El buen momento que atraviesa el segmento de los llamados SUV o
todocaminos compactos ha sido el detonante para que los responsables de DaimlerChrysler se lanzaran a comercializar tres modelos de características técnicas similares y vocaciones diferentes. Nos referimos, claro, al
Dodge Caliber, al Jeep Compass y al Patriot, estos dos últimos, clónicos en el fondo, aunque no en la forma. El aspecto exterior del
Patriot es genuinamente Jeep de última generación, es más, podría ser una evolución simplificada del anterior Jeep Cherokee –el de toda la vida- a menor escala, pues
mide 4,4 metros de largo. Mantiene la parrilla tradicional de siete barras,
faros redondos y líneas bastante cuadradas, en especial en la parte del portón posterior, que da acceso a un
maletero de medianas dimensiones -329 litros- pero versátil, con formas muy aprovechables –incluye rueda de repuesto de tamaño normal-, ya que
es muy cúbico y, además, ofrece la posibilidad de abatir los asientos de las plazas posteriores y el respaldo del acompañante, lo que le otorga una
gran superficie y volumen de carga. Dejando al margen algunos
detalles de acabado (tornillos a la vista o plásticos rígidos de aspecto mejorable), el interior del Patriot, similar al del Compass, es
bastante práctico y cuenta con suficientes huecos para dejar objetos. Resulta muy práctica la ubicación de la palanca de cambios, situada en la consola, muy a mano del conductor. Aunque
no dispone de volante regulable en profundidad no es difícil encontrar una postura cómoda al volante, pues los asientos son confortables y están situados en una posición que permite dominar la carretera o la pista. También son cómodos los traseros, que ofrecen excelente altura y distancia para las piernas y son
abatibles en proporciones 60/40 y reclinables, aunque no destacan por su anchura, más propicia para sólo dos ocupantes.
El buen momento que atraviesa el segmento de los llamados SUV o
todocaminos compactos ha sido el detonante para que los responsables de DaimlerChrysler se lanzaran a comercializar tres modelos de características técnicas similares y vocaciones diferentes. Nos referimos, claro, al
Dodge Caliber, al Jeep Compass y al Patriot, estos dos últimos, clónicos en el fondo, aunque no en la forma. El aspecto exterior del
Patriot es genuinamente Jeep de última generación, es más, podría ser una evolución simplificada del anterior Jeep Cherokee –el de toda la vida- a menor escala, pues
mide 4,4 metros de largo. Mantiene la parrilla tradicional de siete barras,
faros redondos y líneas bastante cuadradas, en especial en la parte del portón posterior, que da acceso a un
maletero de medianas dimensiones -329 litros- pero versátil, con formas muy aprovechables –incluye rueda de repuesto de tamaño normal-, ya que
es muy cúbico y, además, ofrece la posibilidad de abatir los asientos de las plazas posteriores y el respaldo del acompañante, lo que le otorga una
gran superficie y volumen de carga. Dejando al margen algunos
detalles de acabado (tornillos a la vista o plásticos rígidos de aspecto mejorable), el interior del Patriot, similar al del Compass, es
bastante práctico y cuenta con suficientes huecos para dejar objetos. Resulta muy práctica la ubicación de la palanca de cambios, situada en la consola, muy a mano del conductor. Aunque
no dispone de volante regulable en profundidad no es difícil encontrar una postura cómoda al volante, pues los asientos son confortables y están situados en una posición que permite dominar la carretera o la pista. También son cómodos los traseros, que ofrecen excelente altura y distancia para las piernas y son
abatibles en proporciones 60/40 y reclinables, aunque no destacan por su anchura, más propicia para sólo dos ocupantes.
El buen momento que atraviesa el segmento de los llamados SUV o
todocaminos compactos ha sido el detonante para que los responsables de DaimlerChrysler se lanzaran a comercializar tres modelos de características técnicas similares y vocaciones diferentes. Nos referimos, claro, al
Dodge Caliber, al Jeep Compass y al Patriot, estos dos últimos, clónicos en el fondo, aunque no en la forma. El aspecto exterior del
Patriot es genuinamente Jeep de última generación, es más, podría ser una evolución simplificada del anterior Jeep Cherokee –el de toda la vida- a menor escala, pues
mide 4,4 metros de largo. Mantiene la parrilla tradicional de siete barras,
faros redondos y líneas bastante cuadradas, en especial en la parte del portón posterior, que da acceso a un
maletero de medianas dimensiones -329 litros- pero versátil, con formas muy aprovechables –incluye rueda de repuesto de tamaño normal-, ya que
es muy cúbico y, además, ofrece la posibilidad de abatir los asientos de las plazas posteriores y el respaldo del acompañante, lo que le otorga una
gran superficie y volumen de carga. Dejando al margen algunos
detalles de acabado (tornillos a la vista o plásticos rígidos de aspecto mejorable), el interior del Patriot, similar al del Compass, es
bastante práctico y cuenta con suficientes huecos para dejar objetos. Resulta muy práctica la ubicación de la palanca de cambios, situada en la consola, muy a mano del conductor. Aunque
no dispone de volante regulable en profundidad no es difícil encontrar una postura cómoda al volante, pues los asientos son confortables y están situados en una posición que permite dominar la carretera o la pista. También son cómodos los traseros, que ofrecen excelente altura y distancia para las piernas y son
abatibles en proporciones 60/40 y reclinables, aunque no destacan por su anchura, más propicia para sólo dos ocupantes.
El buen momento que atraviesa el segmento de los llamados SUV o
todocaminos compactos ha sido el detonante para que los responsables de DaimlerChrysler se lanzaran a comercializar tres modelos de características técnicas similares y vocaciones diferentes. Nos referimos, claro, al
Dodge Caliber, al Jeep Compass y al Patriot, estos dos últimos, clónicos en el fondo, aunque no en la forma. El aspecto exterior del
Patriot es genuinamente Jeep de última generación, es más, podría ser una evolución simplificada del anterior Jeep Cherokee –el de toda la vida- a menor escala, pues
mide 4,4 metros de largo. Mantiene la parrilla tradicional de siete barras,
faros redondos y líneas bastante cuadradas, en especial en la parte del portón posterior, que da acceso a un
maletero de medianas dimensiones -329 litros- pero versátil, con formas muy aprovechables –incluye rueda de repuesto de tamaño normal-, ya que
es muy cúbico y, además, ofrece la posibilidad de abatir los asientos de las plazas posteriores y el respaldo del acompañante, lo que le otorga una
gran superficie y volumen de carga. Dejando al margen algunos
detalles de acabado (tornillos a la vista o plásticos rígidos de aspecto mejorable), el interior del Patriot, similar al del Compass, es
bastante práctico y cuenta con suficientes huecos para dejar objetos. Resulta muy práctica la ubicación de la palanca de cambios, situada en la consola, muy a mano del conductor. Aunque
no dispone de volante regulable en profundidad no es difícil encontrar una postura cómoda al volante, pues los asientos son confortables y están situados en una posición que permite dominar la carretera o la pista. También son cómodos los traseros, que ofrecen excelente altura y distancia para las piernas y son
abatibles en proporciones 60/40 y reclinables, aunque no destacan por su anchura, más propicia para sólo dos ocupantes.