. Tal vez se nota un punto más artificial, menos natural en sus reacciones que, por ejemplo, en el Passat, pero sí se muestra más reactivo a las indicaciones de acelerador, freno y volante que el Opel y permite unos ritmos de marcha imponentes. Su motor supera en cilindrada al resto y, a pesar de ello, consigue el mejor consumo tanto en ciudad como en carretera… siempre y cuando no lo exprimamos al límite, momento en el que sobresale su potencia adicional, aunque también se vuelve muy sediento. Quedan en evidencia en esos casos los puntos débiles de su cambio automático de «sólo» seis marchas, pues no es tan rápido como los de sus rivales en arrancada y en los sucesivos cambios, aunque también de esa simpleza nace su éxito, ya que le permite ahorrar en las transiciones entre marchas y ganar décimas en aceleración.
CONSUMOS | Mazda6 Wagon 2.2 Skyactiv-D Zenith Black AT 184 CV | Opel Insignia ST 2.0 Turbo D 170 CV Exclusive Auto WLPT | VW Passat Sport 2.0 TDI 150 CV DSG Variant |
Consumo en ciudad | 6,2 l/100 km | 7,4 l/100 km | 6,5 l/100 km |
Consumo en carretera | 5,0 l/100 km | 5,6 l/100 km | 5,1 l/100 km |
Consumo medio | 5,5 l/100 km | 6,3 l/100 km | 5,7 l/100 km |
¿Y el Passat? No es que el «Dieselgate» haya supuesto el fin de la hegemonía de los TDI y la WLTP los condenara, pero Volkswagen en la actualidad sólo ofrece en el Passat la versión de 150 CV. Y lo cierto es que ha aguantado la inferioridad mecánica con bravura y suficiente solvencia, a pesar de encajar más de un segundo tanto en aceleración como si quisiéramos efectuar un adelantamiento. En cualquier caso, se muestra enormemente sólido en sus argumentos, sobre todo frente a las personas de gustos más clásicos. No en vano, la sobriedad y la continuidad aparente que aplica Volkswagen en sus producciones es un argumento buscado deliberadamente, que no esconde una labor excelente en cuanto a conducción.
Además, el Passat es el más espacioso y capaz de los tres, y el que mayores sensaciones subjetivas de conducción llega a ofrecer, tanto desde la respuesta al acelerador, como por su dirección inmediata e imperturbable, o por unos frenos menos asistidos y más fácilmente dosificables que en sus rivales. Al conducirlo, curiosamente, da la sensación de que es un coche más pequeño de lo que es en realidad —consecuencia de usar la plataforma MQB, siempre con la misma distancia desde los pedales al eje delantero independientemente del tamaño del coche— y exhibe en carretera abierta una manejabilidad más próxima a la de un compacto que a la de una gran berlina, aunque con esa sensación de estabilidad y de calidad que tienen éstas.